{"id":1042611,"date":"2024-03-08T21:00:47","date_gmt":"2024-03-08T21:00:47","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-madre-contra-la-crisis-de-la-vivienda\/"},"modified":"2024-03-08T21:00:50","modified_gmt":"2024-03-08T21:00:50","slug":"la-madre-contra-la-crisis-de-la-vivienda","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-madre-contra-la-crisis-de-la-vivienda\/","title":{"rendered":"La madre contra la crisis de la vivienda"},"content":{"rendered":"


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\n Foto-Ilustraci\u00f3n: Frenado; Fotos: Getty<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

Cuando nuestro arrendador nos advirti\u00f3 a mi esposo y a m\u00ed al comienzo de la pandemia que eventualmente tendr\u00edamos que dejar nuestro apartamento para dejar paso a su hijo en edad universitaria, le estrech\u00e9 la mano extendida. Me mov\u00eda mucho; la perspectiva de mudarse no parec\u00eda dram\u00e1tica. Hab\u00eda tantas cosas que no podr\u00eda haber imaginado entonces. No sab\u00eda que Montreal, la ciudad en la que crec\u00ed, donde los alquileres se mantuvieron relativamente estables durante la mayor parte de mi vida, sucumbir\u00eda a una crisis mundial de asequibilidad de la vivienda. No sab\u00eda que las tasas hipotecarias se disparar\u00edan o que la industria editorial se contraer\u00eda y yo perder\u00eda mi trabajo. Estoy seguro que no sab\u00eda que tendr\u00eda un beb\u00e9. Cuando todos estos detalles se revelaron, le dije a mi casero que planeaba dar a luz en casa, o m\u00e1s bien bajo el techo que \u00e9l nos hab\u00eda prestado y que pronto recuperar\u00eda como un libro atrasado de la biblioteca. \u00abOh, eso es genial\u00bb, dijo. \u201cEl lugar estar\u00e1 lleno de buenas vibras para mi hijo\u201d. Un a\u00f1o despu\u00e9s se rescindi\u00f3 nuestro contrato de arrendamiento.<\/p>\n

Entre el momento en que supe que estaba embarazada en octubre de 2021 y el primer cumplea\u00f1os de mi hija en junio de 2023, que coincidi\u00f3 con el \u00faltimo mes de nuestro alquiler, el precio promedio de un alquiler en los Estados Unidos y Canad\u00e1 aument\u00f3 aproximadamente un 20 por ciento. Mientras tanto, la tasa de desocupaci\u00f3n de viviendas en Montreal se desplom\u00f3 al 1,5 por ciento, al igual que en la ciudad de Nueva York. Durante las tomas nocturnas, agarrando el tel\u00e9fono para no dejarlo caer sobre la cabecita del beb\u00e9, buscaba en la escasa lista lugares que costaban el doble y la mitad del tama\u00f1o del que est\u00e1bamos renunciando. En la oscuridad me convenc\u00ed de que deb\u00edamos esperar algo decente, que nuestro hijo lo merec\u00eda y lo exig\u00eda. Me enfureci\u00f3 que estuvi\u00e9ramos en la posici\u00f3n de esperar dos dormitorios en esta econom\u00eda.<\/p>\n

\u00ab\u00bfEs posible que estemos siendo demasiado exigentes?\u00bb mi marido se atrevi\u00f3 a preguntar. La semana siguiente llen\u00e9 solicitudes para dos alquileres diferentes y ni siquiera recib\u00ed una llamada. Si no eras el primero en visitarlo, no ten\u00edas ninguna posibilidad.<\/p>\n

Vimos docenas de apartamentos, cada uno m\u00e1s estrecho y mal construido que el anterior. Tambi\u00e9n presentamos solicitudes para 50 cooperativas de vivienda y tuvimos un par de entrevistas, pero nos quedamos con las manos vac\u00edas. No pudimos encontrar nada que pudi\u00e9ramos pagar que no fuera un subs\u00f3tano o que se estuviera desmoronando.<\/p>\n

En general, hicimos caso omiso de nuestro inminente desalojo hasta que, finalmente, no pudimos. En el transcurso de un fin de semana de verano, empaqu\u00e9 nuestras cajas con el beb\u00e9 atado a mi torso y las trasladamos a un cubo de almacenamiento. Nuestros amigos cedieron el dormitorio libre de su modesto apartamento. Podr\u00edamos quedarnos todo el tiempo que quisi\u00e9ramos, dijeron.<\/p>\n

Antes de ser madre, me sosten\u00eda bajo el capitalismo borrando mi cuerpo. Eso es algo que puedes hacer cuando gozas de relativamente buena salud y nadie depende de ti. Durante dos a\u00f1os viv\u00ed en Nueva York sin seguro; Una vez, cuando el dolor era tan grande que no pod\u00eda ignorarlo m\u00e1s, incit\u00e9 a un amigo a realizarme un procedimiento m\u00e9dico menor en mi cuero cabelludo en su sala de televisi\u00f3n. En uno de mis apartamentos, la ducha lindaba con un mini refrigerador con un plato caliente, para que pudiera cocinar mientras me enjuagaba el cabello. Para evitar el costo de vida astron\u00f3mico, dorm\u00ed en los sof\u00e1s de otras personas, compart\u00ed habitaciones demasiado peque\u00f1as con demasiados compa\u00f1eros de cuarto, hice mi hogar en una tienda de campa\u00f1a y tambi\u00e9n en una Dodge Grand Caravan 2008 con asientos plegables. Si est\u00e1s dispuesto y eres lo suficientemente capaz de ignorar todas tus necesidades f\u00edsicas, ser\u00e1 posible evitar enfrentarte a las instituciones arruinadas que se supone deben ayudarnos a cuidar de nosotros mismos.<\/p>\n

Pero mi hijo es pura necesidad f\u00edsica. Ella me arrastr\u00f3 de regreso a mi cuerpo. Ella necesitaba amamantar cada dos horas y yo necesitaba un lugar c\u00f3modo donde pudiera alimentarla y estar desnudo todo el tiempo. Necesitaba gatear y luego caminar como un pato por el pasillo. Sus necesidades, aunque rudimentarias, se manifestaban en innumerables objetos: una silla alta, una alfombra de juego, una m\u00e1quina de ruido blanco, cortinas opacas. En medio de la crisis inmobiliaria, fantase\u00e9 brevemente con venderlos todos y meterla de nuevo en el refugio de mi \u00fatero. No ten\u00edamos muchas ganas de subirnos a la furgoneta con un ni\u00f1o. No pod\u00edamos compartir un loft con cuatro estudiantes de m\u00fasica y separar las camas con cortinas. Incluso si el propietario no hubiera intervenido, tarde o temprano habr\u00edamos tenido que afrontar los hechos: no ten\u00edamos una guarder\u00eda, sino una peque\u00f1a oficina sin ventanas justo debajo de la escalera de los vecinos.<\/p>\n

O tal vez hubi\u00e9ramos intentado conservar ese apartamento por toda la eternidad. Esa casa que parec\u00eda casi cara cuando empezamos a alquilarla en febrero de 2020 y que cuatro a\u00f1os despu\u00e9s nos parece tan deliciosamente, improbablemente barata. El \u00fanico hogar que nuestra hija hab\u00eda conocido, el lugar de toda su existencia.<\/p>\n

El d\u00eda de la mudanza, camin\u00e9 con ella por la casa vac\u00eda; hac\u00eda poco que hab\u00eda dado sus primeros pasos. Aqu\u00ed est\u00e1 la ba\u00f1era poco profunda en la que naciste y el tanque al que se le acab\u00f3 el agua caliente justo cuando comenc\u00e9 a pujar. Aqu\u00ed est\u00e1 la puerta de la que colgaba tu jersey para beb\u00e9, para que pudieras saltar a tu antojo y pudi\u00e9ramos buscar trabajo durante cinco fren\u00e9ticos minutos. Aqu\u00ed est\u00e1 la habitaci\u00f3n que albergaba nuestra mesa del comedor, hasta que, en los \u00faltimos d\u00edas de mi embarazo, la derrumbamos y dejamos paso al fino colch\u00f3n de espuma donde pasamos las primeras horas de nuestra vida. <\/em>Durante dos semanas estuve acostado en ese colch\u00f3n en lugar de en nuestra cama. Entonces, una noche, unos visitantes vinieron a cenar y trajimos la mesa de vuelta, pero a m\u00ed me desanim\u00f3 verla all\u00ed. As\u00ed que lo llevamos a cabo una y otra vez, y otra vez. \u00bfEst\u00e1bamos todav\u00eda en ese crep\u00fasculo que desciende despu\u00e9s del nacimiento o est\u00e1bamos listos para entretener? \u00bfQu\u00e9 parte hab\u00eda terminado y cu\u00e1l empezaba? No hab\u00eda podido decirlo. Ahora tanto la mesa del comedor como el colch\u00f3n hab\u00edan desaparecido.<\/p>\n

Los amigos que nos acogieron, a quienes mi hija llama Tata y Calico, son hermosos, j\u00f3venes y no tienen hijos. Tienen un apartamento perfecto para una pareja joven y preciosa sin hijos. Y lo mantienen muy limpio. Es decir, lavan los platos inmediatamente despu\u00e9s de comerlos. Ellos estaban conscientes de los l\u00edos y los llantos nocturnos y de todos modos nos invitaron a vivir con ellos. Dijeron que no les importar\u00eda. Les cre\u00ed porque s\u00e9 cu\u00e1nto nos aman y porque ten\u00eda que hacerlo, pero eso hizo poco para calmar mi ansiedad. Tan pronto como llegamos, el beb\u00e9 se dirigi\u00f3 a la cocina y vaci\u00f3 tres cajones de utensilios en el suelo. Intent\u00f3 sacar un cuenco de cer\u00e1mica con fruta del estante. Esa noche, como la mayor\u00eda de las otras noches, anunci\u00f3 que hab\u00eda terminado de comer volcando su plato de pl\u00e1stico de Ikea y esparciendo trozos de ma\u00edz sobre las baldosas grises como semillas para la cosecha del pr\u00f3ximo a\u00f1o. Por los nervios, barr\u00eda dos veces al d\u00eda. Tata barr\u00eda cuatro o cinco veces al d\u00eda.<\/p>\n

Durante los dos meses que acampamos en la habitaci\u00f3n de invitados de nuestros amigos, los tres (mi esposo, yo y un ni\u00f1o de 1 a\u00f1o que duerme de lado) compartimos una cama tama\u00f1o queen. Guard\u00e9 ropa de beb\u00e9 en un armario lleno de libros de Tata y Calico. Apenas hab\u00eda espacio para los juguetes, as\u00ed que los guardamos en recipientes de pl\u00e1stico y dejamos algunos animales de peluche, un andador y un cubo de arena en un rinc\u00f3n de la sala, junto a la impresora y los lienzos terminados de Calico. Cada ma\u00f1ana, uno de nosotros conduc\u00eda media hora hasta la \u00fanica guarder\u00eda disponible mientras el beb\u00e9 protestaba en el asiento trasero. Todas las tardes, una vez que regres\u00e1bamos, la persegu\u00eda de un lado a otro del departamento, arrancando la tierra de las plantas de sus mugrientos pu\u00f1os. No pod\u00eda soportar pedirles a nuestros amigos que pusieran su espacio a prueba de ni\u00f1os, incluso mientras ella segu\u00eda comiendo sus cosas peque\u00f1as y fr\u00e1giles.<\/p>\n

Fue duro. Tambi\u00e9n fue notablemente hermoso. Nuestros amigos nos preparaban la cena: burritos de desayuno, curry de coco y guisos de jud\u00edas verdes. Nos sorprendieron con delicias del supermercado. Agregaron nuestra ropa sucia a sus propias cargas, movieron nuestro autom\u00f3vil en d\u00edas de estacionamiento alternos, regaron nuestras plantas y nos prepararon bebidas. Nos alentamos mutuamente el arte. Lloramos uno en brazos del otro. De repente, mi esposo no era el \u00fanico adulto presente con regularidad, lo que hizo maravillas en nuestro matrimonio. En un momento en el que podr\u00eda haber sufrido un aislamiento intenso, disfrutaba y desahogaba regularmente con mis compa\u00f1eros. Mientras el beb\u00e9 dorm\u00eda, mir\u00e1bamos pel\u00edculas en cadena y ped\u00edamos postre. Mientras estaba despierta, la adoraban tanto que repet\u00eda nuestros cuatro nombres como un mantra: mam\u00e1<\/em>, Pap\u00e1<\/em>, tata<\/em>, Calic\u00f3<\/em>.<\/p>\n

Una noche la o\u00ed re\u00edr como una loca, lo que me hizo re\u00edr incluso antes de llegar al lugar: Calico estaba encorvado y la arrastraba por la cocina dentro de una caja de cart\u00f3n. \u00ab\u00a1Te matar\u00e1s la espalda!\u00bb Segu\u00ed grit\u00e1ndole vertiginosamente. Pero daban vueltas y vueltas, ella en pijama, con el pelo todav\u00eda mojado por el ba\u00f1o y la cabeza inclinada hacia atr\u00e1s con deleite. No le faltaba ni una maldita cosa.<\/p>\n

No hay ning\u00fan lado positivo en el colapso sist\u00e9mico. No tenemos una deuda de gratitud con la autoridad de vivienda que permiti\u00f3 nuestro desalojo; no nos mostr\u00f3 el camino a la vida comunitaria. Por el contrario, las pol\u00edticas p\u00fablicas insisten en una cultura de individualismo y, cuando llegas a depender de otras personas, la sociedad intenta venderte la narrativa de que has fracasado. Por supuesto, no hemos fracasado. Nuestras instituciones nos han fallado.<\/p>\n

La comunidad es una buena soluci\u00f3n a ese fracaso: una soluci\u00f3n mejor que descuidar el cuerpo y pr\u00e1cticamente la \u00fanica manera de lidiar con un padre dependiente o anciano, o una discapacidad o una enfermedad cr\u00f3nica, si no eres rico. Pero la vida comunitaria no deber\u00eda ser un mecanismo de supervivencia. Como escribe la activista Mia Birdsong en C\u00f3mo nos presentamos: recuperando la familia, la amistad y la comunidad<\/em>, \u201cSer libre se logra, en parte, estando conectado\u201d. En un mundo alternativo donde nuestros sistemas funcionan para mantenernos seguros y protegidos y nos unen en lugar de separarnos, cuidar y ser cuidado por otras personas no es un acto de desesperaci\u00f3n. Es un medio de libertad, prosperidad y placer, una v\u00eda hacia nuestra prosperidad.<\/p>\n

Hace unos meses finalmente nos mudamos a un lugar cerca de la guarder\u00eda, con un dormitorio para el beb\u00e9 y una gran ba\u00f1era antigua. Heredamos el alquiler de los inquilinos anteriores, fijado en 2021, que est\u00e1 por debajo del mercado y es lo suficientemente alto como para tenernos en aprietos. Quer\u00eda sentir algo de alivio. En cambio, me sent\u00ed abrumado por el estr\u00e9s y la soledad.<\/p>\n

Al final lo quer\u00edamos todo. Una casa lo suficientemente espaciosa y asequible para dos familias, donde los cinco podr\u00edamos seguir viviendo juntos con facilidad. Busquemos algo m\u00e1s grande, nos dec\u00edamos unos a otros, aunque sab\u00edamos que no hab\u00eda nada m\u00e1s grande que no nos arruinara. En ese apartamento lleno de gente, con nuestra comunidad, comenc\u00e9 a so\u00f1ar. Estaba alimentando a alguien m\u00e1s, constantemente, y por fin me dej\u00e9 tener hambre.<\/p>\n