{"id":1120754,"date":"2024-05-08T09:22:21","date_gmt":"2024-05-08T09:22:21","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/de-la-silla-de-ruedas-a-la-roca-en-movimiento-con-dos-mujeres-que-aprendieron-a-mirar-hacia-la-roca\/"},"modified":"2024-05-08T09:22:23","modified_gmt":"2024-05-08T09:22:23","slug":"de-la-silla-de-ruedas-a-la-roca-en-movimiento-con-dos-mujeres-que-aprendieron-a-mirar-hacia-la-roca","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/de-la-silla-de-ruedas-a-la-roca-en-movimiento-con-dos-mujeres-que-aprendieron-a-mirar-hacia-la-roca\/","title":{"rendered":"De la silla de ruedas a la roca: en movimiento con dos mujeres que aprendieron a mirar hacia la roca"},"content":{"rendered":"


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Uno est\u00e1 ciego, el otro est\u00e1 paralizado. Laila Grillo y Angela Fallegger muestran c\u00f3mo funciona la escalada para personas con discapacidad. Pero tambi\u00e9n causan resentimiento en los c\u00edrculos alpinistas.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

Laila Grillo se encuentra al pie de una pared rocosa irregular. Chasquea la lengua, esperando el eco. Ella dice: \u00abLa pared comienza suavemente, no es vertical\u00bb. Luego comienza a subir.<\/p>\n

Grillo, de 33 a\u00f1os, es ciega: perdi\u00f3 la vista cuando ten\u00eda cinco a\u00f1os. Su mayor hobby es la escalada. <\/p>\n

Angela Fallegger est\u00e1 sentada en una roca al pie de la pared y observa a su colega. Fallegger, de 34 a\u00f1os, tambi\u00e9n lleva arn\u00e9s de escalada y casco. Tiene las piernas estiradas, el sol primaveral del Ticino calienta la piedra debajo de ella. Pero Fallegger no siente eso; Hace nueve a\u00f1os se cay\u00f3 de un parapente y desde entonces ha quedado paralizada de cintura para abajo.<\/p>\n

Grillo y Fallegger forman parte del equipo de paraescalada del Swiss Alpine Club (SAC). Escalas junto con otros deportistas con discapacidad. Como ella, algunos son ciegos o paral\u00edticos, otros sufren de esclerosis m\u00faltiple, a un atleta le falta el brazo izquierdo, a otro le falta la pierna derecha.<\/p>\n

En el pueblo tesino de Arcegno, Grillo y Fallegger participan en un campamento de escalada organizado por la asociaci\u00f3n de deportes para discapacitados Plusport. Durante los entrenamientos y las competiciones, las dos mujeres escalan en el interior y en el campamento, al aire libre, en el jard\u00edn de escalada. Para la mayor\u00eda de los escaladores aficionados que vienen a Arcegno, el desaf\u00edo comienza en la pared.<\/p>\n

Grillo y Fallegger lucharon mucho antes.<\/p>\n

Los ciegos tambi\u00e9n tienen \u201cmiedo a las alturas\u201d<\/span><\/h2>\n

El camino hacia el jard\u00edn de escalada serpentea a trav\u00e9s de un bosque de casta\u00f1os, pasa entre ra\u00edces y rocas y cruza un arroyo. Es un recorrido corto, pero complicado para Fallegger y Grillo. Debido a que no es accesible para sillas de ruedas, Fallegger tuvo que dejar su silla de ruedas en un estacionamiento. El director del campamento la lleva a cuestas.<\/p>\n

Grillo se aferra a un compa\u00f1ero que le describe el camino y le se\u00f1ala obst\u00e1culos como ramas colgantes, escalones o cantos rodados. Pero la mayor\u00eda de las veces Grillo ya los ha palpado con su bast\u00f3n. Pierde brevemente el equilibrio en el lecho de un arroyo y resbala, pero se recupera con las manos justo a tiempo.<\/p>\n

Cuando llegan al jard\u00edn de escalada, Grillo sonr\u00ede y las l\u00edneas de su sonrisa se profundizan. Ella dice: \u00abHuele maravillosamente a bosque\u00bb. A los cinco a\u00f1os qued\u00f3 completamente ciega. Debido a que naci\u00f3 tres meses antes de tiempo, le dieron ox\u00edgeno adicional en el hospital. El suministro de ox\u00edgeno era demasiado alto y la retina de Grillo nunca creci\u00f3; era cuesti\u00f3n de tiempo que se desprendiera.<\/p>\n

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Laila Grillo queda ciega y trepa. Para ella, su discapacidad es parte de ella; ha aprendido a afrontarla.<\/h2>\n

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Grillo se ha adaptado a la vida sin ver: sus otros sentidos se agudizan; oye, huele, saborea y siente lo que muchas personas videntes extra\u00f1an. En el bosque oye a lo lejos el susurro del viento, el murmullo del arroyo, el canto de los p\u00e1jaros, el zumbido de los insectos y la risa de los ni\u00f1os. Un participante del campamento dice: \u00abEs una locura lo que escucha Laila\u00bb. <\/p>\n

Grillo se pone el arn\u00e9s de escalada, se ata a la cuerda de seguridad con un ocho y un responsable del campamento comprueba el nudo. Ahora se arrastra hasta la pared de roca; Cuando termina el pasaje llano, ella se levanta. Hace un movimiento con las manos que se asemeja al de un limpiaparabrisas. Ella busca las manijas de sus manos y pies en la pared. <\/p>\n

Cuando se queda atascada en la roca, el l\u00edder del campamento que la est\u00e1 asegurando le da los tiempos. Entonces Grillo sabe qu\u00e9 direcci\u00f3n tomar. Si el eco de sus voces suena hueco, es se\u00f1al de que el muro es empinado. Grillo se siente inc\u00f3modo: incluso los ciegos tienen miedo a las alturas.<\/p>\n

Las manos de Grillo se hunden en una grieta de la roca y ella intenta levantarse. Pero ella pierde el control y se aferra a la cuerda; El asegurador lo tensa y evita que ella caiga al suelo duro. Una vez m\u00e1s sali\u00f3 bien.<\/p>\n

Los monta\u00f1eros aficionados devaluaron su desempe\u00f1o<\/span><\/h2>\n

Grillo creci\u00f3 en el cant\u00f3n de San Galo; hoy trabaja en la administraci\u00f3n de una granja de hortalizas en el cant\u00f3n de Basilea-Campi\u00f1a. As\u00ed gana dinero para su gran pasi\u00f3n, el monta\u00f1ismo. Escala, esqu\u00eda, practica monta\u00f1ismo y participa en carreras de monta\u00f1a. Escala picos cuyos accesos pasan por glaciares y rocas. Grillo quiere llegar alto y ser alpinista como todos los dem\u00e1s. Esto la ofende.<\/p>\n

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Sarah Longhi (centro) est\u00e1 paralizada de un lado. Un director del campamento la acompa\u00f1a de regreso a su casa. <\/h2>\n

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El material: pinzones trepadores, casco de escalada, mosquetones y el bast\u00f3n ciego de Laila Grillo.<\/h2>\n

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Hasta hace poco, los deportes competitivos suizos carec\u00edan de oportunidades de escalada para personas con discapacidad f\u00edsica. En 2022, la SAC fund\u00f3 junto con Plusport el equipo de paraescalada; la inclusi\u00f3n tambi\u00e9n deber\u00eda tener lugar en el roc\u00f3dromo. El a\u00f1o pasado se celebr\u00f3 en Berna el Campeonato Mundial de Escalada; Por primera vez subieron hasta all\u00ed personas con discapacidad.<\/a> Fallegger qued\u00f3 sexta en su categor\u00eda, Grillo no se clasific\u00f3 para el Mundial.<\/p>\n

Grillo quiere hacer m\u00e1s visibles los deportes para discapacitados. Pero para ella, la verdadera inclusi\u00f3n significa ir a la monta\u00f1a con personas sin discapacidad. Y a menudo se ha topado con obst\u00e1culos en el pasado. Ella dice que algunos de los organizadores de excursiones a gran altitud no quer\u00edan llevarla con ellos: \u00abDijeron que era demasiado lenta, que era demasiado peligroso para m\u00ed\u00bb.<\/p>\n

Pero Grillo est\u00e1 ocupada y no se rinde tan f\u00e1cilmente. Organiz\u00f3 su propia gira y escal\u00f3 el Allalinhorn en Valais el oto\u00f1o pasado. En la monta\u00f1a, Grillo tiene que depender de personas videntes, por lo que estuvo acompa\u00f1ada por el gu\u00eda de monta\u00f1a Ralf Weber y un amigo. Utilizando grampones, cuerdas y bastones de senderismo, conquistaron campos nevados, pasajes de crestas y paredes rocosas. Juntos llegaron a la cima, a 4.027 metros de altura.<\/p>\n

La televisi\u00f3n suiza document\u00f3 la ascensi\u00f3n de Grillo al Allalinhorn.<\/a> Weber, que guiaba a Grillo en aquella \u00e9poca, cuenta que tras la emisi\u00f3n del documental, muchos gu\u00edas de monta\u00f1a destacaron su trabajo. Esto le resulta extra\u00f1o: \u201cYo tambi\u00e9n me beneficio de ello. A trav\u00e9s de recorridos como el de Laila, aprendo a leer el terreno de una manera nueva\u201d, dice. Weber lleva d\u00e9cadas acompa\u00f1ando a personas con discapacidad f\u00edsica o mental a la monta\u00f1a. Para \u00e9l, la persona, la experiencia y la alegr\u00eda son m\u00e1s importantes que la velocidad o la dificultad de un recorrido.<\/p>\n

Las reacciones de algunos monta\u00f1eros aficionados fueron aterradoras, dice Weber: \u00abMuchos preguntaban: ‘\u00bfPor qu\u00e9 los ciegos tienen que hacer esto?'\u00bb. Esta ignorancia le duele, no la comprende. Weber dice: \u00abQuiz\u00e1s estas personas piensen que su desempe\u00f1o en la monta\u00f1a de repente tiene menos valor\u00bb. Habla de capacitismo: la discriminaci\u00f3n en la que a las personas con discapacidad se les niegan sus capacidades f\u00edsicas o mentales.<\/p>\n

Preferir\u00eda perder las piernas antes que la vida.<\/span><\/h2>\n

Grillo ahora ha descendido en r\u00e1pel por la roca con pasos tambaleantes. Ahora es el turno de \u00c1ngela Fallegger. Pero primero tiene que subirse al muro de escalada. Sin silla de ruedas, los pasajes llanos son los m\u00e1s dif\u00edciles para ella. Se sienta en la roca y se impulsa hacia adelante con los brazos. Los primeros metros del muro de escalada comienzan en plano y Fallegger se apoya en las rodillas y las manos. Grillo grita: \u201cAllez Angi\u201d.<\/p>\n

El 10 de abril de 2015, Fallegger estrell\u00f3 su parapente en su cant\u00f3n natal de Obwalden. Se hundi\u00f3 20 metros en las profundidades a 80 kil\u00f3metros por hora. El impacto fue horrible. Ten\u00eda un dolor terrible; le cortaron el pie izquierdo y le rompieron la espalda. Fallegger, una enfermera capacitada, supo de inmediato que si sobreviv\u00eda a esto, nunca podr\u00eda volver a caminar. Ella ten\u00eda en ese momento 25 a\u00f1os.<\/p>\n

En la pared de la roca, Fallegger es un punto violeta, todo tiene colores coordinados; las mallas, las rodilleras, el top, el pelo. Calcoman\u00edas de mariposas y las palabras \u00abBe Positive\u00bb adornan su casco de escalada. Es este esp\u00edritu de lucha, esta actitud positiva lo que ayuda a Fallegger: ella saca lo mejor de su situaci\u00f3n. Gracias al entrenamiento avanzado, Fallegger puede controlar los m\u00fasculos de los muslos desde la cadera. <\/p>\n

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Para Angela Fallegger, la escalada fue una forma de terapia tras el accidente, pero hoy es su pasi\u00f3n.<\/h2>\n

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Hoy, 10 de abril, es como su segundo cumplea\u00f1os, uno que celebra con emociones encontradas. Hace nueve a\u00f1os comenz\u00f3 para ella una nueva vida. Algunas cosas siguen igual, su pareja decidi\u00f3 quedarse con ella y ella mantuvo su trabajo como enfermera. Pero en la vida cotidiana se da cuenta de que ya no es \u201cnormal\u201d. A veces la miran de reojo, a veces con l\u00e1stima. Cosas que se supone que son evidentes se convierten en un desaf\u00edo diario. Por ejemplo, al ir al ba\u00f1o: Fallegger todav\u00eda no puede sentir su vejiga hoy, pero cuando palpa la parte inferior del abdomen, sabe si tiene la vejiga llena.<\/p>\n

Fallegger podr\u00eda haber discutido su destino, pero est\u00e1 agradecida de estar viva. Sabe c\u00f3mo sufren quienes la rodean cuando de repente alguien ya no est\u00e1; su madre muri\u00f3 de c\u00e1ncer. Ella dice: \u201cPreferir\u00eda perder las piernas que perder la vida\u201d.<\/p>\n

Fallegger sube con los brazos, las piernas dobladas y las rodillas apuntando hacia afuera, as\u00ed logra un poco m\u00e1s de estabilidad. Nunca sabe si est\u00e1 firme sobre la roca porque no puede sentir sus pies. Podr\u00eda caer en cualquier momento. Ella compensa la falta de fuerza en sus piernas con su fuerte parte superior del cuerpo. <\/p>\n

La participante del campamento Sarah Longhi, tambi\u00e9n en silla de ruedas, explica al ciego Grillo c\u00f3mo escala Fallegger. Para ello, toma las manos y las piernas de Grillo y las pone en la misma posici\u00f3n que a Fallegger. Grillo dice: \u201cEsto es incre\u00edble. \u00a1Es como si Angi hiciera dominadas todo el tiempo!\u00bb A ella le pasa lo mismo, dice Longhi: \u201cDurante mucho tiempo me resultaba inconcebible que una persona ciega pudiera escalar. Nos admiramos unos a otros\u00bb.<\/p>\n

Las mujeres comprenden la situaci\u00f3n de las dem\u00e1s, esperan pacientemente y preguntan con curiosidad c\u00f3mo le va a la otra con su discapacidad. En el equipo de paraescalada experimentan amabilidad y apertura, cosas que a veces echan de menos en la vida cotidiana.<\/p>\n

Entonces Laila Grillo se atreve a tomar la delantera, es la primera en subir la v\u00eda y tiene que pasar la cuerda por los ganchos de la pared. No ha escalado plomo en a\u00f1os. Si cae, ser\u00e1 de varios metros.<\/p>\n

Un responsable del campamento anuncia los ganchos, Grillo los palpa con las manos y engancha la cuerda. Sube con elegancia y consideraci\u00f3n; el cuerpo est\u00e1 pegado a la roca, las puntas de los dedos de los pies est\u00e1n estiradas como una bailarina. Grillo llega ileso a la cima. Ella aplaude.<\/p>\n

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Un director del campamento lleva a Fallegger a su silla de ruedas. <\/h2>\n

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