{"id":1041394,"date":"2024-03-08T02:24:31","date_gmt":"2024-03-08T02:24:31","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-duda-regresa-en-una-produccion-tradicionalista\/"},"modified":"2024-03-08T02:24:33","modified_gmt":"2024-03-08T02:24:33","slug":"la-duda-regresa-en-una-produccion-tradicionalista","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-duda-regresa-en-una-produccion-tradicionalista\/","title":{"rendered":"La duda regresa en una producci\u00f3n tradicionalista"},"content":{"rendered":"


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Liev Schreiber y Amy Ryan en Duda<\/em> en el Teatro Todd Haimes.
\n Foto de : Joan Marcus<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

Como se\u00f1al\u00f3 mi colega cr\u00edtico Jackson McHenry la semana pasada, John Patrick Shanley est\u00e1 pasando por un momento. Tenemos algo viejo, algo nuevo, y ahora, con el resurgimiento de Roundabout de Duda<\/em>, <\/em>quiz\u00e1s estemos llegando al cenit del ascenso de Shanley como dramaturgo, el espect\u00e1culo de 2004 que le vali\u00f3 un Pulitzer y un Tony y se convirti\u00f3 en una pel\u00edcula que dirigi\u00f3 con (respiraci\u00f3n profunda) Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Viola Davis y Amy Adams. cada uno de ellos nominados a los premios Oscar. Hab\u00eda una raz\u00f3n para todo eso. Como un escrito, Duda<\/em> Es pr\u00e1cticamente un rayo tractor de la Estrella de la Muerte para el complejo estadounidense de premios de artes esc\u00e9nicas. Tiene un tema sacado de los titulares (la posibilidad de abuso infantil por parte de un sacerdote cat\u00f3lico), suficiente ingenio para evitar que la gravedad del tema se vuelva floja y taciturna, y una variedad de s\u00f3lidos solos y d\u00faos para sus int\u00e9rpretes, del tipo de material que pide ser puesto en un carrete. \u00bfNo puedes simplemente ver a Meryl aceptando cort\u00e9smente los aplausos despu\u00e9s de que el clip termina con su ardiente frase: \u201c\u00a1Har\u00e9 lo que sea necesario, padre, si eso significa que estoy condenada al infierno!\u201d?<\/p>\n

Discursos como ese fueron creados para sacudir al p\u00fablico, pero casi dos d\u00e9cadas despu\u00e9s, y en esta producci\u00f3n, Duda<\/em> se siente notablemente estable. Como emisario serio y muy condecorado de los primeros a\u00f1os, la obra parece casi nost\u00e1lgica, un objeto familiar m\u00e1s que un evento galvanizador. Siempre ha sido una pieza de \u00e9poca: su historia tiene lugar en el Bronx justo despu\u00e9s de Kennedy en la infancia de Shanley, donde la r\u00edgida hermana Aloysius (Amy Ryan), directora de la escuela St. Nicholas, se opone vehementemente a los bol\u00edgrafos como uno de los muchos puertas de entrada insidiosas a un futuro maligno e indolente. (Shanley le dijo recientemente a Vulture que fue influenciado para escribir la obra en parte por el descubrimiento de que un maestro de su propia escuela cat\u00f3lica hab\u00eda sido un abusador en serie). Pero no es tanto el escenario de la obra de 1964 sino sus vibraciones de 2004 lo que la hace sentir. un poco congelado en \u00e1mbar. El director Scott Ellis est\u00e1 feliz de no superar lo esperado. El conjunto de David Rockwell gira obedientemente entre un patio de claustro pedregoso y cubierto de hiedra y una enorme oficina de caoba. Ryan usa el mismo sombrero y gafas severos que Streep y Cherry Jones usaron antes que ella. El sencillo dise\u00f1o de sonido de Mikaal Sulaiman nos ofrece cuervos graznando, ni\u00f1os jugando y kyries entre escenas. Y, aunque no es necesario insistir, siete de las ocho personas del equipo de producci\u00f3n central son hombres. Los rostros famosos en el escenario son nuevos, pero mucho de lo que se ha presentado aqu\u00ed se siente intensa e intencionalmente igual que siempre.<\/p>\n

Es la parte del embalaje la que golpea hueca. En s\u00ed mismo, Duda<\/em> Sigue siendo una escritura n\u00edtida y resistente. Tambi\u00e9n es tonalmente m\u00e1s amplio de lo que Ellis cree. Shanley no es realmente un naturalista: hay altura y arrogancia en su di\u00e1logo, un ritmo anticuado en sus bromas y una confianza narradora en su prosa que puede volverse ext\u00e1tica o infernal dependiendo de en qu\u00e9 direcci\u00f3n fluyan las pasiones. Sus personajes tienen a Willy Loman y John Proctor en su \u00e1rbol geneal\u00f3gico. Hay una grandeza de Daniel Day-Lewis en ellos que quiere una expresi\u00f3n descarada, incluso, a su manera, en aquellos como la hermana Aloysius, que usan los botones hasta la barbilla y est\u00e1n bien familiarizados con la verg\u00fcenza. La dama de hierro de San Nicol\u00e1s suelta tantas l\u00edneas de risa como denuncias justas, e ingerir demasiado de su particular estilo de ingenio deber\u00eda ser como aceptar el desaf\u00edo de la canela: seco, amargo y peligroso para la salud. Es muy posible que Ryan todav\u00eda est\u00e9 trabajando para llegar al papel: se uni\u00f3 a la producci\u00f3n a principios de febrero para reemplazar a Tyne Daly, quien se retir\u00f3 por razones relacionadas con la salud, y actualmente est\u00e1 pintando con un pincel m\u00e1s peque\u00f1o del que deja espacio el texto de Shanley. Es dura y precisa, pero tambi\u00e9n se siente contenida: ni tan punzante como podr\u00eda ser con las chispas del papel ni tan devastadora en sus momentos de indignaci\u00f3n y furia.<\/p>\n

La moderaci\u00f3n es cre\u00edble en una mujer que piensa que \u201cla inocencia es una forma de pereza\u201d y que \u201c’Frosty the Snowman’ abraza una creencia pagana en la magia\u201d. Sin embargo, hay un toque dram\u00e1tico en La hermana Aloysius que Ellis y Ryan, conscientemente o no, est\u00e1n dejando de lado. Por un lado, la directora sabe<\/em> lo aterradora que es y cultiva intencionalmente su propia m\u00edstica aterradora. Pero de otro modo, m\u00e1s complejo, ella, como todos nosotros, no se conoce a s\u00ed misma tan bien como cree. Cuando critica a una joven maestra por \u201cactuar\u201d para sus alumnos \u201ccomo si estuviera en un escenario de Broadway\u201d (una l\u00ednea que no puede evitar sonar un poco aqu\u00ed), hay una parte de la hermana Aloysius, por muy enterrada que sea, que proviene de un lugar no de moralidad estricta sino de inseguridad personal. \u00bfQu\u00e9 pasa si este nuevo tipo de actuaci\u00f3n (entusiasta, amigable, curiosa, enriquecedora) hace que la suya quede obsoleta?<\/p>\n

La joven maestra es la hermana James (Zoe Kazan), y es ella quien termina avivando las sospechas de la monja mayor sobre el querido sacerdote Padre Flynn (Liev Schreiber, saboreando su dialecto del Bronxy como si fuera un submarino de alb\u00f3ndigas). Algo sobre el sacerdote ya ha estado carcomiendo la mente de la hermana Aloysius, pero tan pronto como la hermana James, toda nerviosa y aleteante, informa que el \u00fanico estudiante negro de la escuela, un ni\u00f1o de 12 a\u00f1os llamado Donald Muller, regres\u00f3 con ella. En clase, despu\u00e9s de una \u201creuni\u00f3n privada\u201d con el padre Flynn actuando \u201cun poco extra\u00f1o\u201d y con \u201caliento a alcohol\u201d, la directora deja escapar los perros de la justa persecuci\u00f3n. Ya sea que pueda encontrar pruebas contundentes de las fechor\u00edas del sacerdote o no, ella tiene, como le dice en uno de los momentos m\u00e1s apasionantes de la obra, \u00abmi certeza, y armada con eso… no me detendr\u00e9\u00bb.<\/p>\n

Cuando Duda<\/em> hizo su estreno fuera de Broadway en 2004, la Iglesia Cat\u00f3lica acababa de admitir que, entre 1950 y 2002, m\u00e1s de 10.000 ni\u00f1os hab\u00edan sido abusados \u200b\u200bsexualmente por m\u00e1s de 4.000 sacerdotes en los EE.UU. En un momento tan cargado, \u00bfestaba el p\u00fablico preparado para ponerse del lado de la \u00bfLa vehemente hermana Aloysius o la vacilaci\u00f3n, pregunt\u00e1ndose tal vez si un hombre inocente estaba siendo arrastrado por una marea venenosa? \u00c9se es el delicado punto de apoyo sobre el que se equilibra la obra y que permanece intacto. Aunque el propio Shanley ahora dice que no est\u00e1 seguro de c\u00f3mo aterrizar\u00e1 la obra hoy (\u201cCreo que el p\u00fablico como sociedad era mucho m\u00e1s complaciente de lo que es ahora\u201d), la m\u00e1quina que construy\u00f3 es parad\u00f3jicamente s\u00f3lida en su ambig\u00fcedad; Como un cubo de Rubik, es f\u00e1cil de entender y dif\u00edcil de resolver. Independientemente de las actuaciones, el texto sabe c\u00f3mo y cu\u00e1ndo tirar de ti de un modo u otro, pero tambi\u00e9n es un texto que anhela una encarnaci\u00f3n grande y jugosa: actores mir\u00e1ndose a los ojos y luchando espiritualmente entre s\u00ed hasta el punto de quedarse sin aliento.<\/p>\n

Si bien el conjunto de Ellis no se queda atr\u00e1s de la obra, tampoco se sienten presionados a encender un fuego debajo de ella. Ryan y Kazan a menudo sienten que est\u00e1n en programas ligeramente diferentes, el de Ryan m\u00e1s sutilmente minimalista y el de Kazan m\u00e1s caricaturizado: las especificidades de una escena y el hecho de que la hermana James no es solo una persona de coraz\u00f3n tierno sino aparentemente una maestra inteligente y convincente, pueden A veces me pierdo bajo su temblor y triplicado. Schreiber, quiz\u00e1s ir\u00f3nicamente, es el m\u00e1s c\u00f3modo de los tres. El acento \u00abfuhgeddaboudit\u00bb lo realza lo suficiente, mientras que su facilidad f\u00edsica de hombros cuadrados lo mantiene arraigado: este tipo definitivamente tambi\u00e9n es el entrenador de baloncesto de la escuela, y los ni\u00f1os probablemente piensen que es, ya sabes, lo que sea, bastante genial. Si bien no estaba seguro de haberme comprado el hecho de que el padre Flynn tuviera que tomar notas porque se pone \u00abdemasiado nervioso para recordar los detalles de una conversaci\u00f3n perturbadora\u00bb, la presentaci\u00f3n del papel de Schreiber en la escala cero en la escala Kinsey es intrigante. . Shanley introduce algunas peculiaridades en el personaje que la hermana Aloysius considera signos de desviaci\u00f3n (le gustan tres terrones de az\u00facar en el t\u00e9, mantiene las u\u00f1as un poco largas y muy limpias) y encuentra estas cosas en un tipo que parece que disfrutar\u00eda. Una cerveza en un partido de los Mets nos hace cuestionar nuestras propias suposiciones, posiblemente insidiosas, sobre superficies y esencias.<\/p>\n

Alrededor de las tres cuartas partes del camino Duda<\/em>Durante los concisos 90 minutos, la hermana Aloysius invita a la madre de Donald a su oficina. Lo que quiere de la se\u00f1ora Muller (el siempre s\u00f3lido Quincy Tyler Bernstine) no est\u00e1 del todo claro ni siquiera para ella, pero se est\u00e1 desesperando: necesita que alguien le diga: \u201c\u00a1S\u00ed! Os bendigo con mi horror y dolor maternal. \u00a1Ve y salva a mi hijo! Lo que obtiene es una fuerte dosis de realismo, administrada por una mujer negra que no vive dentro de un santuario cubierto de hiedra y que no necesariamente puede permitirse el perfeccionismo moral. \u201cTal vez conozcas las reglas, pero eso no las cubre\u201d, dice la se\u00f1ora Muller, nunca descort\u00e9s, pero a la altura de la columna vertebral de la hermana Aloysius. \u00abAceptas lo que tienes que aceptar y trabajas con ello… Es s\u00f3lo hasta junio\u00bb. Esa l\u00ednea genera algunos jadeos y siempre lo har\u00e1, pero Bernstine tambi\u00e9n recibe un aplauso de salida. Se lo ha ganado: en el mundo de certeza, salvaci\u00f3n y pecado de la hermana Aloysius ha entrado una madre que ama a su hijo no te\u00f3ricamente sino de hecho<\/em>, pr\u00e1cticamente, cuya vida diaria es m\u00e1s amplia y dura, m\u00e1s peligrosa y compleja de lo que la monja cruzada puede comprender plenamente. Aunque Ellis mantiene la obra de Shanley bastante digerible, hay momentos, como cuando Bernstine est\u00e1 en el escenario, en los que todav\u00eda se puede sentir el desconcertante zumbido de su t\u00edtulo. \u00bfPor qu\u00e9 creemos que sabemos lo que creemos saber? \u00bfY de qui\u00e9n hablan en \u00faltima instancia nuestras suposiciones?<\/p>\n

Duda Est\u00e1 en el Teatro Todd Haimes (anteriormente American Airlines) hasta el 21 de abril.<\/em><\/p>\n