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Dentro de unos a\u00f1os, una nueva sonda partir\u00e1 hacia el espacio interestelar. Comienza donde termina nuestro sistema solar y contiene polvo como componente b\u00e1sico para los planetas y la vida potencialmente nueva.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n\n <\/div>
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Pronto podr\u00eda tener un sucesor: la sonda Voyager 2 explora la heliosfera, una enorme burbuja (azul claro) que rodea nuestro sistema solar y que se crea a partir de la corriente de part\u00edculas emitidas por el sol. (Ilustraci\u00f3n)<\/h2>\n Stocktrek \/ Imago<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\nA medida que una sonda espacial tras otra aterriza o golpea la luna, investigadores de todo el mundo est\u00e1n trabajando en el pr\u00f3ximo gran objetivo de la exploraci\u00f3n espacial. Es el espacio interestelar. Comienza donde termina nuestro sistema solar.<\/p>\n
Si la comunidad investigadora se sale con la suya, una sonda llamada Sonda Interestelar deber\u00eda llegar all\u00ed en la pr\u00f3xima d\u00e9cada. Ya existen cientos de estudios de viabilidad y conceptos sobre la misi\u00f3n y sus posibles descubrimientos. La Academia de Ciencias de Estados Unidos todav\u00eda se resiste a tomar una decisi\u00f3n final sobre la financiaci\u00f3n.<\/p>\n
La actitud vacilante es comprensible al menos superficialmente, porque ah\u00ed fuera, en las infinitas extensiones, hay sobre todo una cosa: nada. \u201cEn el espacio interestelar hay, de media, menos de una part\u00edcula por cent\u00edmetro c\u00fabico\u201d, explica Peter Wurz, director del Instituto de F\u00edsica de la Universidad de Berna. \u00abEso es mucho menos de lo que podemos crear aqu\u00ed en la Tierra con el mejor vac\u00edo\u00bb. Pero las pocas part\u00edculas que existen son incre\u00edblemente interesantes para la investigaci\u00f3n.<\/p>\n
Por ejemplo, chocan con el viento solar y realizan las cabriolas m\u00e1s extra\u00f1as y poco investigadas hasta la fecha. Por ejemplo, hay iones de hidr\u00f3geno que provienen de estrellas que explotaron. \u00abSon realmente geniales\u00bb, explica Merav Opher, astrof\u00edsico de la Universidad de Boston. \u00abVienen corriendo y entran en la heliosfera\u00bb.<\/p>\n
Esta \u00faltima es una enorme burbuja que abarca todo el sistema solar. Es causada por el flujo constante de part\u00edculas que emite el sol. Tambi\u00e9n se le llama viento solar. La heliosfera se extiende 3 veces m\u00e1s que la \u00f3rbita de Neptuno, o 100 veces la distancia del Sol a la Tierra.<\/p>\n
\u201cLos iones de hidr\u00f3geno vuelan durante un tiempo contra la corriente del viento solar, pero luego este los frena. Finalmente, invierten la direcci\u00f3n y salen de la heliosfera nuevamente con el viento solar. \u00abAs\u00ed que est\u00e1n dando un giro completo\u00bb, dice Opher. Es como si el universo estuviera jugando al yo-yo.<\/p>\n
Pero lo m\u00e1s importante es la informaci\u00f3n que contienen las part\u00edculas. \u201cSu velocidad, su carga o la radiaci\u00f3n que emiten nos dicen algo sobre la estructura del entorno gal\u00e1ctico de nuestro sistema solar\u201d, afirma Wurz.<\/p>\n
Quiz\u00e1s los extraterrestres dejaron basura<\/span><\/h2>\nNada de esto se puede medir desde la Tierra porque, en primer lugar, el viento solar impide que la mayor\u00eda de las part\u00edculas entren al sistema solar. Tambi\u00e9n hace lo mismo con el polvo interestelar. Es otro objeto de deseo de los investigadores.<\/p>\n
El polvo est\u00e1 formado por peque\u00f1as part\u00edculas del orden de los nan\u00f3metros. En alg\u00fan momento y en alg\u00fan lugar estos se condensar\u00e1n en nuevos sistemas estelares. Por tanto, son los componentes b\u00e1sicos de nuevos planetas y, potencialmente, tambi\u00e9n de nueva vida. La gran mayor\u00eda de las part\u00edculas de polvo nunca llegan al espacio cercano a la Tierra porque son arrastradas por el viento solar.<\/p>\n
\u00abTambi\u00e9n podr\u00eda haber objetos interestelares significativamente m\u00e1s grandes\u00bb, afirma Avi Loeb, f\u00edsico del Centro de Astrof\u00edsica de la Universidad de Harvard. Con esto se refiere a los raros asteroides interestelares que ocasionalmente vuelan hacia el sistema solar desde muy lejos. Incluso llega a decir que la sonda interestelar podr\u00eda detectar signos de civilizaciones extraterrestres. \u201cSer\u00eda interesante buscar desechos espaciales extraterrestres. Esto podr\u00eda darnos informaci\u00f3n sobre qui\u00e9n vive en nuestro vecindario y qu\u00e9 actividades realiza\u201d, dice Loeb.<\/p>\n
Pero hay un gran problema con todo esto. Son las enormes distancias. El borde de la heliosfera est\u00e1 muy, muy lejos seg\u00fan nuestros est\u00e1ndares t\u00e9cnicos. Construir una sonda que pueda soportar el largo viaje es dif\u00edcil. Porque cuanto m\u00e1s tiempo est\u00e9 en carretera, mayores ser\u00e1n las posibilidades de que algo se rompa. Es una carrera contra nuestra propia decadencia.<\/p>\n
\u00abPor eso ser\u00e1 dos veces m\u00e1s r\u00e1pido que la Voyager\u00bb, afirma Wurz. Y eso es m\u00e1s r\u00e1pido que cualquier otra sonda anterior. Se supone que un cohete de carga pesada, el Space Launch System, le dar\u00e1 este enorme impulso. Actualmente se encuentra en fase de pruebas. Tambi\u00e9n tiene que sobrevolar J\u00fapiter mediante la llamada maniobra de tirachinas. Su gravedad le da un toque extra. J\u00fapiter estar\u00e1 en una posici\u00f3n favorable entre 2036 y 2042. Esta es la ventana de tiempo objetivo para el inicio de la misi\u00f3n.<\/p>\n
Se supone que cada a\u00f1o recorre 7 veces la distancia que hay entre el sol y la tierra. \u201cTodav\u00eda se necesitan 16 a\u00f1os para alcanzar el l\u00edmite de la heliosfera. Despu\u00e9s de 50 a\u00f1os de vuelo, la sonda finalmente se encuentra completamente en el espacio interestelar\u201d, afirma Wurz.<\/p>\n