{"id":1098357,"date":"2024-04-20T12:18:47","date_gmt":"2024-04-20T12:18:47","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/musculos-y-otras-banalidades-alexander-giesche-se-despide-del-mundo-del-teatro\/"},"modified":"2024-04-20T12:18:51","modified_gmt":"2024-04-20T12:18:51","slug":"musculos-y-otras-banalidades-alexander-giesche-se-despide-del-mundo-del-teatro","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/musculos-y-otras-banalidades-alexander-giesche-se-despide-del-mundo-del-teatro\/","title":{"rendered":"M\u00fasculos y otras banalidades: Alexander Giesche se despide del mundo del teatro"},"content":{"rendered":"


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La novela de Tennessee Williams \u201cMoise y el mundo de la raz\u00f3n\u201d dio t\u00edtulo a la \u00faltima producci\u00f3n del Schauspielhaus de Z\u00farich. Se trata de niveles de raz\u00f3n que se desvanecen. Estos tambi\u00e9n se manifiestan en la propia pieza. <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

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La maleta como objeto arrojadizo: reutilizada por Karin Pfammatter en una escena de \u201cMoise y el mundo de la raz\u00f3n\u201d basada en Tennessee Williams.<\/h2>\n

Eike Walkenhorst<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

Al principio hay un texto. La actriz Karin Pfammatter lee un pasaje de \u201cMoise y el mundo de la raz\u00f3n\u201d, una novela del autor estadounidense Tennessee Williams. Estamos hablando de la artista Moise, que se ha retirado del mundo laboral y social al mundo privado de su pintura.<\/p>\n

En una fiesta pobre con pan y vino, anuncia a una burbuja de amigos bohemios cuidadosamente seleccionados que su trabajo ha llegado a su fin: le falta pintura, pinceles y lienzos desde que muri\u00f3 su mecenas y amante. En la carencia material tambi\u00e9n se puede reconocer una p\u00e9rdida de motivaci\u00f3n, de pasi\u00f3n y de sentido.<\/p>\n

Al parecer, una situaci\u00f3n similar vive el director alem\u00e1n Alexander Giesche, que quiere despedirse del mundo del teatro. Para su \u00faltima producci\u00f3n en el Schauspielhaus de Zurich tom\u00f3 esta secci\u00f3n de la \u00faltima novela de Tennessee Williams. Pero luego proyecta el hallazgo privado de Moise sobre la p\u00e9rdida de significado y la alienaci\u00f3n en los registros m\u00e9dicos del presente. Una fenomenolog\u00eda vaga del esp\u00edritu de la \u00e9poca revelar\u00e1 c\u00f3mo, tras la p\u00e9rdida de ideales y objetivos, de pasiones sociales y est\u00e9ticas, s\u00f3lo quedan la banalidad y la trivialidad.<\/p>\n

Ruido y musica<\/span><\/h2>\n

El teatro se convierte ahora en una especie de revista o espect\u00e1culo num\u00e9rico. Varias escenas, instalaciones y v\u00eddeos se suceden o se fusionan entre s\u00ed. A Karin Pfammatter se unen los tres actores Dominic Hartmann, Maximilian Reichert y Thomas Wodianka.<\/p>\n

El primer episodio trata sobre maletas. Los cuatro actores transportan por el escenario un gran n\u00famero de maletas con ruedas como si fueran bolas de bolos o piedras para curling (escenograf\u00eda: Nadia Fistarol). Uno puede re\u00edrse de las hermosas contorsiones y poses de los actores y al mismo tiempo preguntarse si no ser\u00eda mejor que viajaran con esas cosas huecas. Pero la reutilizaci\u00f3n deportiva de las maletas es probablemente sintom\u00e1tica de una falta de pasi\u00f3n por los viajes como resultado de la hiperactividad tur\u00edstica inflacionaria.<\/p>\n

En otra escena, se ve a los cuatro amigos haciendo ejercicio nuevamente. Sobre el escenario se ha colocado un colch\u00f3n al que se puede saltar a trav\u00e9s de una peque\u00f1a plataforma. Y ahora saltamos y saltamos, a veces lejos y con elegancia, a veces con bastante torpeza y torpeza. Los cuatro atletas parecen felices, a pesar de que su campo deportivo parece estar en alg\u00fan desierto urbano, donde el paso del metro siempre causa un ruido estremecedor.<\/p>\n

La cacofon\u00eda ac\u00fastica, que pone de relieve la discontinuidad de la producci\u00f3n, sus asperezas dramat\u00fargicas, est\u00e1 acompa\u00f1ada y realzada por una banda sonora ininterrumpida y bastante heterog\u00e9nea. Proyectada en una pantalla, la lista de reproducci\u00f3n vinculante no s\u00f3lo muestra el men\u00fa musical, sino tambi\u00e9n las letras de las canciones individuales. Y as\u00ed queda claro que estrellas del pop como Romy, Roisin Murphy y Anohni tambi\u00e9n se quejan de miedos, soledad y alienaci\u00f3n.<\/p>\n

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\"Escena <\/div>
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Escena de \u201cMoise y el mundo de la raz\u00f3n\u201d en el Schauspielhaus de Z\u00farich.<\/h2>\n

Eike Walkenhorst<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

Lo que es m\u00e1s notable, sin embargo, es que en su mayor\u00eda se reproducen remezclas de sus originales. La postproducci\u00f3n tecnoide rompe la unidad dram\u00e1tica de las canciones. Y un lamento \u00edntimo como \u201cKilling Me Softly\u201d se convierte en una pista de baile pisando fuerte que diluye el contenido emocional y lo lava a trav\u00e9s de sus bucles.<\/p>\n

La producci\u00f3n de Alexander Giesche tambi\u00e9n parece basarse en la forma del tema. El texto de Tennessee Williams se repite posteriormente en una especie de bucle. De lo contrario, el director renuncia al rigor formal y a la unidad dramat\u00fargica, en favor de una cadena arbitraria de diferentes situaciones de diferente intensidad.<\/p>\n

La din\u00e1mica teatral recuerda tambi\u00e9n a otros g\u00e9neros musicales, como la suite o la fuga. Pero a estos les falta impulso y a otros les falta urgencia. Y por mucho que la mente est\u00e9 dispuesta a buscar huellas de significado e interpretar esta producci\u00f3n inicialmente sorprendente y a veces original, los nervios impacientes se quejan constantemente. \u201c\u00a1Aqu\u00ed estamos, entretenernos!\u201d, murmuran en sus extremidades todo el tiempo.<\/p>\n

Pero no obtienen el valor de su dinero. Porque la pieza r\u00e1pidamente parece larga y a veces aburrida. La banalidad y alienaci\u00f3n que se discuten tienen un impacto en la propia producci\u00f3n. El derramamiento de sangre del drama crea una poes\u00eda fr\u00eda, pero apaga la atenci\u00f3n y el inter\u00e9s.<\/p>\n

Impresiones finales<\/span><\/h2>\n

Si la actuaci\u00f3n se reduce a una peque\u00f1a charla, puede revelar debilidades sociales y comunicativas. Pero esto genera fatiga en el p\u00fablico. Y si algunos espectadores son llamados al escenario una y otra vez, una vez para probar diferentes bebidas, otra incluso para un curso de dibujo de 25 minutos, entonces la idea puede no parecer del todo nueva, pero s\u00ed algo extra\u00f1a. Pero para aquellos que no se tienen en cuenta, estas escapadas van acompa\u00f1adas de tediosos tiempos de espera.<\/p>\n

Al menos quedan en la memoria algunas impresiones positivas y algunos efectos agradables de esta interpretaci\u00f3n multimedia. Es curioso, por ejemplo, cuando los hombres en la fiesta muestran sus m\u00fasculos bien entrenados y luego quieren liberarse de ellos como lo har\u00edan con una piel extra\u00f1a o una hinchaz\u00f3n patol\u00f3gica. Son simp\u00e1ticos los tubos fluorescentes de colores que se reparten entre el p\u00fablico en alg\u00fan momento. Y cuando un trozo de tela se retuerce en una nube de tornado, piensas con un arrebato rom\u00e1ntico en las fuerzas elementales que dirigen nuestro destino.<\/p>\n

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