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La gran sala se centra en el diorama de Meghan Boody, Los ratones y yo<\/em> (2008). Sus fotograf\u00edas se alinean en las paredes.
\n Foto de : Rinze Van Brug<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n\n\n
Detalles<\/strong><\/p>\nPrecio: $<\/strong>5,3 millones (mantenimiento de 2.750 d\u00f3lares)<\/p>\nEspecificaciones: <\/strong>3 dormitorios, 3 ba\u00f1os<\/p>\nExtras: <\/strong>Techo privado, biblioteca, oficina en casa, trastero abuhardillado<\/p>\nRadio de 10 minutos a pie: <\/strong>The Odeon, Puffy’s Tavern, pub japon\u00e9s americano Zutto, City Hall Park<\/p>\nListado por: <\/strong>Erin Boisson Aries, Douglas Elliman <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/section>\nLa artista Meghan Boody crea espacios surrealistas para sus sujetos. En un diorama, ratones vivos corretean sobre la figura de una ni\u00f1a dormida. En el arte digital que crea recortando y manipulando fotograf\u00edas, los modelos duermen en palacios inundados, descansan sus pies sobre manat\u00edes y pasean enormes ranas del tama\u00f1o de un perro. \u00abEstoy realmente interesado en crear entornos fant\u00e1sticos donde haya una separaci\u00f3n entre la fantas\u00eda y la realidad\u00bb, dijo Boody, \u00abdonde puedas vivir en estos lugares que te llevan a otro lugar\u00bb.<\/p>\n
Al crear este conjunto de obras, que se exhibi\u00f3 en el Museo de Brooklyn y fue adquirido por el Whitney, Boody se construy\u00f3 un mundo fant\u00e1stico. En su apartamento del quinto piso en Tribeca, un laberinto de habitaciones empapeladas, medio ocultas, se despliega alrededor de una gran sala de 800 pies cuadrados y techo de 18 pies de altura. Boody lleg\u00f3 al edificio, una antigua f\u00e1brica de zapatos, en 1993 como inquilino, y se hizo cargo de un espacio donde los artistas hab\u00edan estado viviendo y trabajando, con una parte preparada para trabajos en metal y soldadura. Sus vecinos tambi\u00e9n eran artistas, como Paul Rotterdam (quien finalmente subarrendar\u00eda su casa a la fot\u00f3grafa Ellen Von Unwerth).<\/p>\n
Compr\u00f3 el lugar directamente en 1995 por 530.000 d\u00f3lares y lo hizo funcionar con algunos cambios m\u00ednimos hasta 2001, cuando emprendi\u00f3 una renovaci\u00f3n que transformar\u00eda el hormig\u00f3n y las vigas en una casa de mu\u00f1ecas victoriana fuera de lugar. En la entrada, las puertas enterradas perfectamente en papel tapiz barroco revelan un bar de c\u00f3cteles y unas escaleras que conducen a un loft de techo bajo donde a Boody le gusta ofrecer t\u00e9. Desde la entrada, un largo pasillo con sus fotograf\u00edas se abre hacia la gran sala amarilla y soleada. La cocina est\u00e1 ubicada en un rinc\u00f3n debajo de un balc\u00f3n tipo pasarela, cuya barandilla es estructural (soporta un entresuelo con dos dormitorios y un ba\u00f1o), pero Boody no quer\u00eda una barandilla de acero severa. En su lugar, ten\u00eda un sello de metal\u00fargico con un patr\u00f3n morisco, inspirado en la cuadr\u00edcula de tr\u00e9boles de cuatro hojas que hab\u00eda visto en las cubiertas de los radiadores de los apartamentos cl\u00e1sicos de antes de la guerra. \u00abMe encanta cualquier cosa que recuerde a una \u00e9poca pasada\u00bb, dijo. \u201cPero s\u00f3lo espacios atemporales. En el momento en que dices, Eso es tan a\u00f1os 70<\/em>No me interesa.\u00bb<\/p>\n