{"id":132618,"date":"2022-08-31T05:21:07","date_gmt":"2022-08-31T05:21:07","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/nos-volveremos-a-encontrar-dice-paul-luego-lo-ejecutan-una-mujer-suiza-habla-sobre-sus-amistades-en-el-corredor-de-la-muerte-de-ee-uu\/"},"modified":"2022-08-31T05:21:08","modified_gmt":"2022-08-31T05:21:08","slug":"nos-volveremos-a-encontrar-dice-paul-luego-lo-ejecutan-una-mujer-suiza-habla-sobre-sus-amistades-en-el-corredor-de-la-muerte-de-ee-uu","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/nos-volveremos-a-encontrar-dice-paul-luego-lo-ejecutan-una-mujer-suiza-habla-sobre-sus-amistades-en-el-corredor-de-la-muerte-de-ee-uu\/","title":{"rendered":"\u00abNos volveremos a encontrar\u00bb, dice Paul, luego lo ejecutan: una mujer suiza habla sobre sus amistades en el corredor de la muerte de EE. UU."},"content":{"rendered":"


\n<\/p>\n

<\/p>\n
\n
\n

\u00bfTe puede gustar un asesino que ha estado en el corredor de la muerte de Estados Unidos durante d\u00e9cadas? Una mujer de Z\u00farich lo prueba y explica por qu\u00e9 sigue pensando que el poder judicial suizo es demasiado indulgente.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

<\/p>\n

\n
<\/div>
\n
\n

Esta es la c\u00e1mara de ejecuci\u00f3n de la prisi\u00f3n central de Raleigh, Carolina del Norte, el mi\u00e9rcoles 30 de noviembre de 2005, donde est\u00e1 previsto que Kenneth Lee Boyd sea ejecutado el viernes a las 2 am por el asesinato de su ex esposa y su padre. Boyd ser\u00e1 la ejecuci\u00f3n n\u00famero 1000 desde que se reanud\u00f3 la pena capital en 1977.<\/h2>\n

Gerry Broome\/AP<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

<\/p>\n

El tiempo vuela y cuando el alcaide anuncia que les quedan diez minutos, Ursula Corbin no puede dejar de llorar. En todos los a\u00f1os desde que conoci\u00f3 a Paul*, se ha desarrollado una profunda amistad. Ella sabe que debe alentarlo en este momento y, sin embargo, es exactamente lo contrario. Las l\u00e1grimas corren por el rostro de Ursula Corbin mientras Paul se calma mucho. \u00c9l le asegura que pronto ser\u00e1 libre. \u00abAlg\u00fan d\u00eda nos volveremos a ver\u00bb. Paul presiona su mano contra su coraz\u00f3n, luego contra el disco que est\u00e1 entre ellos.<\/p>\n

<\/p>\n

Es la \u00faltima foto que Ursula Corbin tiene de \u00e9l. Seis d\u00edas despu\u00e9s, Paul es ejecutado por inyecci\u00f3n letal.<\/p>\n

<\/p>\n

As\u00ed describe Ursula Corbin su despedida de Paul Lindsey Miller, quien dispar\u00f3 y mat\u00f3 a un traficante de drogas durante un robo en 1991 y fue condenado a muerte dos a\u00f1os despu\u00e9s. Durante a\u00f1os, Ursula Corbin, que vive en una peque\u00f1a casa en las afueras de Z\u00farich, ha sido amiga de Paul, el asesino condenado a muerte en Huntsville, Texas. Durante 16 a\u00f1os, Paul esper\u00f3 su ejecuci\u00f3n, encarcelado en una celda de pocos metros cuadrados. Cientos de cartas cruzan el Atl\u00e1ntico durante este tiempo, y se suman varias visitas. Hasta el 16 de septiembre de 2009, d\u00eda del asesinato de Paul.<\/p>\n

<\/p>\n

Al final, solo la televisi\u00f3n basura ayuda<\/span><\/h2>\n

<\/p>\n

Paul es solo una de m\u00e1s de una docena de personas, muchos hombres y pocas mujeres, que esperan su ejecuci\u00f3n en una prisi\u00f3n estadounidense que han estado y est\u00e1n asociados con Ursula Corbin. Desde hace 36 a\u00f1os les escribe, por tel\u00e9fono, los cuida. Viaja a las prisiones estadounidenses, donde se somete a las reglas de hostigamiento de los visitantes para charlar con los reclusos durante unas horas. Algunos de ellos no tienen alma excepto Ursula Corbin, quien les demuestra que se preocupa por ellos.<\/strong><\/p>\n

<\/p>\n

Paul fue el asesino n\u00famero 1174 ejecutado en EE. UU. desde que EE. UU. restableci\u00f3 la pena de muerte en 1976. Ya han sido ejecutadas m\u00e1s de 1.500 personas, m\u00e1s de un tercio de ellas en Texas. La mayor\u00eda de ellos han estado esperando su ejecuci\u00f3n durante d\u00e9cadas. M\u00e1s de 2.500 personas condenadas a muerte se encuentran actualmente en el corredor de la muerte en Estados Unidos, y hay casi 200 en Texas.<\/p>\n

<\/p>\n

Una vez que se ha cumplido la sentencia, el Departamento de Justicia de Texas enumera ordenadamente los nombres de los ejecutados en Internet, sus hechos, sus historias, su fotograf\u00eda, incluso sus \u00faltimas palabras. Son macabros testimonios de la crueldad estatal. El miedo, el remordimiento, el anhelo y la desesperada resignaci\u00f3n al destino de los condenados hablan de las palabras antes de morir. Paul tambi\u00e9n se rindi\u00f3 cuando lleg\u00f3 la hora de la muerte: \u00abAlcaide, apriete el gatillo\u00bb, dice cuando ya no hay nada m\u00e1s que decir. Y se dirigi\u00f3 a los familiares por \u00faltima vez: \u201cTe amo, hermano, nunca lo olvides. Ronnie, Linda, \u00c1mbar, Kathy. Capell\u00e1n Hart, eres el mejor\u00bb.<\/p>\n

<\/p>\n

\u00abS\u00e9 cu\u00e1ndo muere – al minuto\u00bb<\/span><\/h2>\n

<\/p>\n

\u00abAfortunadamente, nunca tuve que estar presente en una ejecuci\u00f3n\u00bb, dice Ursula Corbin. Nunca le ha ofrecido esto a ninguno de sus amigos por correspondencia, y nadie le ha pedido que lo haga. No sabe si ser\u00eda lo suficientemente fuerte como para ver morir a una persona familiar, atada a una caja. Nunca, nunca es lo mismo que con un enfermo terminal al que se acompa\u00f1a hasta la muerte. Ten\u00eda que despedirse de un hombre perfectamente sano al que no se le impedir\u00eda seguir viviendo. \u201cSin embargo, \u00e9l sabe que morir\u00e1. \u00c9l lo sabe y yo lo s\u00e9. Sabemos c\u00f3mo va a morir y sabemos cu\u00e1ndo. Lo sabemos al minuto\u00bb.<\/p>\n

<\/p>\n

\n
\"\u00darsula <\/div>
<\/figure>\n

<\/p>\n

Casi siempre se habla de la muerte en las visitas finales de Corbin antes de una ejecuci\u00f3n. C\u00f3mo se siente y si duele. Si es una venganza por el hecho y lo que viene despu\u00e9s de la muerte. Si Dios existe, y que ciertamente existe. Tales encuentros, que son demasiado cortos y sin embargo infinitamente largos, duran varias horas. Tras el final del encuentro previo a la ejecuci\u00f3n, Corbin sale de la celda de la prisi\u00f3n completamente exhausto, triste, at\u00f3nito. Regresa a su hotel, llorando en silencio hasta que no salen m\u00e1s l\u00e1grimas. Luego enciende la televisi\u00f3n y trata de suprimir lo inevitable con American trash TV.<\/p>\n

<\/p>\n

Ursula Corbin originalmente lleg\u00f3 a sus conexiones con criminales convictos de forma bastante accidental. Cuando regres\u00f3 a Suiza despu\u00e9s de pasar a\u00f1os en varios pa\u00edses con violaciones sistem\u00e1ticas de los derechos humanos, se uni\u00f3 a Amnist\u00eda Internacional (AI). Un d\u00eda, la organizaci\u00f3n recibi\u00f3 una solicitud de Andy de Texas, quien, a la espera de su ejecuci\u00f3n, buscaba un intercambio con el mundo exterior. Corbin era el \u00fanico en su secci\u00f3n de IA que hablaba suficiente ingl\u00e9s.<\/p>\n

<\/p>\n

Despu\u00e9s de la ejecuci\u00f3n de Andy, Ursula Corbin jur\u00f3 no volver a escribir nunca m\u00e1s. Pero luego le pidi\u00f3 una entrevista a una estaci\u00f3n de radio estadounidense. Tan pronto como se transmiti\u00f3 la entrevista, docenas de otros convictos de todo Estados Unidos pidieron que se les enviaran cartas al conocido comprensivo del corredor de la muerte del asesino. \u00abNo estaba buscando este trabajo\u00bb, dice Corbin. Es una persona alegre, tiene una hermosa familia y muchos amigos. \u00abPero la conexi\u00f3n con una persona en situaciones desesperadas me viene bien. Ten\u00eda curiosidad al principio, y luego no quer\u00eda ser un cobarde\u00bb.<\/p>\n

<\/p>\n

En el corredor de la muerte durante 36 a\u00f1os<\/span><\/h2>\n

<\/p>\n

Entonces Ursula Corbin escribi\u00f3 una y otra vez. Tomemos a Jerry, por ejemplo, quien ha estado sentado en San Quentin, California durante m\u00e1s de 36 a\u00f1os, con la esperanza de que la marea finalmente cambie para mejor. Jerry fue condenado a muerte \u00fanicamente sobre la base de vagas pruebas circunstanciales de un asesinato en 1986 en San Francisco: testimonio impreciso y una simple comparaci\u00f3n del tipo de sangre. Desde el principio, Jerry neg\u00f3 el crimen sin tener oportunidad. Desde su primer d\u00eda en la celda, Jerry s\u00f3lo ha conocido una cosa: la lucha por su vida y por su libertad. <\/p>\n

<\/p>\n

Sus extensas cartas a Ursula Corbin reflejan un sistema de justicia absolutamente inhumano que parece no tener valor para la vida de un recluso. Aunque r\u00e1pidamente se demuestra que las dudas sobre la culpabilidad de Jerry est\u00e1n justificadas, las fechas de los tribunales se posponen repetidamente. Se imponen plazos y se fijan nuevas fechas para pruebas adicionales o cuestiones procesales triviales. D\u00e9cadas m\u00e1s tarde, los testigos a menudo ya no se pueden encontrar o han muerto. Los defensores p\u00fablicos cambian y tienen que familiarizarse con los nuevos.<\/p>\n

<\/p>\n

Jerry Ursula Corbin informa con precisi\u00f3n del interminable ida y vuelta, lo que por supuesto no cambia su destino en lo m\u00e1s m\u00ednimo: su caso siempre sigue siendo el llamado \u00abcaso de pena de muerte\u00bb. \u00ab\u00a1Bueno, basta de m\u00ed!\u00bb, contin\u00faa Jerry en su caso tras la actualizaci\u00f3n y le pregunta a Ursula Corbin: \u00ab\u00bfQu\u00e9 te pasa?\u00bb.<\/p>\n

<\/p>\n

As\u00ed es como Jerry pasa su tiempo. Hasta que un d\u00eda le cuenta a Ursula Corbin sobre un evento casi incre\u00edble.<\/p>\n

<\/p>\n

Un giro sorprendente<\/span><\/h2>\n

<\/p>\n

La pandemia est\u00e1 en pleno apogeo cuando Corbin vuelve a saber de Jerry despu\u00e9s de mucho tiempo. \u00c9l mismo estaba gravemente enfermo con Corona, escribe. Fue ventilado y casi muere. Y, sin embargo, hay noticias esperanzadoras.<\/p>\n

<\/p>\n

Justo cuando Jerry lucha contra el virus, ocurre un asesinato en un estado vecino. El perpetrador es capturado poco despu\u00e9s. En horas de interrogatorio, el hombre confiesa otros asesinatos, incluidos los de San Francisco del siglo pasado, por los que se supon\u00eda que Jerry era responsable. Describe el curso de los acontecimientos desde entonces con tanta precisi\u00f3n que apenas hay dudas sobre la inocencia de Jerry.<\/p>\n

<\/p>\n

Hoy Jerry sabe que no morir\u00e1 con la inyecci\u00f3n letal. Y, sin embargo, esta historia tampoco tiene un final feliz. Dos a\u00f1os despu\u00e9s del sorprendente giro de los acontecimientos, Jerry sigue esperando en una prisi\u00f3n de California. Todav\u00eda no se sabe cu\u00e1ndo se llevar\u00e1 a cabo un nuevo juicio, en el que se reconocer\u00e1 la confesi\u00f3n del verdadero autor y se establecer\u00e1 la inocencia de Jerry. Mientras tanto, Jerry solo sabe una cosa: podr\u00eda llevar a\u00f1os.<\/p>\n

<\/p>\n

Han pasado meses desde la \u00faltima vez que Ursula Corbin supo de Jerry. Ella sigue pregunt\u00e1ndose qu\u00e9 har\u00e1 Jerry si alguna vez se libera. Al fin y al cabo, no tiene familia, ni ingresos, ni apartamento: \u00abSi un d\u00eda lo liberan, ser\u00e1 un hombre de sesenta y tantos a\u00f1os que ha pasado m\u00e1s de la mitad de su vida inocentemente en prisi\u00f3n y dif\u00edcilmente encontrar\u00e1 su camino en este mundo nunca m\u00e1s.\u00bb<\/p>\n

<\/p>\n

\u00abMereces castigo\u00bb<\/span><\/h2>\n

<\/p>\n

Miles de cartas ahora se almacenan en cajas de cart\u00f3n en el s\u00f3tano de Corbin, como escribe en su libro recientemente publicado. Mantuvo correspondencia durante d\u00edas y noches, a menudo como si la impulsaran. \u00abMe da la sensaci\u00f3n de que me necesitan y de poder aportar algo de humanidad a un sistema inhumano\u00bb. Algunos fines de semana en los primeros a\u00f1os, se sentaba en su escritorio con tanta frecuencia que la familia se rebelaba. En ese momento, a veces era demasiado, admite Corbin en retrospectiva.<\/p>\n

<\/p>\n

Y, sin embargo, describe deliberadamente algunos de sus contactos como amistades. Invirti\u00f3 mucho, pero tambi\u00e9n recuper\u00f3 mucho, dice: \u201cEscribo a personas que tienen mucho tiempo y est\u00e1n muy interesadas en comunicarse con alguien en el mundo libre. Esto a menudo resulta en un intercambio profundo y de confianza\u201d. As\u00ed como a ella le importaba, muchos convictos tambi\u00e9n se interesaron por la vida de Ursula Corbin.<\/p>\n

<\/p>\n

Quiz\u00e1s esto tambi\u00e9n se deba a que Corbin busca un argumento a la altura de los ojos. Ella no sufre del s\u00edndrome del ayudante, enfatiza. Tampoco le interesa la l\u00e1stima, sino la compasi\u00f3n por las personas en un sistema brutal y despiadado. A pesar de su aborrecimiento de la pena de muerte, ella no dice una palabra sobre los hechos de los condenados.<\/p>\n

<\/p>\n

\u201cQuien mata a alguien est\u00e1 haciendo algo que no se puede justificar. La mayor\u00eda de mis amigos por correspondencia merecen una multa\u00bb. Y no es raro que Corbin piense que las sentencias m\u00e1s severas son apropiadas, por ejemplo, cuando escucha que un criminal violento en Suiza una vez m\u00e1s se ha salido con la suya con solo unos pocos a\u00f1os.<\/p>\n

<\/p>\n

Pero si hay casos que ilustran de manera particularmente descarada el absurdo sistema de justicia en los EE. UU., la historia de Jerry es claramente uno de ellos para Corbin.<\/p>\n

<\/p>\n

Ursula Corbin: \u00abNo matar\u00e1s\u00bb. Verlag R\u00fcffer y Rub.
* Se han cambiado los nombres de los condenados.<\/p>\n

<\/p>\n

<\/div>\n


\n
Source link-58 <\/a><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

\u00bfTe puede gustar un asesino que ha estado en el corredor de la muerte de Estados Unidos durante d\u00e9cadas? Una mujer de Z\u00farich lo prueba y explica por qu\u00e9 sigue…<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":132619,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[1],"tags":[28192,6370,99,16933,2064,1097,5917,395,3000,1645,319,15,4431,663,73,9530],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/132618"}],"collection":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=132618"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/132618\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":132620,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/132618\/revisions\/132620"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/132619"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=132618"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=132618"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=132618"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}