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Un an\u00e1lisis realizado en nombre de WIRED por la empresa de auditor\u00eda criptogr\u00e1fica Hacken identific\u00f3 se\u00f1ales de alerta en el c\u00f3digo subyacente del token que, en algunas circunstancias, podr\u00edan revelar una estafa. Entre ellas se inclu\u00eda la ausencia de una funci\u00f3n que impidiera al emisor robar el conjunto de tokens reservados para hacer posible la negociaci\u00f3n en el mercado secundario, entre otras.<\/p>\n
Sospechando que ha sido v\u00edctima de una estafa, Ryan ha tratado de advertir a los dem\u00e1s. \u201cAunque 750 d\u00f3lares es mucho que perder, no ser\u00eda mi fin\u201d, afirma. \u00abPero me siento mal por aquellos que realmente perdieron\u00bb.<\/p>\n
WIRED no recibi\u00f3 respuesta a una solicitud de comentarios enviada a los alias de correo electr\u00f3nico que figuran en el sitio web de Rebel Satoshi.<\/p>\n
El tipo de estafa en el que Ryan sospecha que lo han atrapado se conoce como estafa de preventa de tokens. El formato existe desde hace tiempo, pero en medio del FOMO que conlleva el aumento vertiginoso de los precios de las criptomonedas, las personas son particularmente vulnerables. \u00abEstas estafas est\u00e1n en gran medida relacionadas con acontecimientos recientes\u00bb, dice Ben-Natan. \u00abNo son fen\u00f3menos nuevos, pero resurgen\u00bb.<\/p>\n
Hay variaciones sobre el tema, explica Ben-Natan, pero las estafas tienden a seguir el mismo manual. Por lo general, los desarrolladores, que permanecen an\u00f3nimos, invierten en marketing brillante en redes sociales y colocaciones pagas en medios criptogr\u00e1ficos, anunciando su token como el pr\u00f3ximo memecoin exitoso y prometiendo un descuento a los inversores de preventa. En algunos casos, el token nunca se materializa y los estafadores se llevan los fondos. En otros, los estafadores abandonan el proyecto despu\u00e9s de vender sus propias tenencias de tokens o no cumplen la promesa de apoyo a largo plazo.<\/p>\n
En este \u00faltimo escenario, como ocurre con Rebel Satoshi, la l\u00ednea entre una estafa y un proyecto fallido no siempre es clara. Y en ocasiones, debido a las grandes sumas de dinero involucradas, \u201calgo que inicialmente no era una estafa puede luego transformarse en una estafa\u201d, dice Ben-Natan. \u00abA medida que pasa el tiempo, la l\u00ednea puede volverse m\u00e1s borrosa\u00bb.<\/p>\n
En gran parte, estas estafas las llevan a cabo sofisticados grupos de ciberdelincuentes, dice Ben-Natan, no actores solitarios. A su alrededor se ha formado una \u201cmicroeconom\u00eda\u201d, seg\u00fan \u00e9l, en la que partes separadas podr\u00edan ser responsables de gestionar diferentes elementos de la farsa, desde la campa\u00f1a de marketing hasta el dise\u00f1o del sitio web, etc. La mayor de estas operaciones puede recaudar cientos de millones de d\u00f3lares. \u201cLas cifras son asombrosas\u201d, afirma Ben-Natan.<\/p>\n
Para cualquiera que est\u00e9 dispuesto a buscarlas, las se\u00f1ales de advertencia est\u00e1n ah\u00ed, dice Dyma Budorin, cofundadora de Hacken. Es sencillo comprobar si los creadores han revelado sus identidades, por ejemplo, o si existe un sistema que les impide deshacerse de sus fondos sin previo aviso. Pero en su af\u00e1n por emprender pronto nuevos proyectos, pocos inversores se preocupan por la debida diligencia. \u00abTodo proviene de la avaricia\u00bb, dice Budorin.<\/p>\n
En casos extremos, los inversores \u00e1vidos de ganancias han recurrido al uso de \u00abrobots de francotirador\u00bb para comprar tokens autom\u00e1ticamente cuando comienzan a operar en el mercado abierto, dice Budorin, en un intento por entrar temprano. Otros se dedican al copy-trading, un proceso mediante el cual replican ciegamente las operaciones de otra persona, para no tener que hacer su propia investigaci\u00f3n. Ambas t\u00e9cnicas aumentan la probabilidad de que alguien quede expuesto a una estafa.<\/p>\n<\/div>\n