{"id":1007510,"date":"2024-02-13T16:21:39","date_gmt":"2024-02-13T16:21:39","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/cuanto-cuesta-salvar-una-relacion\/"},"modified":"2024-02-13T16:21:41","modified_gmt":"2024-02-13T16:21:41","slug":"cuanto-cuesta-salvar-una-relacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/cuanto-cuesta-salvar-una-relacion\/","title":{"rendered":"\u00bfCu\u00e1nto cuesta salvar una relaci\u00f3n?"},"content":{"rendered":"


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\n Foto-Ilustraci\u00f3n: El corte; Fotos Getty Images<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

Mi primer instinto fue regatear con el terapeuta de pareja. Siempre hab\u00eda sido orgullosamente taca\u00f1o: el tipo de persona que llevaba Tupperware cuando en la oficina hab\u00eda comida gratis o devolv\u00eda los aretes caros despu\u00e9s de usarlos en una boda. El terapeuta de parejas cobr\u00f3 235 d\u00f3lares por sesi\u00f3n. \u00ab\u00bfTrabaja usted en una escala m\u00f3vil?\u00bb Le envi\u00e9 un correo electr\u00f3nico. Por supuesto, ella estaba fuera de la red. Quer\u00eda saber qu\u00e9 tan cerca pod\u00edamos llegar y explic\u00f3 que su costo era el est\u00e1ndar de la industria de Nueva York para entablar un discurso civilizado entre parejas enojadas. Esper\u00e9 un mes para responder, incapaz de justificar otro gasto adem\u00e1s de mi sesi\u00f3n de terapia individual de $160 por semana antes del seguro. Cuando le respond\u00ed, el terapeuta dijo que los precios flexibles no eran posibles.<\/p>\n

Era el verano de 2020 y mi relaci\u00f3n de siete a\u00f1os con mi ahora esposo, Michael, estaba en soporte vital. Nos hab\u00edamos quedado atrapados en un mal ciclo: \u00e9l se sent\u00eda deprimido y ap\u00e1tico (una combinaci\u00f3n de la cuarentena y otras angustias existenciales) y yo siempre estaba concentrada en el trabajo. Esto lo enoj\u00f3 y, en respuesta, me retir\u00e9 m\u00e1s a mis tareas, un impulso que lo lastim\u00f3 a\u00fan m\u00e1s. Decidimos organizar una sesi\u00f3n. Acudir a terapia de pareja nos ayud\u00f3 a comprender que nuestras peleas, por qui\u00e9n ped\u00eda el papel higi\u00e9nico (siempre \u00e9l) y qui\u00e9n hac\u00eda nuestros planes (siempre yo), no ten\u00edan nada que ver con esas peque\u00f1as disputas dom\u00e9sticas. M\u00e1s bien, se trataba de una ira y un dolor m\u00e1s profundamente arraigados que se hab\u00edan acumulado en nuestra relaci\u00f3n.<\/p>\n

Desde entonces, nuestras sesiones semanales se han vuelto mucho menos dram\u00e1ticas, pero siguen siendo esenciales para ayudarnos a convivir sin perder la cabeza (y nuestro impulso sexual). En los \u00faltimos cuatro a\u00f1os, hemos gastado casi $ 10,500 en terapia de pareja, pero resulta que la terapia fue solo un gasto de entrada. En esas sesiones, nuestro terapeuta sugiri\u00f3 gentilmente que tal vez vivir en un apartamento de 600 pies cuadrados, donde Michael trabajaba desde la cama y yo escribiendo en una oficina del tama\u00f1o de un armario, no era propicio para ning\u00fan tipo de deseo, excepto tal vez el deseo. escapar. Entonces, en mayo de 2021, nos mudamos a un lugar m\u00e1s grande con dos pisos, una isla de cocina que evoca un juego de Nancy Meyers y un patio trasero. Pensar en el alquiler, 2.000 d\u00f3lares m\u00e1s de lo que hab\u00edamos estado pagando, hizo que mi cara se derritiera. Pero Michael sinti\u00f3 que val\u00eda la pena el derroche. Pas\u00e9 tres meses lamentando todos los sitios de mierda m\u00e1s baratos que no tomamos; Me sent\u00ed tan avergonzado cada vez que los invitados miraban boquiabiertos nuestro nuevo espacio que me asegur\u00e9 de enfatizar que se trataba de una acuerdo pand\u00e9mico<\/em> o que s\u00f3lo pod\u00edamos pagar el alquiler porque Michael consigui\u00f3 un trabajo en tecnolog\u00eda<\/em>. Tuve el s\u00edndrome del impostor en mi propia casa. Ahora, tengo que admitir que poder evitar las l\u00edneas de visi\u00f3n del otro en un apartamento que impresiona a nuestros padres ha sido un b\u00e1lsamo para las relaciones. Claro, nos volvimos un poco m\u00e1s despilfarradores, recortando las facturas de los restaurantes y de los bares. Pero ganamos suficiente espacio para desahogarnos en llamadas telef\u00f3nicas privadas y escondernos de nuestros amigos.<\/p>\n

No me arrepiento ni de un centavo. A\u00fan as\u00ed, pienso mucho en el dinero. Es un estribillo com\u00fan entre los psiquiatras y los libros de autoayuda que las parejas sanas necesitan \u00abinvertir\u00bb en sus relaciones, pero rara vez reconocen cu\u00e1n literal puede ser esta inversi\u00f3n y cu\u00e1n pocas parejas realmente pueden permitirse hacer \u00abel trabajo\u00bb. (Vale la pena se\u00f1alar la fuerte correlaci\u00f3n entre las tasas de divorcio y los ingresos). Michael y yo ten\u00edamos una voluntad mutua de resolver las cosas; Nos gustan las familias de los dem\u00e1s y tenemos valores similares. A\u00fan as\u00ed, fue el dinero lo que nos permiti\u00f3 realizar cambios reales. La terapia de pareja y un alquiler m\u00e1s alto fueron nuestros primeros grandes pagos iniciales, lo que condujo a otras inversiones en los \u00faltimos cuatro a\u00f1os: \u201ccitas nocturnas\u201d y vacaciones con habitaciones de hotel mejoradas y derroches en comidas hechas espec\u00edficamente para ayudarnos a \u201cconectarnos\u201d como pareja. Gastar dinero nos dio la escalera para salir de nuestro pozo de resentimientos; Nos dio la perspectiva para ver nuestros problemas con claridad y finalmente empezar a divertirnos.<\/p>\n

Michael y yo nos conocimos en el trabajo en 2011. Mientras coquete\u00e1bamos en Google Chats y busc\u00e1bamos excusas para quedarnos hasta tarde en la oficina, descubrimos que hab\u00edamos ido a la misma escuela primaria y hab\u00edamos vivido brevemente en el mismo vecindario. Finalmente, rompi\u00f3 con su novia de mucho tiempo y comenz\u00f3 a pasar las noches en mi casa. Pronto surgieron diferencias en los h\u00e1bitos de vida, pero sobre todo nos hicieron re\u00edr. Se refiri\u00f3 a mi habitaci\u00f3n como \u201cla buhardilla\u201d y afirm\u00f3 que albergaba una peque\u00f1a colonia de insectos. Me burl\u00e9 de su isla de cocina hecha a medida y de su condominio que ten\u00eda pintado \u201cVive, r\u00ede, ama\u201d en los pasillos. Un a\u00f1o despu\u00e9s, nos mudamos juntos. Antes de que terminara el contrato de arrendamiento de 12 meses, decid\u00ed que quer\u00eda vivir en Nueva York. Mi recuerdo es que \u00e9l tambi\u00e9n lo hizo. Trabajaba en el HuffPost en Toronto y mi doble ciudadan\u00eda significaba que pod\u00eda trasladarme f\u00e1cilmente a la sala de redacci\u00f3n de Estados Unidos. Se qued\u00f3 para empacar nuestro apartamento y comenzar la monta\u00f1a de tr\u00e1mites necesarios para solicitar una visa de trabajo.<\/p>\n

El siguiente a\u00f1o y medio fue una confusi\u00f3n de viajar en el metro en la direcci\u00f3n equivocada y trabajar hasta tan tarde que los ratones corr\u00edan audazmente por los pisos de las oficinas. Cuando Michael vino de visita, se sinti\u00f3 como una pieza de rompecabezas ligeramente deforme que no encajaba del todo en mi nueva vida. Peleamos, \u00e9l posterg\u00f3 su solicitud de visa y cuando se reuni\u00f3 conmigo en Nueva York, un a\u00f1o y medio despu\u00e9s, nuestra relaci\u00f3n ten\u00eda algunas grietas profundas. Mientras yo me sent\u00eda acosado por una ciudad que intenta matar a los reci\u00e9n llegados, Michael sent\u00eda que estaba desarraigando su vida por alguien que no apreciaba ninguno de los sacrificios que estaba haciendo. Hab\u00eda elegido mi carrera; \u00e9l me hab\u00eda elegido.<\/p>\n

Cuando ambos nos instalamos en Brooklyn, nuestras entra\u00f1ables diferencias se hab\u00edan convertido en irritantes. Estaba orientado a los detalles y le molestaba f\u00e1cilmente un pa\u00f1uelo de papel suelto en el suelo. Estaba desordenada y sensible a su tono punitivo. Es s\u00f3lo un maldito Kleenex.<\/em>, murmuraba para mis adentros. Nuestras discusiones sobre lo tarde que dorm\u00eda o c\u00f3mo yo siempre dejaba las puertas del armario abiertas se debilitaban bajo el peso de un subtexto que ninguno de los dos entend\u00eda. Luego vino la pandemia, atrapando nuestros problemas dentro de nuestros propios muros. Ambos sollozamos mucho, en lados opuestos del apartamento. Tal vez esta era la temida fase de \u201cdesaparecimiento\u201d de una relaci\u00f3n a largo plazo, pens\u00e9, cuando una persona expresa el sentimiento m\u00e1s devastador en toda la historia de la humanidad: \u201cSimplemente no siento lo mismo\u201d. Pens\u00e9 en todos los da\u00f1os colaterales, como \u00bfCu\u00e1nto costar\u00eda el alquiler una vez que inevitablemente rompi\u00e9ramos? <\/em>Pero ambos quer\u00edamos permanecer juntos, as\u00ed que recurrimos a alg\u00fan medio costoso de reparaci\u00f3n.<\/p>\n

Despu\u00e9s de aproximadamente un a\u00f1o de terapia de pareja, <\/strong>Cuando Michael y yo pudimos volver a soportar la compa\u00f1\u00eda del otro, nuestro psiquiatra sugiri\u00f3 que necesit\u00e1bamos divertirnos. A medida que se levantaron las cuarentenas, nos propusimos pasar los s\u00e1bados juntos. Intentamos dejar nuestras peores cualidades en casa. Frenar\u00eda mi impulso de planificar cada minuto y \u00e9l se levantar\u00eda antes del mediod\u00eda. Dejar\u00edamos que la novedad nos transformara. Ninguna de estas experiencias fue barata, desde el US Open 2021 (boletos: $ 300, Honey Deuces: $ 20 cada uno), hasta un crucero tur\u00edstico por el puerto y una cena ($ 250) o dim sum y una pel\u00edcula ($ 120), pero mostraron cosas diferentes. lados m\u00e1s generosos de nuestra personalidad. Ten\u00edamos curiosidad por la ciudad, carism\u00e1ticos con los extra\u00f1os y no nos importaban los platos sucios mientras mir\u00e1bamos la iluminada Estatua de la Libertad. En los \u00faltimos tres a\u00f1os, hemos gastado m\u00e1s de 10.000 d\u00f3lares s\u00f3lo para asegurarnos de levantarnos del sof\u00e1.<\/p>\n

Hace dos a\u00f1os, esa cifra me habr\u00eda licuado el est\u00f3mago. \u00bfTreinta y seis d\u00f3lares por pasta? Pero una vez que comenc\u00e9 a ver los beneficios de estos caprichos, me sent\u00ed menos ansioso. No estaba simplemente gastando $36 en un poco de almid\u00f3n ba\u00f1ado en salsa; Estaba pagando por una experiencia que nos har\u00eda sentir cercanos a Michael y a m\u00ed, mientras sorb\u00edamos bucatini y nos mir\u00e1bamos con ojos saltones. la dama y el vagabundo<\/em> estilo. S\u00ed, el vino y los embutidos en el spa eran demasiado caros, pero pudimos sentarnos con lujosas batas de ba\u00f1o y contemplar el horizonte de Nueva York desde Governors Island. Tomar estas decisiones de gastar un poco m\u00e1s ha tenido efectos a largo plazo; est\u00e1bamos acumulando buena voluntad, una ostra cara a la vez, para aprovecharla en los momentos m\u00e1s oscuros. <\/strong>Y nos est\u00e1bamos indicando mutuamente que estar en una relaci\u00f3n funcional ahora mismo<\/em> Era m\u00e1s importante que ahorrar para la jubilaci\u00f3n o una hipoteca o comprar un mueble sobre el cual s\u00f3lo tendr\u00edamos que discutir una vez que inevitablemente rompi\u00e9ramos.<\/p>\n

Desde que comenzamos la terapia, nuestros costos de vacaciones tambi\u00e9n han aumentado. Siempre hab\u00eda dado prioridad a viajar con amigos, pero en viajes grupales recientes a M\u00e9xico y Francia, Michael y yo hemos agregado unos d\u00edas en una ciudad diferente para nosotros solos. Ahora, cuando visitamos a mis padres en su casa de campo, siempre gastamos dinero en una noche de hotel para poder tener sexo, comer carne y tomar un ba\u00f1o de burbujas. El a\u00f1o pasado, estas opciones agregaron aproximadamente $5,000 a nuestra cuenta de viaje habitual. En estas estancias, nos convertimos brevemente en las personas de las que nos enamoramos inicialmente, antes de discutir sobre las s\u00e1banas superiores y compartir el ba\u00f1o. En casa, cuando estamos atrapados en alguna discusi\u00f3n est\u00fapida o fantaseando con tener dos camas, podemos recordar revolcarnos por Par\u00eds como cerdos rellenos, diciendo \u00abs\u00ed y\u00bb a todo lo que hay en un men\u00fa y creyendo que nuestra uni\u00f3n es perfecta.<\/p>\n

La primavera pasada fuimos solos a Jap\u00f3n. Muchas cosas podr\u00edan haber salido mal. Hab\u00eda hecho la mayor parte de la planificaci\u00f3n (\u00a1alerta de resentimiento!) y est\u00e1bamos navegando por una ciudad con una zona horaria, un idioma y un sistema de metro diferentes. En vacaciones pasadas, nuestras diferencias en estilos de viaje han provocado crisis y enfrentamientos tensos. Lo culp\u00e9 cuando terminamos en una caminata de mierda y vi con ira c\u00f3mo \u00e9l quer\u00eda pasar todo nuestro viaje a Miami en la cama. Incluso nuestro terapeuta parec\u00eda preocupado. Pero nuestras inversiones en nuestra relaci\u00f3n hab\u00edan dado sus frutos. Hubo algunos momentos dif\u00edciles, pero en su mayor parte nos comprometimos, nos emocionamos y sentimos empat\u00eda como atletas ol\u00edmpicos de terapia de pareja. Michael satisfizo mi obsesi\u00f3n por el control revisando nuestro itinerario detallado cada ma\u00f1ana. Satisfic\u00e9 a su hedonista interior permiti\u00e9ndole reservar un hotel de lujo en Kioto por unas noches. En un momento dado, mientras visit\u00e1bamos un santuario, ambos rompimos a llorar. Est\u00e1bamos rodeados de belleza y realmente felices de estar juntos. Fue un momento hermoso, que nos cost\u00f3 6.000 d\u00f3lares en el transcurso de dos semanas.<\/p>\n

Cuatro a\u00f1os despu\u00e9s, <\/strong>la mayor\u00eda de nuestros costos mensuales de pareja se parecen m\u00e1s a ajustes que a una clasificaci\u00f3n. Pero estas tarifas siguen aumentando. Nuestra factura de terapia ahora es de $350 por sesi\u00f3n, antes del seguro, y nuestro alquiler aument\u00f3 en un enorme 17 por ciento el a\u00f1o pasado. (\u00bfPens\u00e9 brevemente que ten\u00edamos que actuar de inmediato y deshacernos de nuestro terapeuta? Por supuesto). La pasta para inflar cuesta al menos $42, y viendo <\/strong>una pel\u00edcula de alguna manera siempre termina cost\u00e1ndonos 100 d\u00f3lares. Pero cuando pienso en este dinero, ya no me obsesiono con la cantidad literal en d\u00f3lares. Lo veo como el costo necesario para mantener una relaci\u00f3n agradable, una que no me d\u00e9 ganas de salir corriendo o gritar sobre la almohada todas las noches. Y cuanto m\u00e1s fuerte se vuelve nuestra relaci\u00f3n, menos derroches necesarios se vuelven. Una hamburguesa en el local de nuestro barrio a veces puede dejarnos m\u00e1s cachondos que una cena de bistec en Gage & Tollner, por un tercio del precio. Ahora que nuestras peleas no molestan a los vecinos, hemos hablado de reducir nuestra terapia a dos veces al mes. Pero otros costos son menos negociables, sin importar qu\u00e9 tan bien lo estemos haciendo. Preferir\u00eda divorciarme antes que volver a mudarme a nuestro apartamento de 600 pies cuadrados.<\/p>\n