Fotograf\u00eda: Owen Humphreys\/PA<\/span><\/figcaption><\/p>\n<\/figure>\nSi Liz Truss cree de todo coraz\u00f3n en una cosa, es que a nadie le gusta que le digan qu\u00e9 hacer. La gente no quiere que la rega\u00f1en por su peso o que la animen a comer menos y moverse m\u00e1s. No quieren que les digan lo que pueden decir en las redes sociales. Y, sobre todo, las empresas quieren tener la libertad de ganar montones y montones de dinero, sin las trabas de la regulaci\u00f3n y la burocracia y lo que David Cameron llam\u00f3 c\u00e9lebremente \u201cbasura verde\u201d. Pero cuando dijo que no le importaba volverse impopular en el proceso de desatar todo ese crecimiento, no se refer\u00eda a las personas que hac\u00edan el crecimiento.<\/p>\n
Entonces, \u00bfqu\u00e9 hacer con el hecho de que esta semana m\u00e1s de 100 grandes nombres corporativos, desde Ikea hasta Amazon, Coco-Cola y Sky, firmaron una carta abierta instando al gobierno a no retroceder en el cero neto, siguiendo las sugerencias de que Truss podr\u00eda estar considerando hacerlo? \u00bfExactamente eso? Esto no estaba en el gui\u00f3n, ni para la derecha desreguladora ni para la parte de la izquierda convencida de que el capitalismo no ama nada m\u00e1s que calentar sus manos rapaces sobre una hoguera de burocracia crepitante, mientras ve arder el planeta. \u00bfQu\u00e9, exactamente, est\u00e1 pasando?<\/p>\n
Los directores ejecutivos no son monstruos, obviamente. Ven los mismos incendios, inundaciones y sequ\u00edas en las noticias que todos los dem\u00e1s, y presumiblemente tienen los mismos hijos adolescentes reprendi\u00e9ndolos durante el desayuno. Saben que ser vistos como ecol\u00f3gicos es importante tanto para los clientes como para los empleados m\u00e1s j\u00f3venes, ya que la generaci\u00f3n Z es cada vez m\u00e1s aprensiva a la hora de trabajar para marcas que sus amigos consideran t\u00f3xicas.<\/p>\n
Para algunos, como una industria del agua que atraviesa su verano m\u00e1s seco en 30 a\u00f1os, la crisis clim\u00e1tica ya representa una amenaza directa para sus operaciones; otros, como los proveedores de energ\u00eda renovable, han construido sus negocios en torno a la descarbonizaci\u00f3n. Pero lo que realmente ha cambiado, luego del conflicto en Ucrania, es que las grandes empresas ahora est\u00e1n significativamente m\u00e1s preocupadas por el aumento vertiginoso de los precios de los combustibles f\u00f3siles. La energ\u00eda barata, segura y renovable parece cada vez m\u00e1s clave para su capacidad de seguir obteniendo ganancias.<\/p>\n
La historia contin\u00faa<\/button><\/p>\nDicho esto, ser\u00eda ingenuo imaginar que los grandes contaminadores no est\u00e1n ya presionando a este nuevo gobierno para diluir algunas pol\u00edticas de cero emisiones netas, o que muchas empresas no tienen los ajustes que les gustar\u00eda hacer. Pero hay una franja de negocios sorprendentemente grande que se ver\u00eda sacudida por un repentino cambio de direcci\u00f3n ahora.<\/p>\n
La carta fue organizada por el Cambridge Institute for Sustainability Leadership (CISL), cuya encuesta reciente de 700 l\u00edderes empresariales s\u00e9nior encontr\u00f3 que casi el 70 % ya ten\u00eda sus propios planes empresariales de cero emisiones netas (algunos sin duda m\u00e1s convincentes que otros, pero esa es otra columna) y 80 % ten\u00eda fondos asignados. Decirles en esta etapa tard\u00eda que en realidad no ten\u00edan por qu\u00e9 haberse molestado en gastar el dinero parece m\u00e1s exasperante que liberador.<\/p>\n
Lo mismo ocurre con la eliminaci\u00f3n del impuesto al az\u00facar ahora, despu\u00e9s de que las empresas ya hayan atravesado la dolorosa barrera de reformular los refrigerios y las bebidas gaseosas para evitar el impuesto. A veces, la burocracia no se trata solo de proteger al p\u00fablico, sino de crear condiciones estables y predecibles para ganar dinero, adem\u00e1s de un campo de juego nivelado de obligaciones donde las empresas bien administradas no se ven socavadas por las malas o se las hace sentir como tontos. Casi las tres cuartas partes de los que respondieron a la encuesta de CISL dijeron, de manera reveladora, que lejos de ser un lastre, la regulaci\u00f3n era importante para el modelo de negocios de su empresa.<\/p>\n
Es cierto que a menudo traslada los costos del estado a las empresas, lo que naturalmente resiente a las empresas. Pero el corolario l\u00f3gico, aunque impopular, es que eliminarlo solo desv\u00eda esos costos a los contribuyentes, algo que el gobierno parece bastante menos dispuesto a discutir. Como Polly Mackenzie, ex directora ejecutiva del grupo de expertos Demos, tuite\u00f3 recientemente, puede eliminar las reglas que impiden que las empresas alimenten cosas como la obesidad, el estr\u00e9s en el lugar de trabajo o la contaminaci\u00f3n del aire, pero \u00absus costos de salud ser\u00e1n enormes\u00bb, aparte de el sufrimiento humano causado. Alguien todav\u00eda tiene que pagar: es s\u00f3lo una cuesti\u00f3n de qui\u00e9n.<\/p>\n
Relacionado: <\/span>Nuestro pa\u00eds anhela la unidad, pero el gobierno de Truss lo divide sin piedad en ricos y pobres | gordon marr\u00f3n<\/p>\nMackenzie conoce bien este territorio, ya que fue asesor especial de los liberales dem\u00f3cratas en el gobierno de coalici\u00f3n de 2010, cuya propia hoguera de tr\u00e1mites burocr\u00e1ticos muy publicitada se apag\u00f3 cuando se supo que la mayor\u00eda de las reglas en realidad existen por una raz\u00f3n, y la raz\u00f3n es a menudo que a la gente le gusta a ellos. Aparentemente, uno de los primeros candidatos para el desguace fueron las reglas que rigen la inflamabilidad de la ropa de dormir de los ni\u00f1os, sobre la base de que la mayor\u00eda de las familias ahora tienen radiadores, no fogatas abiertas m\u00e1s riesgosas. Pero aun as\u00ed, \u00bfalguien est\u00e1 pidiendo a gritos pijamas para ni\u00f1os que se incendien m\u00e1s f\u00e1cilmente? \u00bfEs eso realmente lo que significa progreso?<\/p>\n
Incluso las reglas que al principio se resent\u00edan ferozmente tienden a asentarse con el tiempo, convirti\u00e9ndose en parte del fondo de pantalla. La directiva sobre el tiempo de trabajo, que protege a los empleados de verse obligados a trabajar m\u00e1s de 48 horas a la semana, fue controvertida en 1998 cuando se present\u00f3 por primera vez. Pero agruparlo, como supuestamente est\u00e1 considerando Jacob Rees-Mogg, se siente curiosamente del siglo pasado ahora, en un mundo donde las empresas ansiosas por aumentar la productividad est\u00e1n experimentando con semanas de cuatro d\u00edas.<\/p>\n
La idea de la libertad, o de sacar al gobierno de tu vida, sigue siendo embriagadora y para muchos de los que se fueron fue parte de la picaz\u00f3n del Brexit. Pero si todav\u00eda emociona a cierto tipo de votante tory, se siente cada vez m\u00e1s retro. Hemos recorrido un largo camino desde los d\u00edas en que la codicia era buena, el almuerzo para los d\u00e9biles y el cuidado del planeta estrictamente para los hippies. Si quiere hacer retroceder a Gran Breta\u00f1a a la d\u00e9cada de 1980, no espere que vengamos en silencio.<\/p>\n<\/div>\n
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