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En \u201cAucune id\u00e9e\u201d, el artista teatral suizo muestra a dos hombres mayores m\u00e1s all\u00e1 de deberes y proyectos. Su libertad se ve comprometida por vagos presentimientos, vecinos malvados y objetos traicioneros. <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n\n <\/div>
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Del buz\u00f3n no s\u00f3lo salen anuncios, sino tambi\u00e9n mensajes del buen Dios o del mal vecino. Martin Zeller (izquierda) y Graham F. Valentine.<\/h2>\n Julie Masson \/ \u00a9 <\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n\u00bfQu\u00e9 debe hacer un teatro que se titula \u201cAucune id\u00e9e\u201d? Te lo preguntas desde el principio y una y otra vez despu\u00e9s, cuando miras el sinuoso escenario y a dos hombres mayores y agotados que ahora se enfrentan a lo absurdo de la vida y ahora a los peligros de los objetos. En realidad, el t\u00edtulo provoca preguntas y provoca irritaci\u00f3n en nuestros l\u00f3bulos cerebrales, que est\u00e1n sobresaturados de comunicaci\u00f3n e informaci\u00f3n.<\/p>\n
Por ejemplo, \u00bfpor qu\u00e9 el violinista (Martin Zeller) toca inicialmente el preludio de \u201cTrist\u00e1n e Isolda\u201d de Richard Wagner? Christoph Marthaler, que el fin de semana puso en escena \u201cAucune id\u00e9e\u201d para el Th\u00e9\u00e2tre Vidy de Lausana y la present\u00f3 el fin de semana en el Schiffbau de Z\u00farich, con entradas dos veces agotadas, siempre ha cronometrado y plasmado musicalmente su arte esc\u00e9nico. De hecho, la apertura mel\u00f3dica crea una atm\u00f3sfera extra\u00f1a. M\u00e1s precisamente: una disonancia silenciosa.<\/p>\n
\u00bfPor qu\u00e9 Wagner?<\/span><\/h2>\nEl t\u00edmido sonido de la viola contrasta con el patetismo del romanticismo tard\u00edo, al igual que los fondos minimalistas (escenario: Duri Bischoff) con el sue\u00f1o de Wagner de una obra de arte total. Peor a\u00fan: en su soledad camer\u00edstica, el violinista busca una pseudocolaboraci\u00f3n con una insignificante grabadora de la que emana el Wagner orquestal.<\/p>\n
Sin embargo, el solista no est\u00e1 completamente solo. Tiene un vecino (Graham F. Valentine) y desde el principio se afirma como protagonista. Tan pronto como recorre el escenario con pasos amplios, despierta la esperanza de acci\u00f3n y significado. Primero lo ves desliz\u00e1ndose a trav\u00e9s de las seis puertas colocadas en las paredes cuadradas. \u00bfSon entradas o salidas? \u00bfA qu\u00e9 cuartos traseros podr\u00edan conducir? En alg\u00fan momento, el protagonista se presenta cort\u00e9smente ante un residente an\u00f3nimo como un ladr\u00f3n. Y luego tiene que escuchar de la v\u00edctima que no hay nada que sacarle.<\/p>\n
Esto es bastante revelador: no queda mucho que ganar para el protagonista y el m\u00fasico. El tiempo ha dejado a los dos hombres atrapados en su casa, que resulta ser una prisi\u00f3n. De modo que comparten un destino, pero sus vidas siguen siendo una coexistencia vecinal. A veces piden un poco de harina o mantequilla. Sin embargo, sus existencias no est\u00e1n unidas en una historia com\u00fan que pueda conducirles al futuro.<\/p>\n
Cuanto m\u00e1s se atascan en el pasado. Por un lado, esto se refleja en el poder de viejos h\u00e1bitos como la vestimenta burguesa, que siempre exige pantalones largos, camisa, chaleco y corbata. Por supuesto, el m\u00fasico tambi\u00e9n conserva la cultura del pasado en su viola. E incluso el protagonista intenta revivir viejas canciones y poemas con recitaci\u00f3n estridente.<\/p>\n
Pero este falso presente no garantiza una felicidad constante. Por un lado, los miedos a veces emergen de lo m\u00e1s profundo de la memoria. Como fragmentos de un sue\u00f1o interrumpido, el protagonista tiene malos presentimientos: \u00bfHa cometido errores? \u00bfDijo algo malo en la familia en ese entonces? \u00bfLas relaciones amistosas y familiares alguna vez se rompieron por su propio paso en falso?<\/p>\n
Por otro lado, el entorno f\u00edsico se mezcla ruidosamente con la vida cotidiana sin sentido. El rugido del viejo radiador perturba inicialmente la m\u00fasica gamba. Posteriormente comienza a hablar, a mandar y a dictar cu\u00e1ndo ventilar y cu\u00e1ndo respirar.<\/p>\n
El buz\u00f3n es similar. Lleva al escenario la voz de un ciudadano distante y enojado, enfadado por la alteraci\u00f3n musical del orden p\u00fablico. Y entrega al protagonista todo tipo de mensajes: una carta de una hija olvidada, una acusaci\u00f3n judicial. Finalmente, el destinatario tambi\u00e9n recibe una lluvia de Biblias y anuncios.<\/p>\n