De pie en el muro frente al puerto del casco antiguo de la ciudad de Panam\u00e1, Ariabne Castillo sonr\u00ede al recordar a la distante Reina que ilumin\u00f3 su infancia. Castillo, de 75 a\u00f1os, ten\u00eda solo cinco a\u00f1os en noviembre de 1953 cuando la reci\u00e9n coronada reina Isabel y el pr\u00edncipe Felipe llegaron a Panam\u00e1, el primer pa\u00eds extranjero que visitaron luego de que ella accedi\u00f3 al trono en junio de ese a\u00f1o.<\/p>\n Castillo a\u00fan recuerda el alboroto que rode\u00f3 la llegada de la entonces reina de 27 a\u00f1os cuando miles de personas abarrotaron las calles del peque\u00f1o pa\u00eds latinoamericano, que a\u00fan hoy alberga a poco m\u00e1s de cuatro millones de personas. Fue solo una visita de dos d\u00edas, pero la reina Isabel fue descrita en la prensa en ese momento como \u00abcapturando todos los corazones en Panam\u00e1\u00bb.<\/p>\n Hasta el d\u00eda de hoy, Panam\u00e1 considera su lugar en la historia como el primer pa\u00eds extranjero que la Reina visit\u00f3 como monarca reinante como una fuente de gran orgullo. Y esta semana sus gentes est\u00e1n de luto por una mujer a la que llaman \u201cReina Isabel\u201d.<\/p>\n \u201cLa gente en Panam\u00e1 la amaba\u201d, dice Castillo, una oficinista jubilada que es madre de tres y abuela de cinco. \u201cPor supuesto que todos nos hemos visto afectados por su muerte. Puede que estuviera lejos de nosotros, pero sab\u00edamos que era una buena persona, por dentro y por fuera\u201d.<\/p>\n