ADRI\u00c1N DENNIS \/ AFP<\/span> <\/figcaption><\/figure>\nEl reinado de Isabel II se habr\u00e1 parecido a un desfile ininterrumpido de carros ceremoniales. En la parte trasera de los suntuosos Bentley, Rolls-Royce, Jaguar y otras limusinas Daimler, la Reina sirvi\u00f3 celosamente a la gran tradici\u00f3n del lujo automotriz brit\u00e1nico. M\u00e1s all\u00e1 de la consideraci\u00f3n debida a su rango, la soberana tambi\u00e9n ten\u00eda una relaci\u00f3n especial con los autom\u00f3viles.<\/p>\n
Su mirada era la de un esteta, pero lo que m\u00e1s amaba era conducir. En julio de 2021, a la edad de 95 a\u00f1os, se puso al volante de su fiel Range Rover gris oscuro, reconocible por la mascota del labrador curiosamente pegada en medio del cap\u00f3, para ir al Royal Windsor Horse Show para verla correr all\u00ed. .sus caballos.<\/p>\nLea tambi\u00e9n:<\/span> Isabel II: tras setenta a\u00f1os de un reinado extraordinario, la soberana deja una huella imborrable en la monarqu\u00eda <\/span> <\/section>\nDurante la infancia de Elizabeth, el autom\u00f3vil nunca estuvo lejos. De ni\u00f1a, ella y su hermana recibieron como regalo una Citro\u00ebnette, un carrito infantil de 1926, hecho en francia<\/em>. Se trata de una r\u00e9plica del Citro\u00ebn C4 propulsado por un motor el\u00e9ctrico y que puede alcanzar los 15 kil\u00f3metros por hora. El juguete pasar\u00e1 al Pr\u00edncipe Carlos. Para su cumplea\u00f1os n\u00famero 18, la princesa recibe un Daimler DB18 de su padre, el rey Jorge VI.<\/p>\nPreferencias ecl\u00e9cticas<\/h2>\n
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la futura reina se desempe\u00f1\u00f3 como param\u00e9dica en el Servicio Territorial Auxiliar, donde adquiri\u00f3 una s\u00f3lida cultura en mec\u00e1nica. Sabe desmontar una rueda, ajustar el avance del encendido, hundir las manos en la grasa y llevar el volante de ambulancias algo r\u00fasticas. Al regresar a la vida civil, no tendr\u00e1 que aprobar la licencia de conducir, un documento emitido a nombre del soberano. Este es un privilegio del monarca, que tampoco est\u00e1 obligado a tener pasaporte.<\/p>\n
\nEl monarca habr\u00e1 homenajeado a la \u00e9lite de la producci\u00f3n nacional, comenzando por el rollizo Rolls-Royce Phantom IV de 1954, pesado de 3 toneladas<\/p>\n<\/blockquote>\n
En los a\u00f1os posteriores a su acceso al trono, muchas fotos la muestran sentada al volante, con sus hijos en la parte de atr\u00e1s. Despu\u00e9s de la guerra, con el auge del empleo femenino, el coche tambi\u00e9n fue un instrumento de emancipaci\u00f3n para la mujer. El soberano revela una debilidad por el Daimler Regency Express, pero al verse comprometido el jefe del fabricante en un caso de evasi\u00f3n de impuestos, la marca perdi\u00f3 repentinamente su aura dentro de la familia real.<\/p>\n
Isabel muestra entonces preferencias ecl\u00e9cticas, pero estrictamente patri\u00f3ticas. Ella honra a la \u00e9lite de la producci\u00f3n nacional, comenzando con el rollizo Rolls-Royce Phantom IV de 1954, pesado de 3 toneladas, que embarcamos en el yate Britania<\/em> acompa\u00f1arla en sus giras por la Commonwealth. Tambi\u00e9n la vemos conduciendo modelos menos lujosos como un Vauxhall Cresta Estate con el que le gusta ir de caza a su terreno o sacar a pasear a sus corgis.<\/p>\nPor otro lado, presta poca atenci\u00f3n a los modelos populares. Pierre Dreyfus, el presidente de la empresa Renault, le regala un Dauphine azul claro cuando visita la f\u00e1brica de Acton. La bienvenida es educada. El Austin Mini, un veh\u00edculo revolucionario perdido en medio de una producci\u00f3n inglesa infinitamente conservadora, apenas lo inspira.<\/p>\n
Impresionante colecci\u00f3n de veh\u00edculos.<\/h2>\n
El terreno favorito de Elizabeth es todoterreno. En realidad, ella <\/em>es mucho m\u00e1s Land Rover, el equivalente ingl\u00e9s del Jeep, que Bentley o Rolls-Royce. \u00bfSu montura favorita? Un Defender 110 turbodi\u00e9sel, una m\u00e1quina campestre que sacude a sus ocupantes sin miramientos pero que puede atravesar los peores baches, casi trepar a los \u00e1rboles y, por lo general, termina cubierto de aguanieve. A la soberana se le ocurre embarcar a bordo de su Land \u2013todos ellos equipados con asientos calefaccionados\u2013 ciertos distinguidos invitados para un safari de descubrimiento a trav\u00e9s de su propiedad escocesa de Balmoral.<\/p>\nAlgunos lo recordar\u00e1n durante mucho tiempo, como el ex primer ministro David Cameron (2010-2016), quien describe a un conductor intr\u00e9pido. O el pr\u00edncipe Abdullah, que probablemente nunca hab\u00eda sido conducido por una mujer (entonces se le prohibi\u00f3 conducir en Arabia Saudita) y, seg\u00fan un diplom\u00e1tico brit\u00e1nico, \u00abaterrorizado\u00bb<\/em> por el desempe\u00f1o de su anfitri\u00f3n. Disfrutaba corriendo por senderos empinados que conoc\u00eda de memoria.<\/p>\nLea tambi\u00e9n:<\/span> Isabel II, una mujer soberana pasa a la historia <\/span> <\/section>\nCelebrado como un aut\u00e9ntico entusiasta del coche <\/em>(amante de los coches) por el poderoso Real Autom\u00f3vil Club, Isabel II habr\u00e1 acumulado, durante su reinado, una impresionante colecci\u00f3n de veh\u00edculos valorada, en 2017, en 10 millones de libras (11,5 millones de euros, al curso actual). Fue gracias a ella, durante su visita oficial a Francia en 1992, que la limusina presidencial SM encargada por Georges Pompidou fue vista desfilando por Par\u00eds por \u00faltima vez. Este famoso descapotable, que ven\u00eda acumulando polvo desde la d\u00e9cada de 1980, fue exhumado de los garajes de la Rep\u00fablica para cumplir con el protocolo, que exige que la pareja real se presente en un auto descubierto.<\/p>\n\n Jean Michel Normando<\/span><\/span> <\/p>\n<\/section>\n <\/section>\n<\/p><\/div>\n
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