{"id":1016719,"date":"2024-02-20T04:06:13","date_gmt":"2024-02-20T04:06:13","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-polemica-como-arma-en-la-arena-politica-del-siglo-xix-las-cosas-eran-mucho-peores-que-hoy\/"},"modified":"2024-02-20T04:06:16","modified_gmt":"2024-02-20T04:06:16","slug":"la-polemica-como-arma-en-la-arena-politica-del-siglo-xix-las-cosas-eran-mucho-peores-que-hoy","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-polemica-como-arma-en-la-arena-politica-del-siglo-xix-las-cosas-eran-mucho-peores-que-hoy\/","title":{"rendered":"La pol\u00e9mica como arma: en la arena pol\u00edtica del siglo XIX las cosas eran mucho peores que hoy"},"content":{"rendered":"


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Personas elocuentes de Zurich como \u201cZottelmeyer\u201d y Friedrich Locher apuntaron directamente al hombre y lo consiguieron.<\/p>\n

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Ilustraci\u00f3n Simon Tanner \/ NZZ<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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\u00bfCu\u00e1nta agresi\u00f3n y pol\u00e9mica est\u00e1n permitidas en la lucha pol\u00edtica, cu\u00e1l es el umbral del dolor, qu\u00e9 es la decencia?<\/p>\n

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Hoy en d\u00eda, los pol\u00edticos suelen estar expuestos a insultos. Recibes amenazas an\u00f3nimas,<\/a> En las redes sociales, los ciudadanos enojados hablan por debajo del cintur\u00f3n. En el \u00e1mbito p\u00fablico, por el contrario, se respeta la privacidad de los representantes del pueblo y los medios de comunicaci\u00f3n intentan utilizar un tono decente. <\/p>\n

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Las cosas eran diferentes en el siglo XIX. <\/p>\n

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En 1859, un tal Johann Heinrich Meyer denunci\u00f3 ante la fiscal\u00eda al concejal de Z\u00farich, Hans Rudolf Zangger, director de la escuela de veterinaria. Las acusaciones de Meyer apuntan directamente a la vida privada del parlamentario: Zangger abus\u00f3 de su esposa y de su hija y tuvo relaciones sexuales con su hermana. La denuncia qued\u00f3 en nada y Zangger no fue condenado. El intento de derrocar al pol\u00edtico con acusaciones maliciosas fracasa.<\/p>\n

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\u00bfQui\u00e9n es el hombre que quiere destruir la carrera de Zangger y qu\u00e9 defienden \u00e9l y otros polemistas de esa \u00e9poca?<\/p>\n

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Contra el gobierno \u2013 por la nueva constituci\u00f3n<\/span><\/h2>\n

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Johann Heinrich Meyer, conocido desde su \u00e9poca escolar como \u201cZottelmeyer\u201d, escribe desde hace tiempo panfletos agresivos que publica principalmente en peri\u00f3dicos de izquierda como \u201cUsterboten\u201d. Por supuesto, los pol\u00edticos liberales de izquierda como Zangger tambi\u00e9n entran en su campo de tiro. Meyer cree que tiene una misi\u00f3n honorable. Se refiere con seguridad al novelista socialmente cr\u00edtico Eug\u00e8ne Sue. Su modelo a seguir es una estrella en Francia.<\/p>\n

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\u201cZottelmeyer\u201d proviene de una buena familia de Zurich. Tras abandonar sus estudios de medicina, se gan\u00f3 la vida como periodista y \u201cpublicista\u201d, como \u00e9l mismo se autodenomina. No rehuye acusaciones penales, calumnias o bromas maliciosas. Tampoco sus oponentes. En 1845 publicaron un obituario con su nombre para atacar su honor. Meyer respondi\u00f3 a esto con un anuncio en el \u201cNeue Z\u00fcrcher Zeitung\u201d de que todav\u00eda estaba vivo y gozaba de buena salud.<\/p>\n

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\u201cZottelmeyer\u201d no es el \u00fanico polemista en este momento. Por ejemplo, el colorido abogado Friedrich Locher, tambi\u00e9n burgu\u00e9s, es famoso por su pluma c\u00e1ustica. En 1866 public\u00f3 de forma an\u00f3nima la primera entrega de su estridente serie de folletos. \u201cLos barones de Regensberg\u201d.<\/a><\/p>\n

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\"Friedrich <\/div>
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Con esto lanza su ataque frontal contra el gobierno liberal de Zurich, que es derrocado por la nueva constituci\u00f3n cantonal de 1869: la oposici\u00f3n ha luchado por una iniciativa popular y un refer\u00e9ndum. Adem\u00e1s, el poder ejecutivo y los dos concejales de Zurich ya no son elegidos por el parlamento, sino por los hombres con derecho a voto.<\/p>\n

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Chismes sobre los \u201coligarcas\u201d y los \u201ccorruptos\u201d<\/span><\/h2>\n

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Los \u201cFreiherren\u201d se agotaron en s\u00f3lo cinco d\u00edas. Todo el mundo quiere leer lo que Locher dice sobre las cosas malvadas y escandalosas de los \u00aboligarcas\u00bb y \u00abcorruptos\u00bb de la ciudad: el consejero nacional Alfred Escher, empresario ferroviario, debe su riqueza a la explotaci\u00f3n de esclavos. El sistema judicial de Z\u00farich funciona seg\u00fan el principio: \u00abSi me das una salchicha, te calmar\u00e9 la sed\u00bb. El Presidente del Tribunal Superior dej\u00f3 embarazadas a varias mujeres y as\u00ed sucesivamente.<\/p>\n

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Locher lanza sus diatribas ante salas llenas, que pronto dirige contra personas de ideas afines, entre ellas el destacado socialista Karl B\u00fcrkli, con quien se hab\u00eda enfrentado.<\/p>\n

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\"Karl <\/div>
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Poco antes, B\u00fcrkli, hijo de un fabricante de seda y cofundador de la asociaci\u00f3n de consumidores de Zurich, hab\u00eda publicado la diatriba \u201cChiridonius Bitters\u00fcss \u2013 El hijo \u2018domesticado\u2019 de la naturaleza\u201d. En \u00e9l ataca al consejero del gobierno liberal, gran consejero y consejero nacional Johann Jakob Treichler, su antiguo compa\u00f1ero de armas que cambi\u00f3 de bando pol\u00edtico. Ahora \u201ctoda la miseria, la cobard\u00eda, el ego\u00edsmo, la codicia estallar\u00edan repentinamente a trav\u00e9s de la fina niebla del hero\u00edsmo mercenario, y el monstruo se queda all\u00ed desnudo\u201d \u2013 B\u00fcrkli plasma su ira en el papel de manera tajante y directa.<\/p>\n

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Su hermano Emil, tambi\u00e9n socialista, insult\u00f3 a Treichler en los bares de Niederdorf en Zurich, calific\u00e1ndolo de \u00abfraude al pueblo\u00bb. Luego demanda a los hermanos B\u00fcrkli por difamaci\u00f3n y tiene raz\u00f3n. Pero los dos no se dan por vencidos.<\/p>\n

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Debilidades morales \u2013 debilidades de la rep\u00fablica<\/span><\/h2>\n

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El siglo XIX es considerado el per\u00edodo heroico de la fundaci\u00f3n de la democracia. \u201cHeroicos\u201d en el sentido literal: en su mayor\u00eda son hombres con grandes alardes a quienes les gusta discutir en p\u00fablico de manera popular, sin camisa, incluso \u201ct\u00f3xica\u201d, para lograr una mayor participaci\u00f3n, incluso en el joven estado federal. Con \u00e9xito: las revoluciones de la d\u00e9cada de 1830 instalaron constituciones liberales en los cantones, Suiza se convirti\u00f3 en una naci\u00f3n democr\u00e1tica en 1848, el refer\u00e9ndum opcional se introdujo a nivel federal en 1874 y la iniciativa popular en 1891.<\/p>\n

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La democracia de la que se jactan estos elocuentes hombres es incompleta: las mujeres en particular no est\u00e1n incluidas. Y, por supuesto, no hay que glorificar las peleas de gallos de un \u201cZottelmeyer\u201d, un Friedrich Locher o un Karl B\u00fcrkli. Hab\u00eda mucha vanidad y narcisismo en juego. <\/p>\n

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Pero con los c\u00e1lculos populistas del siglo XIX, la advertencia culturalmente pesimista de que los pol\u00edticos alentaron el populismo con sus argumentos puede ponerse en perspectiva. Ahora se dice que cuanto m\u00e1s juegas, m\u00e1s te concentras en la persona en lugar de discutir el asunto con dignidad. Lo que est\u00e1 en juego es nada menos que la cultura de la democracia.<\/p>\n

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Los ataques de los polemistas, por otra parte, muestran que las cosas en la arena pol\u00edtica eran mucho peores en el siglo XIX de lo que son hoy. Ni siquiera la vida privada de los opositores era tab\u00fa.<\/p>\n

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La raz\u00f3n de esto no reside s\u00f3lo en el alboroto masculino, sino tambi\u00e9n en la cultura republicana de la \u00e9poca. Esto exig\u00eda virtud c\u00edvica de quienes estaban en el poder, es decir, hero\u00edsmo, autodisciplina y un estilo de vida impecable. Los fil\u00f3sofos afirmaban que aquellos que son culpables de debilidad moral debilitan la rep\u00fablica. Por eso los ataques tambi\u00e9n se dirigieron a la vida privada de quienes estaban en el poder. Los insultos ten\u00edan grandes posibilidades de encontrar respuesta y aprobaci\u00f3n.<\/p>\n

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Por eso, cuando los polemistas de Zurich distribuyeron sus folletos, no estaban simplemente dando rienda suelta a sus impulsos. Continuaron una tradici\u00f3n pol\u00edtica que en \u00faltima instancia conducir\u00eda a la democracia moderna.<\/p>\n

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Y en el siglo XIX era a veces bastante incivilizado.<\/p>\n

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