CHINGIS KONDAROV \/ REUTERS<\/span> <\/figcaption><\/figure>\nUna mirada que quiere ser penetrante pero que vigila el objetivo de la c\u00e1mara desde un rinc\u00f3n. Un fuerte gui\u00f1o a un oficial de informes. Una mano que se pierde en la espesura de una imponente barba rubia luego acaricia, a la altura del cintur\u00f3n, la culata de una pistola. Con el pecho abovedado, Ramzan Kadyrov, de 45 a\u00f1os, est\u00e1 en uno de sus papeles favoritos: el del se\u00f1or de la guerra. En este v\u00eddeo subido el 28 de marzo a su cuenta de Telegram, presentado como filmado en la sitiada ciudad ucraniana de Mariupol, el l\u00edder checheno, que depende \u00fanicamente de Vladimir Putin, aparece rodeado de sus seguidores, el Kadyrovtsy<\/span>. Sus uniformes est\u00e1n impecables, sus armas perfectamente pulidas. Las barbas recortadas con precisi\u00f3n evocan una observancia rigurosa, al menos en apariencia, de las prescripciones isl\u00e1micas vigentes en este territorio predominantemente musulm\u00e1n de Rusia.<\/p>\nM\u00e1s de veinte a\u00f1os despu\u00e9s de que su familia se uniera al campo de Mosc\u00fa durante la segunda guerra de Chechenia, Ramzan Kadyrov, un potentado con la constituci\u00f3n de un culturista, todav\u00eda reina sobre esta tierra cauc\u00e1sica. Tras enviar a sus hombres a Georgia en 2008, luego al Donbass, junto a los separatistas prorrusos en 2014, y finalmente a Siria, a partir de 2015, puso su guardia pretoriana, una especie de ej\u00e9rcito privado sin equivalente en la Federaci\u00f3n de Rusia, a disposici\u00f3n del esfuerzo de guerra de Mosc\u00fa contra Ucrania. Desde el inicio de la invasi\u00f3n no ha dejado de darlo a conocer a diario en un canal de Telegram seguido, a finales de marzo, por cerca de 1,8 millones de personas. Mientras que los soldados rusos pasan desapercibidos excepto cuando desfilan, todos harapientos y exhaustos despu\u00e9s de ser capturados por el ej\u00e9rcito ucraniano, los hombres de Kadyrov nunca dejan de presumir.<\/p>\n
A veces se filman a s\u00ed mismos, obligando a los presos a repetir su consigna: \u201c\u00a1Akhmad Sila! \u00bb<\/em> Akhmad, primer nombre del padre de Ramzan Kadyrov, art\u00edfice del acercamiento de su clan con Putin hasta su asesinato en 2004. \u00abSila\u00bb, por la palabra rusa que significa \u00abfuerza\u00bb. A veces aparecen en Mariupol en el proceso de evacuar, con grandeza de alma, a civiles ucranianos de los s\u00f3tanos, o arrestando a combatientes enemigos a los que llaman, en sinton\u00eda con la propaganda de Mosc\u00fa, los \u00abnazis\u00bb<\/em>. Con m\u00e1s de veinte a\u00f1os de diferencia, las ruinas de la ciudad a orillas del Mar Negro recuerdan sin embargo a las de Grozny, la capital chechena, ayer asolada por las fuerzas rusas, cuando Ramzan Kadyrov debutaba a la sombra de su padre. De una guerra a otra, sigue siendo un suplente. Pero en una Rusia donde el clima de guerra corroe las instituciones y refuerza el poder personal de un solo hombre, Kadyrov aprovecha para ganar estatura.<\/p>\nTe queda el 77,23% de este art\u00edculo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.<\/strong><\/p>\n<\/p><\/div>\n
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