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La milicia terrorista lleva a\u00f1os secuestrando, violando y asesinando mujeres. S\u00f3lo en la ciudad de Maiduguri hay miles de v\u00edctimas. La di\u00f3cesis se esfuerza por brindar a los sobrevivientes ayuda psicol\u00f3gica y un nuevo comienzo. <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n\n <\/div>
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Mujeres j\u00f3venes esperan al costado de la carretera cerca de Maiduguri. Las mujeres sufren especialmente el terror del grupo rebelde islamista Boko Haram.<\/h2>\n Florian Gaertner \/ Imago<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\nLas mujeres colocan con cuidado sus chanclas junto a las esteras y luego se sientan muy juntas. Hoy han venido unas cuarenta personas, no hab\u00eda sitio para m\u00e1s. Martha Gabriel Tumba y su colega Bilkisu Bambo esperan hasta que todos se hayan saludado. Los dos terapeutas observan atentamente c\u00f3mo las mujeres se sientan en las colchonetas, si algunas dan la espalda a las dem\u00e1s, qui\u00e9nes evitan el contacto visual y qui\u00e9nes buscan el contacto o la cercan\u00eda.<\/p>\n
Las mujeres se re\u00fanen en un distrito de Maiduguri, la capital del estado de Borno, en el noreste de Nigeria. La situaci\u00f3n de seguridad all\u00ed ha sido mala desde que la milicia islamista Boko Haram comenz\u00f3 a aterrorizar a la poblaci\u00f3n en nombre del Islam hace catorce a\u00f1os y a luchar contra el ej\u00e9rcito nigeriano.<\/p>\n
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Boko Haram aterroriza la regi\u00f3n de Borno<\/h3>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n<\/div>\nBoko Haram lleva a\u00f1os sembrando el terror en la regi\u00f3n<\/span><\/h2>\nSeg\u00fan la organizaci\u00f3n no gubernamental Responsabilidad de Proteger, m\u00e1s de 35.000 personas murieron en ataques de miembros de Boko Haram s\u00f3lo entre 2009 y 2020. Miles de personas fueron violadas y gravemente heridas, f\u00edsica y psicol\u00f3gicamente.<\/p>\n
Naomi Ayuba, que acaba de ponerse c\u00f3moda en una de las esteras, tuvo que abandonar su pueblo en el extremo noreste de Nigeria con su marido y sus seis hijos hace nueve a\u00f1os. \u201cLos insurgentes\u201d, como muchos aqu\u00ed llaman a la brutal milicia de Boko Haram, atacaron su aldea un d\u00eda, prendieron fuego a las casas y chozas, comenzaron a matar indiscriminadamente y saquearon las propiedades de los aldeanos. Ayuba y su familia huyeron presas del p\u00e1nico y llegaron a Maiduguri.<\/p>\n
Desde entonces, lleva a\u00f1os sin poder relajarse, dice Ayuba. \u00abMis pensamientos daban vueltas en c\u00edrculos, no pod\u00eda dormir, a menudo ten\u00eda que llorar de repente\u00bb. Segu\u00eda pensando en lo que hab\u00eda perdido: sus animales, su hogar, campos f\u00e9rtiles… una vida pac\u00edfica y satisfactoria. Hace cinco meses conoci\u00f3 una oferta para conocer a otras mujeres con dificultades similares y conseguir ayuda juntas, muy cerca del campo de refugiados donde vive.<\/p>\n\n <\/div>
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Naomi Ayuba ha cobrado nuevas fuerzas para vivir gracias a la terapia de grupo.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
Desde entonces asiste semanalmente a las reuniones que lideran Martha Gabriel Tumba y Bilkisu Bambo. Las dos mujeres trabajan para el programa \u201cSalud mental y apoyo psicosocial\u201d de la organizaci\u00f3n no gubernamental cat\u00f3lica Comisi\u00f3n de Justicia, Desarrollo y Paz (JDPC). Desde 2019, el programa brinda ayuda psicol\u00f3gica y psicosocial en varias ciudades del noreste de Nigeria. Personas desplazadas y no desplazadas, tanto adultos como estudiantes: ahora hay reuniones peri\u00f3dicas de clubes de salud mental en varias escuelas.<\/p>\n
Aterrorizado y perdido todo<\/span><\/h2>\nLa iniciativa se remonta al padre Joseph Bature. El sacerdote, de 43 a\u00f1os, estudi\u00f3 psicolog\u00eda cl\u00ednica hace unos a\u00f1os para poder brindar apoyo psicol\u00f3gico a personas desplazadas y supervivientes de la violencia. No le importa la religi\u00f3n de quienes buscan ayuda. \u201cSi alguien tiene necesidad, no importa su religi\u00f3n\u201d, subraya el sacerdote. Desde 2019, equipos especialmente capacitados del JDPC han ido a campamentos, vecindarios y escuelas de personas desplazadas, invitando a las personas a terapia de grupo, y las sesiones se llevan a cabo peri\u00f3dicamente.<\/p>\n
Los desplazados informan que han perdido todo lo que pose\u00edan. Personas que tuvieron que presenciar el asesinato de maridos, esposas o hijos. Sobrevivientes de violencia sexual. Hombres o mujeres que hab\u00edan sido secuestrados y luego tuvieron que vivir como prisioneros con la milicia islamista durante meses o incluso a\u00f1os, obligados a realizar trabajos f\u00edsicos, tener relaciones sexuales o luchar y matar.<\/p>\n
Pero la gente no s\u00f3lo sufre estr\u00e9s psicol\u00f3gico, subraya Bature. \u00abMuchos tambi\u00e9n han perdido todas sus posesiones y ahora est\u00e1n completamente en la miseria\u00bb. Los temores existenciales justificados, las preocupaciones sobre el futuro de los ni\u00f1os y la pobreza dificultaron la curaci\u00f3n psicol\u00f3gica. Por ello, el JDPC apoya a las personas en su camino de regreso a la independencia econ\u00f3mica. Podr\u00e1s aprender a elaborar jab\u00f3n y alimentos a partir de productos locales o art\u00edculos artesanales. Tambi\u00e9n aprenden conceptos b\u00e1sicos empresariales.<\/p>\n\n <\/div>
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En Maiduguri, el padre Joseph Bature atiende a supervivientes de violencia psicol\u00f3gica, independientemente de su denominaci\u00f3n.<\/h2>\n <\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n
Naomi Ayuba y las otras mujeres han empezado a tocar \u201cNo te enfades\u201d. Todos est\u00e1n totalmente concentrados ahora. \u00abLa mayor\u00eda de las mujeres se relajan cuando hacen esto\u00bb, dice Tumba. Aquellos que sufren los mismos bucles de pensamiento se distraen. Cualquiera que se retire entra en contacto con otros mientras juega. Y no se puede ignorar el hecho de que sienten alegr\u00eda: las mujeres se echan a re\u00edr juntas una y otra vez.<\/p>\n
Las reuniones semanales la ayudaron mucho, confirma Ayuba, de 40 a\u00f1os. \u201cEncontr\u00e9 de nuevo mi paz interior\u201d, dice. Puede dormir mejor y pensar en otras cosas adem\u00e1s del traum\u00e1tico ataque y la p\u00e9rdida de su antigua vida. Cuando los pensamientos amenazan con abrumarla, ya no se retira sino que busca conversar con los dem\u00e1s.<\/p>\n\n <\/div>
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Un grupo de ni\u00f1as regresa de la escuela en Maiduguri. Boko Haram ha secuestrado a innumerables escolares en el noreste de Nigeria durante la \u00faltima d\u00e9cada. <\/h2>\n Florian Gaertner \/ Imago<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n