{"id":1121545,"date":"2024-05-08T22:11:07","date_gmt":"2024-05-08T22:11:07","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/el-concursante-se-aleja-de-la-realidad\/"},"modified":"2024-05-08T22:11:09","modified_gmt":"2024-05-08T22:11:09","slug":"el-concursante-se-aleja-de-la-realidad","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/el-concursante-se-aleja-de-la-realidad\/","title":{"rendered":"El concursante se aleja de la realidad"},"content":{"rendered":"


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Gran parte de El concursante<\/em> Se desarrolla como una meditaci\u00f3n escalofriante sobre la din\u00e1mica grotesca de los reality shows y las celebridades. En el coraz\u00f3n del nuevo documental de Hulu que revisita un escandaloso truco de la televisi\u00f3n japonesa de finales de los a\u00f1os 90 se encuentra un psicodrama entre dos individuos o, m\u00e1s bien, un vicio psicol\u00f3gico impuesto uno al otro. Por un lado, est\u00e1 Tomoaki Hamatsu, un aspirante a comediante que se hace llamar Nasubi, que significa \u00abberenjena\u00bb, un nombre art\u00edstico destinado a reclamar un ep\u00edteto que hist\u00f3ricamente se le impuso debido a la forma irregular de su cabeza. Por el otro, est\u00e1 Toshio Tsuchiya, un productor de televisi\u00f3n obsesionado con el drama humano \u201creal\u201d y, en \u00faltima instancia, el arquitecto de todo el tormento que Nasubi pasar\u00e1 en nombre de la fama.<\/p>\n

\u201cSi existe un dios de la televisi\u00f3n, \u00e9l nos dio un regalo\u201d, dice Tsuchiya a la c\u00e1mara, d\u00e9cadas despu\u00e9s de la competencia de 1998 que hizo famoso a Nasubi y arruin\u00f3 su vida. El truco en cuesti\u00f3n era parte de \u00a1Susunu! Denpa Sh\u014dnen<\/em>, un popular reality show japon\u00e9s del cambio de milenio que se especializaba en dejar a participantes involuntarios en situaciones extremas. En un desaf\u00edo llamado \u201cUna vida en premios\u201d, Nasubi fue confinado a un peque\u00f1o departamento con la tarea de acumular premios por valor de 1 mill\u00f3n de yenes a trav\u00e9s de sorteos de revistas mientras viv\u00eda de lo que ganaba a trav\u00e9s de esas competencias.<\/p>\n

Es insoportable ver a Nasubi soportar las numerosas indignidades del desaf\u00edo. Come comida para perros. Est\u00e1 privado de ropa durante la mayor parte de su terrible experiencia. Su cuerpo se marchita por la desnutrici\u00f3n. Cuando supera la marca original del mill\u00f3n de yenes, una haza\u00f1a que le tom\u00f3 m\u00e1s de 300 d\u00edas, la producci\u00f3n lo lleva a Corea del Sur para pasar un d\u00eda de fiesta y diversi\u00f3n, solo para empujarlo de regreso a otro departamento donde lo obligaron a competir todos. una vez m\u00e1s, esta vez en coreano (un idioma que no conoce). Lo que Tsuchiya le hizo a Nasubi fue una tortura inequ\u00edvoca, y el comediante se vio obligado a hacerlo con una sonrisa.<\/p>\n

La historia de Nasubi y las im\u00e1genes capturadas en \u201cA Life in Prizes\u201d son simplemente incre\u00edbles y, tal como las dirigi\u00f3 la documentalista brit\u00e1nica Clair Titley, El concursante <\/em>es un recuento de eventos absolutamente paralizante, que evoca todo tipo de preguntas sobre la crueldad fundamental de los reality shows como entretenimiento. Pero evocar es todo lo que hace. El documental se niega casi por completo a decir nada espec\u00edfico o provocativo sobre los temas que analiza. En cambio, Titley opta por un acto final que es tan ordenado que es dif\u00edcil no sentirse defraudado por El concursante<\/em>La falta de voluntad de capitalizar las preguntas que trae a la mente.<\/p>\n

A\u00fan, eso<\/em> im\u00e1genes<\/em>. Vemos a Nasubi pasar de ganar una \u00fanica bolsa de arroz a conseguir una variedad de suministros. Algunas son \u00fatiles, otras no tanto; en un momento, se puede ver una bicicleta apoyada en la esquina del apartamento, un trofeo ir\u00f3nico para un hombre atrapado. Para el consumidor experimentado de reality shows, el metraje probablemente evocar\u00e1 todo tipo de otros puntos de contacto contempor\u00e1neos. Al presenciar c\u00f3mo el cuerpo de Nasubi se marchita gradualmente a medida que vive de sus ganancias poco a poco, uno podr\u00eda pensar en Sobreviviente<\/em> o, quiz\u00e1s m\u00e1s concretamente, la competencia por la supervivencia Solo<\/em>. Su estar atrapado en un ambiente contenido me recuerda El juego del calamar: el desaf\u00edo<\/em>El c\u00edrculo<\/em>, Hermano mayor, <\/em>o incluso El mundo real<\/em>, que debut\u00f3 por primera vez seis a\u00f1os antes de \u201cA Life in Prizes\u201d. Cada vez que el documental muestra un montaje de los saludos de Nasubi a la c\u00e1mara, es dif\u00edcil no ver las caras de tantos transmisores de YouTube o Twitch transmitiendo desde su habitaci\u00f3n.<\/p>\n

Pero la crueldad espec\u00edfica impuesta a Nasubi alcanza un nivel completamente diferente. Para empezar, est\u00e1 el hecho de que todo su viaje fue empaquetado para consumo p\u00fablico sin su conocimiento. Al pobre hombre se le indic\u00f3 que registrara su experiencia tanto con un diario como con una c\u00e1mara de v\u00eddeo, sin saber que el metraje ser\u00eda r\u00e1pidamente editado en una emisi\u00f3n semanal que llegar\u00eda a 17 millones de espectadores y que sus diarios se publicar\u00edan sin su participaci\u00f3n, convirti\u00e9ndose finalmente en los mejores. vendedores. Peor a\u00fan, es el hecho de que su experiencia fue retratada en Denpa Sh\u014dnen<\/em> de una manera puramente optimista, con los segmentos eliminando cualquier caso que sugiera que un individuo est\u00e1 bajo coacci\u00f3n severa. Como El concursante<\/em> A medida que avanza, comienza a crecer una enorme brecha entre la evidente angustia interna del comediante y la jovialidad teatral que intenta mantener ante la c\u00e1mara.<\/p>\n

Las apariciones ocasionales de Tsuchiya en \u201cA Life in Prizes\u201d a\u00f1aden m\u00e1s agon\u00eda a la crueldad manejada. Alcanzan su m\u00e1xima morbilidad en la secuencia en la que intenta informar a Nasubi que logr\u00f3 su objetivo de 1 mill\u00f3n de yenes disparando repetidamente poppers en su cara, lo que suena como una sombr\u00eda escena de tortura. Enfatiza el poder total que Tsuchiya tiene sobre Nasubi. Los productores afirman que el comediante siempre fue libre de salir durante sus 15 meses de cautiverio, pero en la pr\u00e1ctica nunca es tan sencillo. Una din\u00e1mica de poder encerr\u00f3 a Nasubi en su lugar, y Tsuchiya, su productor y torturador, tom\u00f3 todas las medidas para mantenerlo all\u00ed. Sobre la reubicaci\u00f3n en Corea del Sur, m\u00e1s tarde nos dijeron que Tsuchiya pas\u00f3 horas convenciendo a Nasubi para que siguiera adelante. Pero, \u00bfNasubi, desnutrido y destrozado, alguna vez tuvo otra opci\u00f3n?<\/p>\n

La terrible experiencia de Nasubi culmina en un cl\u00edmax surrealista. Despu\u00e9s de superar finalmente su objetivo en Corea del Sur, la producci\u00f3n lo env\u00eda de regreso a Jap\u00f3n como una pieza de carga: transportado en barco para evitar la atenci\u00f3n, tan completamente secuestrado del mundo que incluso cree que lo est\u00e1n llevando a Corea del Norte. Cuando llega, le vendan los ojos y lo llevan a un escenario frente a una audiencia en vivo en el estudio, ansiosa por presenciar el final de su viaje. Pero Tsuchiya tiene un acto m\u00e1s de crueldad bajo la manga. Nasubi es conducido a un simulacro de un peque\u00f1o apartamento, y cuando le quitan la venda de los ojos, se ve la angustia en su rostro mientras cree que lo est\u00e1n preparando para una tercera ronda del infierno. Se le pide que se desnude hasta quedar en nada una vez m\u00e1s, lo cual hace. Mientras se acomoda sin comprender, las paredes falsas de la habitaci\u00f3n se caen y \u00e9l mira, sin comprender, hacia un mar de gente que lo vitorea. Es muy dif\u00edcil analizar lo que Nasubi est\u00e1 pensando en ese momento: est\u00e1 estupefacto, entumecido, devastado, pero termina sonriendo en medio de la adulaci\u00f3n. Pero el metraje es irreprimiblemente hipn\u00f3tico. Incluso podr\u00edas acercarte a ver por qu\u00e9 Tsuchiya hab\u00eda estado obsesionado todo este tiempo.<\/p>\n

Es en este mismo punto del documental que El concursante<\/em> se configura perfectamente para conectar los puntos entre \u201cA Life in Prizes\u201d y los reality shows tal como los conocemos hoy: c\u00f3mo evolucion\u00f3, c\u00f3mo se mantuvo igual, qu\u00e9 dice sobre nosotros como cultura moldeada por los reality shows, cu\u00e1l fue la terrible experiencia de Nasubi. pronostic\u00f3 c\u00f3mo el g\u00e9nero pas\u00f3 a dar forma al mundo. Pero Titley opta en cambio por un cap\u00edtulo final que se parece m\u00e1s a un biodoc rosado y vaporoso. El concursante<\/em> comienza con tomas de Nasubi contemplando su ciudad natal de Fukushima, y \u200b\u200bconcluye rastreando el viaje de Nasubi desde un individuo traumatizado (alguien que perdi\u00f3 la fe en la humanidad y no pudo convertir su experiencia en una carrera real en el entretenimiento) hasta una especie de plenitud, cuando el desastroso terremoto de Fukushima en 2011 lo impulsa a la acci\u00f3n y al autodescubrimiento como una persona realizada al servir a su comunidad. Se nos muestra la incre\u00edble naturaleza del segundo acto de Nasubi mientras intensifica una campa\u00f1a para alcanzar la cima del Monte Everest en nombre de su ciudad natal. Aqu\u00ed, Nasubi se presenta como una persona que convierte su trauma en algo hermoso y poderoso.<\/p>\n

Es un arco conmovedor. Pero al mismo tiempo, es dif\u00edcil no sentir que El concursante<\/em> Estaba buscando una conclusi\u00f3n limpia. Esa b\u00fasqueda de un cierre narrativo parece extenderse incluso a Tsuchiya, el inequ\u00edvoco torturador de Nasubi. Se nos dice que Nasubi mantuvo durante mucho tiempo un odio intenso hacia el chico, pero dentro del texto del documental, su din\u00e1mica recibe algo parecido a una resoluci\u00f3n cuando Tsuchiya ayuda a Nasubi a realizar una recaudaci\u00f3n de fondos para un segundo esfuerzo por alcanzar la cima del Everest despu\u00e9s de que la excursi\u00f3n inicial del comediante fuera frustrada. por otro terremoto. (Se describi\u00f3 que Nasubi gast\u00f3 la mayor parte de sus ahorros en el primer esfuerzo, lo que en s\u00ed mismo es un reflejo de c\u00f3mo apenas se benefici\u00f3 financieramente de su celebridad). Incluso existe la sugerencia de que Tsuchiya siente al menos algo de remordimiento. \u00abSi me pidiera que me suicidara, lo considerar\u00eda\u00bb, dice sobre Nasubi cerca del final del documental, a pesar de su evidente orgullo por la televisi\u00f3n que produjo. Nunca queda muy claro si es honesto en esta declaraci\u00f3n o simplemente es un hombre que sabe c\u00f3mo posicionarse en la pantalla. Titley no lo presiona.<\/p>\n

Nasubi era un hombre explotado hasta el \u00faltimo cent\u00edmetro de sus huesos. Su cuerpo desnudo fue irradiado para que millones se rieran de \u00e9l, su tormento distorsionado en una historia de triunfo para sentirse bien. A finales de los a\u00f1os 90, no ten\u00eda ninguna de las posibilidades remunerativas que la cultura de los reality shows tard\u00f3 d\u00e9cadas en desarrollar: la forma en que un verdadera ama de casa<\/em> o Bachiller<\/em> el concursante, convertido en payaso en la televisi\u00f3n, puede, no obstante, ganarse la vida vendiendo productos y patrocinios en las redes sociales; la forma en que las franquicias de competencia de larga data como El reto<\/em> puede hacer que los jugadores vuelvan a revolcarse en el barro temporada tras temporada con posibles premios en met\u00e1lico. Hay tantas maneras El concursante<\/em> Podr\u00eda haber sido sobre algo m\u00e1s grande, tantas preguntas internas convincentes que podr\u00eda haber explorado. Por qu\u00e9 no<\/em> \u00bfNasubi simplemente se fue? \u00bfQu\u00e9 hacemos con su af\u00e1n de fama? C\u00f3mo tiene<\/em> Los reality shows cambiaron en Jap\u00f3n desde entonces, \u00bfy c\u00f3mo ha permanecido igual? \u00bfC\u00f3mo deber\u00edamos abordar hoy la \u00e9tica del g\u00e9nero? \u00bfC\u00f3mo configuramos la l\u00ednea entre la televisi\u00f3n de realidad como una empresa inherentemente cruel y la televisi\u00f3n de realidad como un aut\u00e9ntico transmisor del drama humano?<\/p>\n

El concursante<\/em> s\u00f3lo hace gestos hacia estas preguntas y, en lugar de ampliar la investigaci\u00f3n, opta por reducir su apertura. \u201cUna vida en premios\u201d distorsion\u00f3 la experiencia de Nasubi al omitir la complicada plenitud de su terrible experiencia. Al atar su historia con un lazo tan ordenado, es dif\u00edcil no sentir que El concursante<\/em> comete una distorsi\u00f3n similar. Es un movimiento digno de un reality show.<\/p>\n<\/p><\/div>\n


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