{"id":1018730,"date":"2024-02-21T12:48:28","date_gmt":"2024-02-21T12:48:28","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/thomas-bernhard-ya-no-es-una-provocacion-en-austria-hoy-la-gente-quiere-recuperar-sus-insultos\/"},"modified":"2024-02-21T12:48:31","modified_gmt":"2024-02-21T12:48:31","slug":"thomas-bernhard-ya-no-es-una-provocacion-en-austria-hoy-la-gente-quiere-recuperar-sus-insultos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/thomas-bernhard-ya-no-es-una-provocacion-en-austria-hoy-la-gente-quiere-recuperar-sus-insultos\/","title":{"rendered":"Thomas Bernhard ya no es una provocaci\u00f3n en Austria. Hoy la gente quiere recuperar sus insultos."},"content":{"rendered":"


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El director estrella Frank Castorf dirigi\u00f3 en el Burgtheater \u201cHeldenplatz\u201d de Thomas Bernhard. Deja que el p\u00fablico lo insulte. Pero el p\u00fablico se queja.<\/p>\n

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En la producci\u00f3n de Frank Castorf \u201cHeldenplatz\u201d, actores como Marcel Heuperman y Marie-Luise Stockinger son los verdaderos h\u00e9roes.<\/h2>\n

Matthias Horn \/ Burgtheater<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Abucheos al principio, abucheos al final. En este escenario vocal tuvo lugar el fin de semana en el Burgtheater de Viena el estreno del drama de Thomas Bernhard \u201cHeldenplatz\u201d. En la producci\u00f3n de Frank Castorf, el actor Marcel Heuperman primero se sube a la rampa y tararea el insulto de forma divertida y provocativa al p\u00fablico.<\/p>\n

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Pero al final del estreno, despu\u00e9s de cinco horas de un dram\u00e1tico viaje en tren fantasma a trav\u00e9s de la poes\u00eda y la realidad, el sonido reson\u00f3 mucho m\u00e1s fuerte. Entonces estaba claro: la gente en Austria quer\u00eda recuperar a su viejo Bernhard, y no una telenovela in\u00fatilmente proxeneta en la que ya no se pod\u00eda disfrutar de los insultos de Bernhard debido a todos los textos extranjeros.<\/p>\n

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No m\u00e1s montones de esti\u00e9rcol<\/span><\/h2>\n

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El exagerador ha sido canonizado aqu\u00ed desde hace mucho tiempo. Lo que provoc\u00f3 esc\u00e1ndalo y montones de esti\u00e9rcol apestosos frente a las puertas del castillo en el estreno de su \u201cHeldenplatz\u201d en 1988 ha llegado a la alta cultura. Ahora a la gente le gusta o\u00edr que el pa\u00eds es profundamente corrupto, que no ha aprendido nada de la era nazi y que vuelve a adentrarse en tiempos pol\u00edticos oscuros, y se r\u00ede de ello como en un cabaret. Se ignora el hecho de que en Austria un grupo de extrema derecha vuelve a atacar al Parlamento y tiene buenas posibilidades de llegar a la Canciller\u00eda, a costa de una diversi\u00f3n derrotista.<\/p>\n

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Incluso Castorf, el eternamente joven delantero de izquierdas y bromista que todav\u00eda est\u00e1 puliendo sus herramientas de los viejos tiempos de la RDA, no quiere librarse de este extra\u00f1o autocastigo. No deja jugar el \u00ablugar del h\u00e9roe\u00bb como est\u00e1 escrito en el libro. Y cuando lo hace, se burla de frases individuales de enojo que hicieron que al buen vien\u00e9s se le hinchara la garganta hace m\u00e1s de treinta a\u00f1os. Pero rompi\u00f3 el texto para presentarlo en peque\u00f1as delicias esc\u00e9nicas en las que se permiti\u00f3 brillar a los actores. Pero hay una historia confusa de Castorf sobre la mala influencia de Estados Unidos en torno al original.<\/p>\n

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En su mon\u00f3logo sobre el odio a Austria, Birgit Minichmayr revela profundas heridas emocionales. <\/h2>\n

Matthias Horn \/ Burgtheater<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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En casa de Bernhard se ha reunido un peque\u00f1o grupo vestido de luto porque un profesor se quit\u00f3 la vida. Los descendientes culpan un\u00e1nimemente a la Austria antidemocr\u00e1tica y antisemita. El suicidio muri\u00f3 a causa de la estupidez y corrupci\u00f3n ilimitada de los pol\u00edticos. Thomas Bernhard ha hecho todo lo posible en su brillantez de abuso verbal para convencer al espectador con terror repetido: este pa\u00eds ya no se puede salvar.<\/p>\n

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Pero en medio del drama aparece la siguiente frase: \u201cEl americanismo lo ha destruido todo aqu\u00ed\u201d. Y fue entonces cuando Frank Castorf lo aprovech\u00f3. Hizo que su escen\u00f3grafo de toda la vida, Aleksandar D\u00e9nic, construyera un t\u00edpico mundo giratorio de Castorf con marcos de Monroe y Mafia de un metro de altura, con acceso al metro y a un tren subterr\u00e1neo. El escenario se complementa con un cub\u00edculo opaco en el que se agolpa el personal del teatro, observado por una c\u00e1mara en directo.<\/p>\n

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Tiene que recitar largos pasajes de Thomas Wolfe y John F. Kennedy, quienes en la d\u00e9cada de 1930 no sab\u00edan realmente si alabar o culpar al fascismo emergente en Alemania. Estaban fascinados o simplemente peligrosamente ingenuos. Es posible que el enfoque de Castorf estuviera oculto en alg\u00fan lugar de aqu\u00ed.<\/p>\n

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Pero no podr\u00e1s resolverlo. Los tiempos y los lugares cambian como el escenario, y est\u00e1s atrapado en un nuevo mon\u00f3logo que puede parecer brillante, pero s\u00f3lo como un cl\u00edmax interpretativo que ha ca\u00eddo fuera de contexto. Puedes ver esta noche como una revista de n\u00fameros, pero no es eso a lo que viniste en realidad.<\/p>\n

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Franz P\u00e4tzold tambi\u00e9n act\u00faa en \u201cHeldenplatz\u201d de Frank Castorf. <\/h2>\n

Matthias Horn \/ Burgtheater<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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Castorf se ha prohibido a s\u00ed mismo y a su compa\u00f1\u00eda cualquier referencia a las tendencias sociales actuales. Por supuesto, no ser\u00eda \u00e9l si usara pases baratos y directos. Siempre tiene que haber un camino especial alrededor del cerebro. Una vez sigui\u00f3 esos caminos con mucho riesgo y provocaci\u00f3n. Ha abierto textos antiguos y los ha intercalado sorprendentemente con fragmentos distantes de pensamiento y escenas radicales. En el Burgtheater apenas lo consigue; En lugar de ello, recurre a la peor mal gusto: la comunidad en duelo ahora es ahuyentada por el gas que sale visiblemente de la l\u00e1mpara de ara\u00f1a.<\/p>\n

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S\u00f3lo hay unos pocos momentos en estas cinco horas que hacen que el tiempo valga la pena. Es significativo que siempre surjan cuando se interpreta a Bernhard de forma pura, aparte de los modismos antiamericanos.<\/p>\n

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Heridas mentales<\/span><\/h2>\n

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Por ejemplo, cuando a Birgit Minichmayr le ponen una camisa de fuerza como de momia: su mon\u00f3logo sobre el odio a Austria sale c\u00e1ustico, como si surgiera de una profunda herida psicol\u00f3gica. Inge Maux canta una vieja canci\u00f3n yiddish sin ning\u00fan tipo de kitsch. Y hay m\u00e1s acusaci\u00f3n y desesperanza en el rostro silencioso y sufriente de Branko Samarovski que en todo el \u00faltimo tercio de la representaci\u00f3n, que Castorf deja escapar con una insignificancia paralizante.<\/p>\n

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\u201cQuien tiene visiones necesita un m\u00e9dico\u201d, dijo el Canciller\u201d, murmura Samarovski. Su rostro refleja el miedo a lo que podr\u00eda venir en nuestro tiempo. Afuera, poco antes de medianoche, la verdadera Heldenplatz se encuentra inocentemente en su brillante esplendor.<\/p>\n

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