{"id":1092306,"date":"2024-04-16T04:46:12","date_gmt":"2024-04-16T04:46:12","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-bomba-atomica-supero-todas-las-nociones-de-violencia-y-convirtio-al-fotografo-de-guerra-del-ejercito-estadounidense-en-un-vehemente-opositor-de-la-guerra\/"},"modified":"2024-04-16T04:46:15","modified_gmt":"2024-04-16T04:46:15","slug":"la-bomba-atomica-supero-todas-las-nociones-de-violencia-y-convirtio-al-fotografo-de-guerra-del-ejercito-estadounidense-en-un-vehemente-opositor-de-la-guerra","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-bomba-atomica-supero-todas-las-nociones-de-violencia-y-convirtio-al-fotografo-de-guerra-del-ejercito-estadounidense-en-un-vehemente-opositor-de-la-guerra\/","title":{"rendered":"La bomba at\u00f3mica super\u00f3 todas las nociones de violencia. Y convirti\u00f3 al fot\u00f3grafo de guerra del ej\u00e9rcito estadounidense en un vehemente opositor de la guerra."},"content":{"rendered":"


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La pel\u00edcula \u201cOppenheimer\u201d no muestra ni una sola imagen de la devastaci\u00f3n en Hiroshima y Nagasaki. El oficial estadounidense Daniel McGovern lo document\u00f3 ya en 1945. Luego vino la censura.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

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Septiembre de 1945: Daniel McGovern se encuentra directamente en el lugar del impacto de la bomba at\u00f3mica en Nagasaki.<\/h2>\n

Archivos Nacionales de EE. UU.<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

Los soldados de la unidad cinematogr\u00e1fica estadounidense conducen sus jeeps por calles vac\u00edas. Tampoco se ve a nadie en los campos. Cuanto m\u00e1s se acercan los hombres a la ciudad, menos \u00e1rboles y hierbas se vuelven verdes; la naturaleza parece blanqueada. Es el 9 de septiembre de 1945 a las seis de la ma\u00f1ana.<\/p>\n

Entonces, de repente, desde una colina, Nagasaki est\u00e1 frente a ellos. O donde se encontraba hasta hace cuatro semanas Nagasaki, una ciudad industrial japonesa en una isla del suroeste del pa\u00eds. El 9 de agosto, un B-29 arroj\u00f3 la bomba at\u00f3mica \u201cFat Boy\u201d sobre la ciudad. Esta explot\u00f3 con un destello cegador y destruy\u00f3 la ciudad y a su gente en cuesti\u00f3n de segundos. \u201cLa ciudad parec\u00eda como si hubiera sido aplastada por un enorme yunque\u201d, dir\u00eda m\u00e1s tarde el director del grupo cinematogr\u00e1fico. Es el teniente coronel Daniel McGovern, fot\u00f3grafo de guerra del ej\u00e9rcito estadounidense.<\/p>\n

Donde se han levantado casas en Nagasaki, hay escombros. En las paredes que a\u00fan quedan en pie se pueden ver las siluetas del pueblo atomizado. Cientos de cuerpos de ni\u00f1os yacen frente a una escuela, muchos de ellos ya esquel\u00e9ticos. Las calles est\u00e1n llenas de muertos, yacen por todas partes entre las ruinas. Su piel est\u00e1 hecha jirones, sus cuerpos cubiertos de quemaduras. Si ten\u00edan suerte, mor\u00edan inmediatamente o pronto. Cuanto m\u00e1s viv\u00edan, m\u00e1s sufr\u00edan.<\/p>\n

Decente y rebelde<\/span><\/h2>\n

Daniel McGovern lidera esta primera exploraci\u00f3n estadounidense de las ciudades devastadas de Hiroshima y Nagasaki. McGovern mide casi dos metros de altura y es un tipo amigable, por eso todos lo llaman cari\u00f1osamente \u00abBig Mack\u00bb. Exuda la autoridad de un oficial sin caer en la sumisi\u00f3n a sus superiores. Con su bigote y su rostro bien cortado, recuerda al actor brit\u00e1nico David Niven, que supo interpretar el papel de caballero. Y al mismo tiempo tiene algo del actor pirata Errol Flynn. Tanto la decencia como la rebeli\u00f3n encajan con su car\u00e1cter.<\/p>\n

Daniel McGovern, nacido en 1909 como hijo de un polic\u00eda cat\u00f3lico en un peque\u00f1o pueblo irland\u00e9s, vivi\u00f3 la Guerra de Independencia de Irlanda, se mud\u00f3 a Estados Unidos y pas\u00f3 la Segunda Guerra Mundial como fot\u00f3grafo de guerra con rango de oficial. Vuela en misiones de combate con bombarderos estadounidenses sobre ciudades alemanas, es derribado dos veces, sobrevive, contin\u00faa y completa innumerables misiones.<\/p>\n

Pero lo que encuentra en Nagasaki e Hiroshima supera todas las ideas sobre el poder destructivo de la aniquilaci\u00f3n. Y convierte a un oficial leal en un apasionado oponente de la guerra. McGovern deber\u00eda haberse quedado en Jap\u00f3n unas semanas; Se queda nueve meses, trabaja con fot\u00f3grafos japoneses y trata a los lugare\u00f1os con tal respeto que luego el gobierno lo invita a Jap\u00f3n varias veces.<\/p>\n

Los m\u00e9dicos japoneses est\u00e1n indefensos.<\/span><\/h2>\n

El conmovedor documental \u201cCuando el sol cay\u00f3 del cielo\u201d de la directora suizo-japonesa Aya Domenig sobre su abuelo, que ayud\u00f3 como cirujano en Hiroshima, muestra c\u00f3mo los estadounidenses se enteran de la desesperaci\u00f3n de los m\u00e9dicos japoneses en Hiroshima en 2015: Los ganadores tenerlos Despu\u00e9s del lanzamiento de la bomba, el perdedor ni siquiera fue informado sobre lo que la radiaci\u00f3n nuclear le hizo al cuerpo humano. Por eso, los m\u00e9dicos y enfermeras no pueden entender por qu\u00e9 sus pacientes, sin importar cu\u00e1n graves sean sus quemaduras, contin\u00faan muriendo en agon\u00eda durante d\u00edas, semanas y meses.<\/p>\n

En total, m\u00e1s de 200.000 personas murieron como consecuencia de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Y los que no mueren son rechazados por la sociedad japonesa porque, como supervivientes, son un recordatorio de la humillaci\u00f3n de la derrota. El fil\u00f3sofo G\u00fcnther Anders, que se ocupa intensamente de la bomba at\u00f3mica, llama a Hiroshima el comienzo de una nueva era: por primera vez, el hombre demostr\u00f3 que pod\u00eda destruir a la humanidad.<\/p>\n

Durante varias semanas, McGovern y sus colegas estadounidenses y japoneses documentaron la devastaci\u00f3n en las dos ciudades. Cuando el mando militar estadounidense exige pel\u00edculas y fotograf\u00edas, se da cuenta de que no tienen intenci\u00f3n de hacer p\u00fablico el material. Al contrario, lo clasificar\u00e1 como secreto y lo ocultar\u00e1 al p\u00fablico estadounidense durante d\u00e9cadas. Los l\u00edderes del ej\u00e9rcito temen que los civiles estadounidenses puedan quedar impactados por las im\u00e1genes de la devastaci\u00f3n.<\/p>\n

\u00bfEran necesarias las bombas?<\/span><\/h2>\n

Probablemente la preocupaci\u00f3n sea infundada. En 1946, m\u00e1s del 85 por ciento de los estadounidenses dijeron que apoyaban el uso de bombas at\u00f3micas. Las encuestas posteriores confirmaron esta postura. Los encuestados adoptan la afirmaci\u00f3n del presidente Truman de que las bombas at\u00f3micas acortaron la guerra y evitaron p\u00e9rdidas estadounidenses masivas. Adem\u00e1s, el ataque japon\u00e9s a Pearl Harbor aliment\u00f3 un gran odio hacia Jap\u00f3n en Estados Unidos y desencaden\u00f3 un deseo de venganza.<\/p>\n

En el verano de 1945, el ej\u00e9rcito estadounidense ya ten\u00eda claro que Jap\u00f3n estaba militarmente destruido. Aunque las tropas opusieron una feroz resistencia en nombre del emperador y los aviones kamikazes causaron grandes da\u00f1os. Las bombas at\u00f3micas sirven principalmente para intimidar a los rusos.<\/p>\n

Estas valoraciones se insin\u00faan en la pel\u00edcula ganadora del Oscar \u201cOppenheimer\u201d de Christopher Nolan. Pero la pel\u00edcula no muestra una sola imagen de las condiciones que McGovern y su gente documentan en m\u00e1s de 100.000 fotograf\u00edas y pel\u00edculas. La pel\u00edcula de Nolan contin\u00faa as\u00ed lo que McGovern experiment\u00f3 durante d\u00e9cadas: sus fotograf\u00edas desaparecieron o fueron destruidas porque el pueblo estadounidense no quer\u00eda que le dijeran la verdad. Afortunadamente, McGovern nunca confi\u00f3 en el mando del ej\u00e9rcito e hizo copias de las grabaciones con sus colegas japoneses; Si su trabajo hubiera sido expuesto, habr\u00edan sido ejecutados por traici\u00f3n.<\/p>\n

Cuando el Congreso finalmente public\u00f3 las im\u00e1genes de Hiroshima y Nagasaki a finales de la d\u00e9cada de 1960, McGovern pudo utilizar sus copias para reemplazar los originales faltantes. Un peque\u00f1o pero at\u00f3nito p\u00fablico estadounidense se enfrenta al horror de la energ\u00eda nuclear. La gran mayor\u00eda ignora las grabaciones y mantiene su opini\u00f3n de que el bombardeo estaba justificado. En diciembre de 2005, Daniel McGovern muri\u00f3 de c\u00e1ncer, pero a los 96 a\u00f1os: un luchador hasta el final.<\/p>\n

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