Richard Linklater<\/strong> es un maestro de la nostalgia. En una era de televisi\u00f3n nost\u00e1lgica y reinicios, Linklater se destaca como alguien que realmente sabe c\u00f3mo hacer nostalgia de una manera art\u00edstica, en lugar de una estratagema barata para el \u00e9xito financiero. Gracias a la obsesi\u00f3n del director por el paso del tiempo, sus pel\u00edculas Aturdido y confuso <\/em>y \u00a1\u00a1Todo el mundo quiere un poco!! <\/em>son obras maestras de la nostalgia, mientras que sus Antes del amanecer<\/em> trilog\u00eda y 12 a\u00f1os de duraci\u00f3n Ni\u00f1ez<\/em> siguen siendo algunos de los mejores experimentos cinematogr\u00e1ficos sobre c\u00f3mo el tiempo cambia a las personas.<\/p>\n <\/p>\n Ahora, el escritor y director ha hecho su primera pel\u00edcula de Netflix, The breezy Apolo 10\u00bd<\/strong><\/em>, una pel\u00edcula completamente empapada de nostalgia, hasta el punto de que casi parece un documental sobre los a\u00f1os sesenta. La pel\u00edcula semiautobiogr\u00e1fica cuenta la historia del joven Stanley (con la voz de Milo Coy), un ni\u00f1o en Houston, Texas alrededor de 1969, con una familia empleada parcialmente por la NASA. Jack Black narra con nostalgia la pel\u00edcula como un Stanley adulto, de una manera que recuerda mucho a una historia de navidad<\/em>que describe la juventud del ni\u00f1o en los d\u00edas previos a que la humanidad aterrizara por primera vez en la luna.<\/p>\n <\/p>\n