{"id":1090194,"date":"2024-04-14T10:17:33","date_gmt":"2024-04-14T10:17:33","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/he-invertido-muchisimo-en-este-lugar-la-duena-del-legendario-cafe-hulse-en-el-casco-antiguo-de-zurich-renuncia\/"},"modified":"2024-04-14T10:17:36","modified_gmt":"2024-04-14T10:17:36","slug":"he-invertido-muchisimo-en-este-lugar-la-duena-del-legendario-cafe-hulse-en-el-casco-antiguo-de-zurich-renuncia","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/he-invertido-muchisimo-en-este-lugar-la-duena-del-legendario-cafe-hulse-en-el-casco-antiguo-de-zurich-renuncia\/","title":{"rendered":"\u201cHe invertido much\u00edsimo en este lugar\u201d: la due\u00f1a del legendario Caf\u00e9 H\u00fclse en el casco antiguo de Z\u00farich renuncia"},"content":{"rendered":"


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La familia de Gabriela Weingand dirigi\u00f3 la \u201cmanguera\u201d durante cien a\u00f1os. Ahora la instituci\u00f3n de la ciudad de Zurich est\u00e1 llegando a su fin.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

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Aqu\u00ed creci\u00f3: Gabriela Weingand en el Caf\u00e9 H\u00fclse.<\/h2>\n

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Generaciones de zuriqueses han almorzado, le\u00eddo el peri\u00f3dico, jugado al billar o simplemente bebido una cerveza en el famoso Caf\u00e9 H\u00fclse de la M\u00fcnstergasse. Aqu\u00ed todo el vecindario era invitado, viejos y j\u00f3venes se encontraban, los acad\u00e9micos se sentaban junto a los empleados. <\/p>\n

Pero eso ya se acab\u00f3: la \u201cmanguera\u201d se cerrar\u00e1 a finales de mayo despu\u00e9s de m\u00e1s de cien a\u00f1os de existencia.<\/p>\n

Ella y su marido regentaron el caf\u00e9 durante 35 a\u00f1os, cuenta la casera Gabriela Weingand. Pero ahora no tienen energ\u00eda para un trabajo tan estresante: \u00abYa no es posible y queremos parar antes de que el trabajo se vuelva demasiado estresante para nosotros\u00bb.<\/p>\n

Despu\u00e9s de la pandemia, se hizo cada vez m\u00e1s dif\u00edcil encontrar buen personal. Ellos mismos tuvieron que aprender muchas cosas y eso requiri\u00f3 energ\u00eda. Weingand y su marido est\u00e1n en edad de jubilarse y a partir de ahora quieren pasar m\u00e1s tiempo con sus nietos.<\/p>\n

Actualmente no se vislumbra ninguna soluci\u00f3n sucesora adecuada para la cafeter\u00eda. A ella le gustar\u00eda que alguien continuara con la \u201cmanguera\u201d con el mismo estilo, dice Weingand. Ella todav\u00eda no ha encontrado a nadie as\u00ed. Como la casa es de propiedad familiar, no tiene mucha prisa. \u201cAhora tomemos un descanso y recarguemos las pilas. Entonces veremos.\u00bb<\/p>\n

Si no se encuentra nadie que quiera continuar aqu\u00ed, ser\u00eda el fin de una instituci\u00f3n de la ciudad de Zurich: el \u00abSchlauch\u00bb existe desde 1920, Gabriela Weingand es la hija del primer mecenas.<\/p>\n

Una cafeter\u00eda basada en el modelo vien\u00e9s<\/span><\/h2>\n

Franz Schnepf, originario de Austria-Hungr\u00eda, naci\u00f3 en 1889 y es carpintero de formaci\u00f3n. En Zurich prueba por primera vez ser profesor de danza. Dirige una escuela de danza en un sal\u00f3n encima del caf\u00e9 actual. <\/p>\n

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El mobiliario sigue siendo pr\u00e1cticamente el mismo: el comedor del Caf\u00e9 H\u00fclse.<\/h2>\n

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El restaurante que se encuentra debajo es el parque de bomberos local del departamento de bomberos de la ciudad y por eso recibe el sobrenombre de \u00abHose\u00bb. Cuando se present\u00f3 la oportunidad en 1920, Schnepf se hizo cargo del restaurante y lo transform\u00f3 en cafeter\u00eda. En 1928 demoli\u00f3 el jard\u00edn de rosas detr\u00e1s de la casa y a\u00f1adi\u00f3 mesas de billar. La \u201cmanguera\u201d ahora se parece a una de las cafeter\u00edas que Schnepf conoce y aprecia desde su estancia en Viena.<\/p>\n

En 1950 se lo entreg\u00f3 a su hija Sylvie. Dirigi\u00f3 el caf\u00e9 con su madre hasta 1989 y luego se lo dej\u00f3 a su media hermana menor Gabriela. Cuando ella y su marido se hicieron cargo del restaurante, ya hac\u00eda tiempo que era considerado \u201cuno de los m\u00e1s originales\u201d del casco antiguo, con sus mesas de billar.<\/p>\n

Un autor del peri\u00f3dico local \u00abAltstadt-Kurier\u00bb se muestra aliviado en su informe sobre el cambio de propietario de \u00abSchlauch\u00bb: El caf\u00e9 seguir\u00e1 en manos de la familia y casi nada m\u00e1s cambiar\u00e1, escribe. S\u00f3lo se est\u00e1n repintando las paredes, con pintura de producci\u00f3n biol\u00f3gica. Y la comida deber\u00eda volverse m\u00e1s saludable.<\/p>\n

Hoy en d\u00eda en Z\u00farich se come todav\u00eda de forma m\u00e1s tradicional. Los platos integrales, de temporada y vegetarianos fueron una novedad a finales de los 80 y principios de los 90 y se consideraron un punto de venta gastron\u00f3mico \u00fanico. Los posaderos dieron en el clavo con su men\u00fa modernizado.<\/p>\n

A su marido, precisamente, le gust\u00f3 la \u201cmanguera\u201d.<\/span><\/h2>\n

Un p\u00fablico nuevo y joven llega al \u201cmetro\u201d. Aprecia la comida sana a buenos precios.<\/p>\n

Gabriela Weingand dirige con \u00e9xito la \u201cmanguera\u201d, aunque nunca quiso unirse al negocio familiar. Ella dice: \u201cMi madre estaba en la cocina todos los d\u00edas desde las 8 a.m. y ayudaba hasta los 92 a\u00f1os. Nunca quise eso. \u00a1Nunca!\u00bb Se form\u00f3 como nutricionista, se cas\u00f3 con el ingeniero mec\u00e1nico Rolf Weingand y emigr\u00f3 a Alemania.<\/p>\n

Como no pudo conseguir un permiso de trabajo en Alemania, regres\u00f3 a casa. Y entonces precisamente su marido se encari\u00f1\u00f3 con el negocio familiar: Rolf Weingand, que de vez en cuando ayudaba, se llevaba bien con todos los invitados y result\u00f3 ser un anfitri\u00f3n extraordinariamente talentoso, dice Gabriela Weingand.<\/p>\n

Poco a poco qued\u00f3 claro que la joven pareja sustituir\u00eda a sus antecesores. \u201cAs\u00ed que al final me convert\u00ed en restauradora\u201d, dice la due\u00f1a y se r\u00ede de este giro del destino.<\/p>\n

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Los aficionados al billar pueden marcar la puntuaci\u00f3n de su partida en la pared.<\/h2>\n

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Te vas sin tristeza<\/span><\/h2>\n

Eso fue hace ahora 35 a\u00f1os. Los muebles se han mantenido pr\u00e1cticamente iguales. La comida sigue siendo ecol\u00f3gica y de temporada, los platos son probados y probados. Las innovaciones de los \u00faltimos a\u00f1os est\u00e1n dentro de l\u00edmites manejables. <\/p>\n

Precisamente por su car\u00e1cter atemporal, la \u201cmanguera\u201d es \u00fanica en la industria hotelera de Zurich. All\u00ed no hay tendencias que descubrir, pero tampoco ninguna que perderse. En el \u201ctubo\u201d todo sigue como estaba. Incluso despu\u00e9s de a\u00f1os, todav\u00eda conoces el mapa. <\/p>\n

Puedes confiar en la \u201cmanguera\u201d: entras por la puerta y est\u00e1s en casa. \u00bfD\u00f3nde m\u00e1s es posible?<\/p>\n

Gabriela Weingy se aleja con la mano. Naci\u00f3 y creci\u00f3 en esta casa. Pas\u00f3 la mayor parte de su vida laboral aqu\u00ed. El hecho de que ahora se jubile y que el futuro del caf\u00e9 sea incierto no parece preocuparla en absoluto.<\/p>\n

No importa lo que le pase a la \u201cmanguera\u201d, de todos modos no permanecer\u00e1 igual. No se puede preservar el pasado. \u00abEl caf\u00e9 fue el trabajo de una vida. He invertido mucho de m\u00ed en este lugar\u201d.<\/p>\n

Ahora es el turno de otra persona, dice, mirando al otro lado de la habitaci\u00f3n. Despu\u00e9s de un momento, sonr\u00ede y dice: \u201cDe lo contrario, la gente tendr\u00e1 que aprender a cocinar por s\u00ed misma\u201d. Luego se levanta y se va: es el s\u00e1bado a la hora del almuerzo y pronto llegar\u00e1n invitados. <\/p>\n

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Un caf\u00e9 vien\u00e9s en el centro de Z\u00farich: sala de billar en el Schlauch.<\/h2>\n

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