JUNG YEON-JE \/ AFP<\/span> <\/figcaption><\/figure>\nSus amplias camisetas rojas, sin proveedor aparente de equipamiento, con su bandera como \u00fanico escudo parecen sacadas de otra \u00e9poca. Sin embargo, los futbolistas norcoreanos est\u00e1n cerca de escribir una de las grandes p\u00e1ginas de su historia. El s\u00e1bado 24 de febrero, en Yeda (Arabia Saudita), a las 14 horas (hora de Par\u00eds), desaf\u00edan a Jap\u00f3n en la ida del torneo de clasificaci\u00f3n para Par\u00eds 2024 en la zona Asia (regreso el d\u00eda 28, en Tokio). A un paso de los Juegos Ol\u00edmpicos, el equipo espera participar en su primera gran competici\u00f3n desde la de Londres en 2012.<\/p>\n
Una actuaci\u00f3n que el r\u00e9gimen norcoreano necesariamente ver\u00eda con buenos ojos. \u201cAparte del deporte, no hay muchos \u00e1mbitos en los que un Estado as\u00ed pueda llevar sus banderas a lo m\u00e1s alto del escenario internacional\u201d<\/em>, explica Brigitte Weich. Durante sus diversas visitas a Pyongyang, entre 2002 y 2016, para rodar dos documentales con las jugadoras de la selecci\u00f3n, esta directora fue testigo de la locura por el f\u00fatbol femenino en el seno de la dictadura.<\/p>\nUn inter\u00e9s cultivado personalmente por el exl\u00edder Kim Jong-il, que estuvo en el poder desde 1994 hasta su muerte en 2011. \u201cCuando lleg\u00f3, el f\u00fatbol femenino mundial no estaba tan desarrollado como el atletismo o la gimnasia\u201d<\/em>, contin\u00faa el director. Con dos actuaciones honorables en la Copa Asi\u00e1tica (semifinalista y finalista en 1991 y 1993) justo antes de que asumiera el cargo el padre del actual l\u00edder, Kim Jong-un, el f\u00fatbol femenino \u201cresult\u00f3 ser la disciplina m\u00e1s estrat\u00e9gica\u201d<\/em> en qu\u00e9 invertir para el r\u00e9gimen, confirma Lee Jung-woo, investigador de la Universidad de Edimburgo y miembro del Centro Europeo de Estudios Norcoreanos.<\/p>\n