\n<\/aside>\n<\/p>\n
Nueva Zelanda ha sido conocida durante mucho tiempo como un lugar para las aves, literalmente. Antes de que llegara la gente hace 700 a\u00f1os, el archipi\u00e9lago albergaba un ecosistema idiosincr\u00e1sico, casi libre de mam\u00edferos. M\u00e1s de 200 especies de aves llenaron una red alimenticia propia. En lugar de vacas o ant\u00edlopes, hab\u00eda una familia de aves no voladoras conocidas como moa. Y en lugar de grandes depredadores como los tigres, Nueva Zelanda ten\u00eda el \u00e1guila de Haast.<\/p>\n
Desde que un grupo de trabajadores agr\u00edcolas drenaron un pantano a fines de la d\u00e9cada de 1860 y descubrieron sus huesos enterrados, esta \u00e1guila ha cautivado a los investigadores. Julius Haast, el explorador y ge\u00f3logo que public\u00f3 las primeras notas sobre la especie, la describi\u00f3 como \u201cun ave rapaz de enormes dimensiones\u201d. Hoy en d\u00eda, los bi\u00f3logos estiman que las \u00e1guilas pesaban hasta 33 libras, aproximadamente un 50 por ciento m\u00e1s que cualquier rapaz conocida en la actualidad. Pero con una envergadura de solo dos o tres metros, un poco m\u00e1s all\u00e1 del alcance de un \u00e1guila calva, este era un p\u00e1jaro de extra\u00f1as proporciones.<\/p>\n
La forma del \u00e1guila de Haast fue uno de los muchos acertijos a los que se enfrentaron los cient\u00edficos al estudiar esta especie extinta hace mucho tiempo, preservada en solo unos pocos esqueletos, adem\u00e1s de fragmentos dispersos. Durante casi un siglo, hubo un debate sobre si un p\u00e1jaro tan grande pod\u00eda volar; incluso despu\u00e9s de que se resolvi\u00f3 esa disputa, quedaron dudas sobre si el p\u00e1jaro era capaz de matar al moa, que en algunos casos habr\u00eda sido m\u00e1s de 15 veces m\u00e1s grande que el \u00e1guila misma. Ahora, las nuevas t\u00e9cnicas cient\u00edficas, combinadas con una comprensi\u00f3n m\u00e1s clara de la historia geol\u00f3gica de Nueva Zelanda, han colocado al \u00e1guila de Haast en medio de una discusi\u00f3n ecol\u00f3gica mucho m\u00e1s amplia: c\u00f3mo las especies llegan a \u201cinvadir\u201d nuevos territorios.<\/p>\n\n Anuncio publicitario <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nLos cient\u00edficos ahora creen que esta ave superlativa fue parte de una ola de invasores emplumados que conquistaron Nueva Zelanda en un per\u00edodo relativamente corto. Y esta no fue la \u00fanica ola de invasiones. El \u00e1guila de Haast, a pesar de haber desaparecido durante siglos, ha revelado que vivimos en un mundo mucho m\u00e1s conectado de lo que pens\u00e1bamos, dice el bi\u00f3logo Michael Knapp de la Universidad de Otago, que ha estudiado el \u00e1guila. Si estas islas aparentemente aisladas han atra\u00eddo repetidamente tantas especies entrantes, dice, entonces las \u00abinvasiones naturales\u00bb deben ser una fuerza importante en los ecosistemas de todo el mundo.<\/p>\n
Excavando en busca de respuestas<\/h2>\n Nueva Zelanda siempre ha ocupado un lugar importante en la comprensi\u00f3n cient\u00edfica de la extinci\u00f3n. Cuando los cient\u00edficos occidentales se encontraron por primera vez con moa, la idea de que las especies podr\u00edan extinguirse ten\u00eda solo unas pocas d\u00e9cadas. Sus esqueletos pronto se convirtieron en un bien de moda. \u201cCasi podr\u00eda nombrar su precio\u201d, dice el paleobi\u00f3logo Paul Scofield, curador principal del Museo de Canterbury en Christchurch. \u201cFue realmente lo que permiti\u00f3 nuestro museo\u201d. El propio Haast inaugur\u00f3 el museo y reuni\u00f3 su colecci\u00f3n inicial intercambiando f\u00f3siles de moa por otras curiosidades arqueol\u00f3gicas y zool\u00f3gicas.<\/p>\n
Nueva Zelanda retuvo especies inusuales, incluido el famoso kiwi no volador. Combinados con estos bichos raros existentes, los f\u00f3siles de moa ayudaron a establecer la idea de que Nueva Zelanda era un mundo perdido, un lugar donde las criaturas antiguas, protegidas por la distancia del resto del mundo, lograron sobrevivir a los eventos de extinci\u00f3n masiva. Ge\u00f3logos posteriores confirmaron que estas islas rocosas alguna vez hab\u00edan sido parte de un supercontinente al que llamaron Gondwana, pero se separaron hace unos 80 millones de a\u00f1os. En 1990, una serie de televisi\u00f3n describi\u00f3 las islas de Nueva Zelanda como el \u00abArca de Moa\u00bb, popularizando el nombre pegadizo del modelo de larga data de c\u00f3mo lleg\u00f3 a ser su ecosistema lleno de aves.<\/p>\n\n Anuncio publicitario <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nSin embargo, a fines de la d\u00e9cada de 1990, los cient\u00edficos se dieron cuenta de que hubo un per\u00edodo durante el Oligoceno, hace unos 25 millones de a\u00f1os, cuando los cambios geol\u00f3gicos y clim\u00e1ticos podr\u00edan haber sumergido a toda Nueva Zelanda. Tal inundaci\u00f3n habr\u00eda acabado con la mayor\u00eda, si no todas, de las especies de las islas. La teor\u00eda, que se conoci\u00f3 como el \u00abahogamiento del Oligoceno\u00bb, encontr\u00f3 resistencia por parte de algunos cient\u00edficos, lo que provoc\u00f3 un acalorado debate sobre cu\u00e1nta tierra estaba cubierta.<\/p>\n
Afortunadamente, estaban surgiendo nuevas tecnolog\u00edas para responder a esa pregunta. Los cient\u00edficos comenzaron a extraer y secuenciar el ADN de los f\u00f3siles; esto significaba que los investigadores pod\u00edan comparar el ADN antiguo con los genomas modernos y crear \u00e1rboles geneal\u00f3gicos de las relaciones evolutivas entre especies vivas y extintas. Tales \u00abfilogenias\u00bb podr\u00edan se\u00f1alar aproximadamente cu\u00e1ndo dos especies se separaron de su ancestro com\u00fan, datos \u00fatiles para resolver la pelea sobre la historia geol\u00f3gica de Nueva Zelanda.<\/p>\n
En 2005, un equipo de cient\u00edficos public\u00f3 un art\u00edculo que comparaba secuencias de ADN extra\u00eddas de dos f\u00f3siles de \u00e1guila de Haast con los genomas de 16 \u00e1guilas modernas. Los cient\u00edficos determinaron que los parientes vivos m\u00e1s cercanos de la gran ave perdida inclu\u00edan especies australianas, como se esperaba. Los datos gen\u00f3micos sugirieron que el \u00e1rbol geneal\u00f3gico se hab\u00eda dividido en los \u00faltimos millones de a\u00f1os. El an\u00e1lisis posterior ha puesto el tiempo de divergencia hace alrededor de 2,2 millones de a\u00f1os.<\/p>\n
Anote uno para la hip\u00f3tesis del ahogamiento del Oligoceno: el \u00e1guila parec\u00eda haber llegado despu\u00e9s del momento del sumergimiento propuesto. Pero an\u00e1lisis posteriores de varias otras especies de Nueva Zelanda mostraron tiempos de divergencia del orden de decenas de millones de a\u00f1os. Algunas especies hab\u00edan persistido durante el Oligoceno, entonces.<\/p>\n
Para 2014, la evidencia geol\u00f3gica hab\u00eda convencido a la mayor\u00eda de los cient\u00edficos: s\u00ed, gran parte de Nueva Zelanda se hab\u00eda ahogado, pero peque\u00f1as porciones de tierra, quiz\u00e1s el 20 por ciento, hab\u00edan permanecido sobre el agua. Si bien algunas de las especies de las islas se remontan a Gondwana, muchas otras, incluida el \u00e1guila de Haast, llegaron m\u00e1s recientemente.<\/p>\n<\/p><\/div>\n
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