Foto-Ilustraci\u00f3n: El corte; Fotos cortes\u00eda del autor.<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\nCuando mi madre, Ver\u00f3nica, me llama un d\u00eda para decirme \u201cSe me ha ca\u00eddo la cara y no se puede levantar\u201d, aullamos como un par de hienas. Pero luego me dice que habla en serio; ella quiere una soluci\u00f3n cosm\u00e9tica r\u00e1pida. Las l\u00edneas alrededor de su boca la est\u00e1n deprimiendo. \u00abSoy una persona alegre, pero estas arrugas me hacen parecer champ\u00e1n sin brillo\u00bb, dice. Mi madre tiene 82 a\u00f1os.<\/p>\n
Envejecer juntos nos ha acercado, a pesar de que ya vivimos a s\u00f3lo tres cuadras uno del otro en Los \u00c1ngeles. La diferencia de edad de d\u00e9cadas que nos separa ahora se parece m\u00e1s a un charco que a un estanque. Por primera vez en nuestras vidas, nos quejamos de las mismas cosas: dolor en las articulaciones, grasa en la espalda, l\u00edneas de expresi\u00f3n. Por tel\u00e9fono, en nuestras llamadas diarias, intercambiamos notas sobre los \u00faltimos estudios sobre el envejecimiento y alimentos que combaten la inflamaci\u00f3n.<\/p>\n
Pero mientras nos quejamos de nuestras propias inseguridades, ya no nos pellizcamos las costras unos a otros. Al principio, cuando mi madre se mud\u00f3 cerca de m\u00ed hace unos a\u00f1os, la acosaba como si fuera una adolescente. \u00abEst\u00e1s usando eso<\/em>?\u201d Le preguntar\u00eda cuando apareci\u00f3 con una de sus chaquetas de cuero antiguas. Hace un par de meses acordamos saludarnos con un cumplido en lugar de una cr\u00edtica. A diferencia de, digamos, en alg\u00fan momento de los a\u00f1os 90, cuando llevaba el pelo largo con raya en medio, como me dijeron Kate Moss y Veronica, parec\u00eda \u00abuna trabajadora social agotada\u00bb. Ahora, cuando la recojo para ir de compras, me dice que mi piel se ve bien o que mis jeans \u201cme quedan perfectos\u201d. Siempre digo que luce hermosa o radiante cuando se sube al auto, y no miento. Mi mam\u00e1 es una maravilla natural con ojos verde menta y p\u00f3mulos altos. Principalmente lleva su fino cabello rubio miel recogido en un mo\u00f1o suelto. Cuando conoce a alguien por primera vez, sonr\u00ede como si acabara de ganar un concurso de ortograf\u00eda.<\/p>\nAl crecer, los padres con resaca en mis partidos de f\u00fatbol suburbanos no disfrazaban su lujuria adormilada por mi madre. Pero en mi opini\u00f3n, ella no se convirti\u00f3 en una belleza total hasta que cumpl\u00ed 21 a\u00f1os y ella lleg\u00f3 a la mediana edad. A los 48 a\u00f1os, mi madre abandon\u00f3 su matrimonio y empez\u00f3 a usar suficiente perfume Opium como para desempolvar un c\u00f3ctel. Dej\u00f3 crecer el bob de su madre y levant\u00f3 pesas en su nuevo condominio. Coquete\u00f3 con el farmac\u00e9utico. Compr\u00f3 un traje de nieve ce\u00f1ido y se uni\u00f3 a un club de esqu\u00ed para solteros. Ver\u00f3nica pas\u00f3 de ser una ama de casa amargada a una chica Bond de mediana edad.<\/p>\n
Antes del divorcio, mi madre, que com\u00eda con moderaci\u00f3n y rara vez sonre\u00eda con los dientes, era una belleza enjaulada. Mi pap\u00e1 no la mir\u00f3 con los ojos (creo que su apariencia lo intimid\u00f3); \u00e9l la menospreci\u00f3. Ver\u00f3nica no fue a la universidad, a diferencia de mi padre, y \u00e9l primaba sus t\u00edtulos sobre ella. Si ella pronunciaba mal una palabra, \u00e9l se burlaba.<\/p>\n
Cuando en la escuela secundaria engord\u00e9 con las barras Twix, a Ver\u00f3nica no le hizo gracia. Me trajo libros de dietas de la biblioteca y me habl\u00f3 de Tab. No ayud\u00f3 que hubiera heredado el rostro ancho, los ojos hundidos y algunas pecas de mi padre irland\u00e9s. Mi mam\u00e1 siempre negar\u00e1 que fui una decepci\u00f3n f\u00edsica para ella, pero me sent\u00eda como el m\u00e1s peque\u00f1o de la camada. Las chicas se desmayaban por mi apuesto hermano mayor, Robert, en la escuela secundaria; Mi \u00e1gil hermana peque\u00f1a, Noreen, ten\u00eda pesta\u00f1as largas y lujosas y se defend\u00eda de los enamoramientos de la escuela primaria. Yo era el deprimente gen\u00e9tico en las fotos familiares. Tom\u00e9 represalias robando los l\u00e1pices labiales Mary Kay favoritos de mi mam\u00e1 y pellizcando la delgada parte interna del muslo de mi hermana en el asiento trasero del auto. Acumul\u00e9 cajas de mezcla para pasteles Betty Crocker debajo de mi cama con dosel; por la noche, cuando me sent\u00eda deprimido, com\u00eda seco a cucharadas colmadas.<\/p>\n
Luego, el verano antes de la secundaria, crec\u00ed quince cent\u00edmetros. Comenc\u00e9 a hacer dieta competitiva, como hac\u00eda mi mam\u00e1 con sus amigas. En una reuni\u00f3n familiar, un t\u00edo me dijo: \u201c\u00a1Vaya! Nadie nunca esper\u00f3 t\u00fa<\/em> ser un espectador\u201d. Ten\u00eda 15 a\u00f1os y dije inexpresivamente: \u00abNo te preocupes, todav\u00eda soy feo por dentro\u00bb. En secreto, estaba encantada de ser bonita por fin. Cuando Ver\u00f3nica vino a visitarme a la universidad unos a\u00f1os m\u00e1s tarde, mis amigos hablaron efusivamente de su buena apariencia y su estilo. Una noche, me emborrach\u00e9 lo suficiente como para desplomarme en un rinc\u00f3n de mi dormitorio y gemirle a mi entonces novio, Greg: \u00abNunca ser\u00e9 hermosa como mi mam\u00e1\u00bb. Estoy seguro de que dijo algo agradable a cambio, pero lo \u00fanico que recuerdo ahora es sentir l\u00e1stima por m\u00ed mismo.<\/p>\n\n Mi mam\u00e1 no se volvi\u00f3 invisible en la mediana edad. Se volvi\u00f3 m\u00e1s ruidosa, divertida y sexy.<\/span><\/p>\n<\/aside>\nDespu\u00e9s de que Ver\u00f3nica se divorciara de mi padre, se convirti\u00f3, en mi opini\u00f3n, en la Cenicienta del baile. Entonces, cuando un d\u00eda me anunci\u00f3: \u201cQuiero hacerme un lavado de cara\u201d, me sorprendi\u00f3. Ella estaba casi, solo<\/em>, 50. Me entristeci\u00f3 pensar que a ella le preocupaba perder su apariencia. Tambi\u00e9n me enfureci\u00f3 pensar que mi madre se estaba tragando tonter\u00edas patriarcales. La abuche\u00e9 por ser una traidora a la hermandad. Ella me dijo que era \u00absu cara, su elecci\u00f3n\u00bb. Respond\u00ed prometiendo nunca someterme a una cirug\u00eda pl\u00e1stica. Ella dijo: \u00abTu cara, tu elecci\u00f3n\u00bb. Por supuesto, ten\u00eda 22 a\u00f1os y, en retrospectiva, era un total hip\u00f3crita.<\/p>\nCaso en cuesti\u00f3n: avanzamos m\u00e1s de tres d\u00e9cadas y quiero un estiramiento de cuello, pero me conformar\u00e9 con un suero que aprieta mi papada durante solo una hora m\u00e1s o menos. En octubre pasado cumpl\u00ed 55 a\u00f1os y, como la mantequilla que se deja de la noche a la ma\u00f1ana (y mi mand\u00edbula), esos ideales feministas de la segunda ola se han suavizado. Ahora veo en el espejo lo que probablemente ve\u00eda mi mam\u00e1 cuando ten\u00eda mi edad: la flacidez, las manchas del sol. Soy la hija de mi madre: yo tambi\u00e9n quiero ser una flauta de crujiente Veuve Clicquot. As\u00ed que reserv\u00e9 una cita con el dermat\u00f3logo para madre e hija para recibir Botox y relleno. A Ver\u00f3nica le pintar\u00e1n los surcos de marioneta y a m\u00ed me alisar\u00e1n la frente delineada para que parezca una pista de hockey.<\/p>\n
Salimos a desayunar la ma\u00f1ana de nuestra cita. Mientras comemos huevos revueltos, le pregunto a mi mam\u00e1 por qu\u00e9 quer\u00eda someterse a una cirug\u00eda pl\u00e1stica en los a\u00f1os 90. Su respuesta me sorprende. \u201cNo tuve ning\u00fan problema con mi apariencia\u201d, dice, untando mantequilla con una tostada. \u201cMi novio de entonces siempre alud\u00eda a conocer a una mujer m\u00e1s joven. Le dec\u00eda a la gente que yo era la mujer de mayor edad con la que hab\u00eda salido, justo delante de m\u00ed\u201d. Mi mam\u00e1 nunca program\u00f3 ese lavado de cara y finalmente rompieron. Aprieto los dientes y le pregunto qu\u00e9 le pas\u00f3 a ese tipo. \u00abOh, Teddy se fue hace mucho\u00bb, dice, y ambos nos re\u00edmos.<\/p>\n
Mi propio anhelo de un pellizco quir\u00fargico no tiene nada que ver con mi marido. Apenas se da cuenta cuando me pongo Botox y un poco de relleno de labios cada pocos meses. Tampoco quiero parecer d\u00e9cadas m\u00e1s joven. Mis 20 y 30 a\u00f1os fueron en su mayor\u00eda a\u00f1os inciertos, incluso si mi piel rica en col\u00e1geno brillaba. Se trata m\u00e1s de preservar lo que tengo ahora. Realmente, amo la mediana edad.<\/p>\n
Veronica dice que despu\u00e9s de Teddy super\u00f3 su \u201cmal humor y sensibilidad\u201d en la mediana edad y se fue a bailar todos los fines de semana. Todav\u00eda puedo imaginarla a los 50 a\u00f1os, prepar\u00e1ndose para salir con una minifalda de cuero negro y tacones, y aplic\u00e1ndose un hendidura falsa en la barbilla con delineador de ojos. Esa imagen de ella me ha facilitado el envejecimiento. Mi mam\u00e1 no se volvi\u00f3 invisible en la mediana edad. Se volvi\u00f3 m\u00e1s ruidosa, divertida y sexy.<\/p>\n
\u00c9sa es la belleza de llegar a la mediana edad: t\u00fa decides c\u00f3mo te ves y c\u00f3mo te sientes en lugar de dejar que otras personas sean tu espejo de cuerpo entero. Midlife me recuerda la mejor parte de uno de esos toboganes de agua locos. Has llegado al punto en el que ya no est\u00e1s ansioso y empiezas a disfrutar. L\u00e1stima que ya falta m\u00e1s de la mitad del final. Quiz\u00e1s el Botox sea s\u00f3lo un placebo. Un truco para hacerme creer que en realidad no estoy envejeciendo.<\/p>\n
Despu\u00e9s del desayuno, mi mam\u00e1 y yo nos dirigimos a la Dra. Nancy Samolitis en Facile en Melrose Place. El elegante spa es conocido por su clientela milenial, pero Samolitis atiende pacientes de hasta 97 a\u00f1os en busca de rellenos y toxinas. Tambi\u00e9n recibe muchas hijas de mediana edad como yo que vienen con sus padres del baby boom. Se podr\u00eda pensar que las personas mayores esperan perder d\u00e9cadas. \u201cMis pacientes mayores tienen expectativas m\u00e1s realistas\u201d, dice Samolitis mientras aplica una crema de lidoca\u00edna alrededor de la boca de Veronica para adormecer el \u00e1rea. \u201cNo quieren parecer a\u00f1os m\u00e1s j\u00f3venes. Quieren verse como se sienten\u201d.<\/p>\n
\u00ab\u00bfAdivina qu\u00e9? Me siento de 47\u201d, le dice mi mam\u00e1 con su gran risa. Samolitis inyecta Restylane en las molestas l\u00edneas de marioneta de Ver\u00f3nica y me aplica unos cuantos pinchazos de relleno en la misma zona, junto con puntos de Dysport alrededor de los ojos y la frente. Unos d\u00edas despu\u00e9s, mi mam\u00e1 y yo nos reunimos para dar un paseo por el barrio. La saludo con un \u00abTe ves renovado, como si hubieras ido a un crucero\u00bb. \u201cAhora parezco m\u00e1s optimista\u201d, me dice. \u201cEsas l\u00edneas me hicieron parecer enojado\u201d. La verdad es que mi mam\u00e1 es m\u00e1s optimista que yo y algunos de mis amigos. Muchos de nosotros somos padres mayores con hipotecas, carreras ganadas con tanto esfuerzo amenazadas por la IA y hormonas que se est\u00e1n volviendo locas. Puede parecer una adolescencia al rev\u00e9s. Pero ver a mi madre superar sus propias crisis, entonces y ahora, oscurece mi perspectiva.<\/p>\n
A los 82 a\u00f1os, Veronica sale a clubes de jazz y a inauguraciones art\u00edsticas y, a veces, duerme hasta el mediod\u00eda del d\u00eda siguiente con su gato, ZouZou. Queda con amigos para comer comida marroqu\u00ed y coquetea con hombres m\u00e1s j\u00f3venes. Y todav\u00eda aplica esa hendidura en su barbilla tambi\u00e9n. Solo ver c\u00f3mo se desarrolla el tercer acto de mi madre me da la esperanza de que nuestras \u00faltimas d\u00e9cadas no sean solo diapositivas de Mephisto y hernias discales. Reflexionar sobre su metamorfosis a los 48 a\u00f1os me recuerda que las mujeres de mediana edad son m\u00e1s poderosas. Creo que es por eso que hist\u00f3ricamente los hombres han tratado de hacerlos sentir invisibles despu\u00e9s de los 40. Mientras caminamos, me doy cuenta de que mi mam\u00e1 sigue siendo mi inspiraci\u00f3n para envejecer bien. Quiz\u00e1s puedas disfrutar del viaje hasta el final. Quiz\u00e1s pueda amar mi tercer acto tanto como mi mediana edad. \u00abEstoy pensando en blanquearme los dientes\u00bb, dice. \u00abYo tambi\u00e9n\u00bb, digo y tomo su brazo en el m\u00edo.<\/p>\n