<\/picture>\n <\/div>\n<\/p><\/div>\nUnos minutos antes de que comience la fiesta del libro de Salman Rushdie, su antiguo agente literario, Andrew Wylie, est\u00e1 sentado en una mesa afuera del Waverly Inn con un cigarro cubano Hoyo de Monterrey entre los dientes. Tiene en la mano lo que podr\u00eda ser la \u00fanica copia f\u00edsica del nuevo trabajo de Rushdie en el evento. Cuchillo:<\/em> Meditaciones despu\u00e9s de un intento de asesinato<\/em>. Wylie comienza a entreg\u00e1rselo y luego lo retira. No puedo leerlo todav\u00eda, y nadie m\u00e1s tampoco. \u201c60 minutos<\/em> No lo dejar\u00e9 salir\u201d, dice Wylie, explicando que hay un embargo hasta que la entrevista de Rushdie con Anderson Cooper se transmita dentro de unas noches.<\/p>\nEl dise\u00f1o de la portada del libro lleva un corte inspirado en Lucio Fontana, donde el I<\/em> en \u201cCUCHILLO\u201d deber\u00eda ser. \u201cHab\u00eda un t\u00edtulo un poco m\u00e1s largo, como Cuchillo en el ojo<\/em>, o algo as\u00ed\u201d, dice Wylie. \u201cSuger\u00ed que deber\u00eda ser Cuchillo<\/em>.\u201d \u00c9l mira hacia arriba. \u201c\u00a1Jonat\u00e1n!<\/em>\u201d, brama. Es Jonathan Becker, el famoso Feria de la vanidad <\/em>fot\u00f3grafo.<\/p>\nBecker, que tambi\u00e9n fuma un puro, se\u00f1ala con la cabeza el restaurante. \u00ab\u00bfCrees que es seguro all\u00ed?\u00bb \u00e9l pide. \u00abCreo que me destacar\u00e9 aqu\u00ed\u00bb.<\/p>\n
\u00bfC\u00f3mo se celebra apropiadamente una memoria sobre haber sido apu\u00f1alado casi hasta la muerte? Por un lado, dice el anfitri\u00f3n de la fiesta del jueves por la noche, correo a\u00e9reo<\/em>Soy Graydon Carter, contratas seguridad. \u00abCreo que cada vez que alguien con opiniones pol\u00edticas sube al escenario, piensa en lo que le pas\u00f3\u00bb, dice Carter. Hace dos veranos, durante una aparici\u00f3n en la Instituci\u00f3n Chautauqua, Rushdie sufri\u00f3 un ataque casi fatal que lo ceg\u00f3 de un ojo y lo dej\u00f3 hospitalizado durante seis semanas. El apu\u00f1alamiento se produjo m\u00e1s de tres d\u00e9cadas despu\u00e9s de que el ayatol\u00e1 Jomeini de Ir\u00e1n objetara la descripci\u00f3n que Rushdie hac\u00eda del profeta Mahoma en Los versos sat\u00e1nicos<\/em>pidi\u00f3 su asesinato.<\/p>\n\u201cSalman llev\u00f3 una vida bastante plena despu\u00e9s de ser objeto de una fatwa\u201d, se\u00f1ala Carter, pero desde el ataque de Chautauqua, rara vez ha estado tan expuesto en p\u00fablico. Esta noche, en su restaurante del West Village, Carter ha reclutado a un equipo de guardias vestidos de civil de la firma boutique que se ocupaba de su viejo Feria de la vanidad <\/em>Fiestas de los Oscar.<\/p>\nLa fiesta se lleva a cabo en el peque\u00f1o atrio acristalado en la parte trasera de Waverly. Es dif\u00edcil moverse sin darle un codazo a la bebida de alguien. Rushdie, de 76 a\u00f1os, est\u00e1 en el centro de la multitud, usando lo que se ha convertido en su marca registrada despu\u00e9s del ataque: un par de anteojos de montura rectangular con el lente derecho oscurecido. Recibe valientemente a los suplicantes y simpatizantes, pero parece f\u00edsicamente disminuido y permanece mayoritariamente encerrado por una burbuja protectora formada por su quinta esposa, la poeta Rachel Eliza Griffiths; el periodista Bill Buford; y un pu\u00f1ado de novelistas, entre ellos Marlon James y Gary Shteyngart.<\/p>\n