{"id":1001567,"date":"2024-02-09T05:33:37","date_gmt":"2024-02-09T05:33:37","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/ay-maria-la-obra-fue-divertidisima-senora-lincoln\/"},"modified":"2024-02-09T05:33:39","modified_gmt":"2024-02-09T05:33:39","slug":"ay-maria-la-obra-fue-divertidisima-senora-lincoln","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/ay-maria-la-obra-fue-divertidisima-senora-lincoln\/","title":{"rendered":"\u00a1Ay Mar\u00eda! La obra fue divertid\u00edsima, se\u00f1ora Lincoln"},"content":{"rendered":"


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El mundo apenas notar\u00e1 ni recordar\u00e1 por mucho tiempo lo que decimos aqu\u00ed, pero nunca podr\u00e1 olvidar lo que hicieron aqu\u00ed.
\n Foto de : Emilio Madrid<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

Hay un chiste cl\u00e1sico en el que a un personaje le bajan los pantalones para revelar sus calzoncillos con estampado de corazones. Es el tipo de chiste de vodevil que rara vez se ve fuera de las tiras c\u00f3micas como garfield<\/em>. Pero a mitad de camino \u00a1Ay Mar\u00eda!<\/em>mientras Mary Todd Lincoln se sube a un escritorio en la Oficina Oval en un ataque de pasi\u00f3n y furia, lanzando su miri\u00f1aque al p\u00fablico, ah\u00ed est\u00e1n: blancos y rojos y, no importa lo sofisticado que creas que eres, probablemente arrancarte una carcajada.<\/p>\n

El momento es t\u00edpico del enfoque enloquecido de Cole Escola, quien se ha hecho un nombre en actos de comedia alternativa y cabaret con una mezcla distintiva de adoraci\u00f3n a las divas, est\u00e9tica queer y escatolog\u00eda, pero reci\u00e9n ahora est\u00e1 haciendo su debut fuera de Broadway. La primera vez que encontr\u00e9 el trabajo de Escola fue a trav\u00e9s de sus impresiones en YouTube de Bernadette Peters (cuando su contador le pregunta sobre donaciones caritativas, Bernadette de Escola le dice alegremente: \u201cLe di todas mis ganancias a Elaine Paige\u201d). Pero si ya eres fan\u00e1tico de Escola (el tipo es, generalmente, snob queer de la comedia costera medicada), probablemente tambi\u00e9n est\u00e9s familiarizado con sus jovencitos man\u00edacos en Gente dificil<\/em> y Buscar fiesta<\/em> o sus parodias de cr\u00edmenes reales y kitsch de la televisi\u00f3n occidental como Peque\u00f1a casa en la pradera<\/em>. Escola tiende a aparecer al margen de los proyectos cinematogr\u00e1ficos de otras personas o en trabajos m\u00e1s peque\u00f1os y de bajo presupuesto. En \u00a1Ay Mar\u00eda!<\/em>sin embargo, han construido un veh\u00edculo estrella para ellos mismos, y es una obra de belleza trastornada: una versi\u00f3n de Mary Todd Lincoln contada (como sugiere el comunicado de prensa) \u00aba trav\u00e9s de la lente de un idiota\u00bb, interpretada con todo el br\u00edo y Severidad de Bette Davis con las sales de ba\u00f1o.<\/p>\n

Espere s\u00f3lo un parecido superficial con la precisi\u00f3n hist\u00f3rica. En otros lugares, se suele representar a Mary como una doliente molesta por sus hijos perdidos, que proven\u00edan de una familia rica de Kentucky y que, discutiblemente, viv\u00edan con una enfermedad mental. Este<\/em> Mary es una ex estrella de cabaret parecida a un gremlin sin inter\u00e9s en sus hijos, que se cas\u00f3 con Abe Lincoln (Isla de Fuego<\/em>‘arena Aqu\u00ed yace el amor<\/em>‘s Conrad Ricamora) cuando era joven y estaba confundido. Mira, a este Lincoln definitivamente le gustan los hombres (oye, eso tambi\u00e9n es discutible), aunque reza a Dios para que lo reprima… mientras recibe una mamada de su asistente. En \u00a1Ay Mar\u00eda!<\/em>con Abe inmerso en la Guerra Civil con el Sur (\u201c\u2026 de qu\u00e9<\/em>?\u201d es su estribillo recurrente), Mary irrumpe en la Casa Blanca buscando formas de conseguir alcohol y entretenerse. Ella atormenta a su acompa\u00f1ante, Louise (Bianca Leigh, remilgada como una dama Pick-a-Little en El hombre de la m\u00fasica<\/em>), bebe diluyente de pintura, le hacen un lavado de est\u00f3mago, por lo que vomita el diluyente de pintura y luego bebe el v\u00f3mito. Con el fuerte est\u00edmulo de Abe, finalmente acepta tomar lecciones para poder convertirse en actriz en el \u201cteatro leg\u00edtimo\u201d, palabras dichas con asombro par\u00f3dico.<\/p>\n

La meta broma dentro de la presunci\u00f3n es que Escola, al ascender a un escenario fuera de Broadway, est\u00e1 haciendo algo un poco parecido a lo que hace Mary, aunque ellos tambi\u00e9n se niegan a permanecer leg\u00edtimos por mucho tiempo. El cabaret, insiste Mary a Abe, es una forma de arte de clase mundial: \u201c\u00a1La gente viaj\u00f3 por todo el mundo por mis piernas cortas y mis largos popurr\u00eds!\u201d Escola ha escrito escenas que se asemejan a un viejo melodrama y luego las ha perforado con estallidos de comedia amplia y sucia. Est\u00e1n subiendo la escalera construida por Mike & Carlee Productions, los poderosos productores que han impulsado a varios comediantes, incluidos Alex Edelman y Kate Berlant, a prestigiosos reconocimientos teatrales, pero no han preparado este material para una audiencia m\u00e1s amplia. o pretendi\u00f3 elevarse por encima de \u00e9l. Y ellos en realidad<\/em> comprometerse con una mordaza. Escola es un asaltante de clase mundial, capaz de cronometrar una doble toma con una precisi\u00f3n de nanosegundos, telegrafiando que puede estar por llegar un chiste y, por lo tanto, entreg\u00e1ndolo con el doble de fuerza que esperas. Cuando el profesor de actuaci\u00f3n de Mary, interpretado por James Scully con pantalones estilo Fiyero, sube al escenario por primera vez para darle lecciones de Shakespeare, Mary lo ve y detona un prolongado \u201cjoder<\/em>\u201dA su belleza.<\/p>\n

Sam Pinkleton, director con experiencia en coreograf\u00eda (hizo el movimiento para Aqu\u00ed estamos<\/em>), hace que todo fluya lo suficientemente r\u00e1pido como para que este souffl\u00e9 permanezca inflado. \u00a1Ay Mar\u00eda! <\/em>Tiene 80 minutos de duraci\u00f3n y cualquier cosa m\u00e1s podr\u00eda empezar a desgastar a la audiencia. Por m\u00e1s absurdos que se vuelvan los desarrollos de la trama, y \u200b\u200bte espera algo real <\/em>tonter\u00edas que involucran la producci\u00f3n de Nuestro primo americano <\/em>en el Teatro Ford: nadie se amarga por el desd\u00e9n, nadie mira con desprecio a su personaje. Ricamora le da a Abe una angustia tormentosa genuina que te hace olvidar que no es lo suficientemente alto para el papel (eso tambi\u00e9n es parte de la broma, tal vez), y Leigh y Scully encuentran un ritmo entre jugar contra las travesuras de Mary y agregar algunas rarezas propias. Louise, nos enteramos r\u00e1pidamente, tiene un afecto secreto por dejar caer helado en sus regiones inferiores. Pero por supuesto.<\/p>\n

Escola podr\u00eda haber tenido la intenci\u00f3n de escribir esta obra por s\u00ed mismos, pero en el segundo tercio del siglo \u00a1Ay Mar\u00eda!, <\/em>Empec\u00e9 a preguntarme si Mary estaba siendo apartada a un lado. La Primera Dama, con tanta calidez como Escola invierte en ella, sigue siendo un personaje ariete, golpeando cada escena en la que se encuentra hacia una forma familiar (va a hacer algo \u00a1loco!<\/em>), mientras que el resto del conjunto puede tener un poco m\u00e1s de matices. La obra logra colar una revelaci\u00f3n y una historia de fondo, que son obvias y demasiado encantadoras para estropearlas, que les da a Scully y Ricamora un terreno emocional sorprendentemente conmovedor. (Tambi\u00e9n ocasiona un cambio de escenario en un sal\u00f3n construido por el equipo de dise\u00f1o Dots con una especie de amorosa reverencia hacia el estilo art\u00edstico del teatro comunitario). \u00bfDeber\u00eda la obra haber seguido el consejo de la profesora de actuaci\u00f3n de Mary y haberla relegado a… estremecimiento<\/em>\u2026 \u00bfuna parte del personaje?<\/p>\n

No temas: Escola y Mary no deben quedar eclipsadas. Despu\u00e9s de una deliciosa ruptura en el tercer acto, Mary deja claro que ella es la estrella indiscutible de este espect\u00e1culo, y \u00a1Ay Mar\u00eda!<\/em> termina ardiendo en, s\u00ed, un glorioso cabaret. Finalmente asistimos a algunos de sus legendarios popurr\u00eds alocados en una secuencia que se aproxima a la din\u00e1mica de \u201cRose’s Turn\u201d contada por un idiota, llena de sonido (las melod\u00edas elegidas son\u2026 no Sondheim) y furia. Escola derriba la fachada del teatro leg\u00edtimo para revelar que todo est\u00e1 pintado debajo, o tal vez lo eleva al nivel de pura sensaci\u00f3n de deslumbramiento. No estoy realmente seguro en este momento. Estaba demasiado ocupada riendo.<\/p>\n

\u00a1Ay Mar\u00eda! est\u00e1 en el teatro Lucille Lortel<\/em>.<\/p>\n<\/p><\/div>\n


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