\n<\/aside>\n<\/p>\n
Si bien es relativamente sencillo comparar la huella ambiental de producir manzanas versus naranjas (o incluso carne de res), estos c\u00e1lculos se vuelven mucho m\u00e1s complicados cuando los alimentos contienen m\u00faltiples ingredientes, y estos constituyen la mayor\u00eda de lo que se vende en una tienda de comestibles t\u00edpica. Hasta ahora, no ha habido buenos m\u00e9todos para determinar el impacto de dichos alimentos, pero un equipo de Oxford ha publicado recientemente algunos de los primeros trabajos para desarrollar una m\u00e9trica de sostenibilidad para todo (comestible) que uno pueda encontrar en su tienda local.<\/p>\n
M\u00e1s all\u00e1 de las estimaciones de sostenibilidad del enfoque, el equipo de Oxford compar\u00f3 sus resultados con la m\u00e9trica de nutrici\u00f3n est\u00e1ndar NutriScore. Con esto, descubrieron que hab\u00eda muchos \u00abganar-ganar\u00bb en los que los alimentos eran sostenibles y nutritivos, aunque hab\u00eda algunas excepciones notables. Y, aunque los resultados no fueron demasiado sorprendentes, este m\u00e9todo ofrece una nueva m\u00e9trica para que los consumidores, minoristas y productores tomen decisiones m\u00e1s informadas.<\/p>\n
recetas secretas<\/h2>\n Uno de los mayores obst\u00e1culos para calcular la sostenibilidad de los alimentos con m\u00faltiples ingredientes es que rara vez se requiere que los productores enumeren la cantidad de cada ingrediente que ponen en un producto. Todo lo contrario: estos detalles suelen ser secretos comerciales muy bien guardados.<\/p>\n
Pero en algunos pa\u00edses, como Irlanda y el Reino Unido, al menos parte de esta informaci\u00f3n es de acceso p\u00fablico: los porcentajes de ciertos ingredientes clave. Los investigadores del programa Livestock, Environment and People (LEAP) y Oxford Population Health de la Universidad de Oxford utilizaron estos detalles (del recurso FooDB) para estimar los porcentajes de ingredientes en productos similares, incluidos m\u00e1s de 57\u00a0000 productos alimenticios que representan casi todos de los alimentos y bebidas en los supermercados brit\u00e1nicos e irlandeses.<\/p>\n
Una vez que tuvieron estimaciones de los ingredientes, utilizaron la base de datos ambiental HESTIA para calcular el impacto de todo el inventario. El equipo calcul\u00f3 un puntaje ambiental para cada alimento que inclu\u00eda una m\u00e9trica combinada de cuatro impactos principales: emisiones de gases de efecto invernadero, uso de la tierra, estr\u00e9s h\u00eddrico y el potencial de causar floraciones de algas t\u00f3xicas en cuerpos de agua r\u00edo abajo (es decir, potencial de eutrofizaci\u00f3n).<\/p>\n\n Anuncio publicitario <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nComo paso final, cruzaron sus resultados de sustentabilidad con la m\u00e9trica de nutrici\u00f3n de uso com\u00fan llamada NutriScore. Esto clasifica los alimentos seg\u00fan los nutrientes \u00abbuenos\u00bb, como prote\u00ednas, fibra, contenido de frutas\/verduras y aceites saludables, as\u00ed como los nutrientes \u00abmalos\u00bb como calor\u00edas, grasas, sal y az\u00facar agregada.<\/p>\n
\u201cUsamos NutriScore porque se usa bastante en muchos pa\u00edses del mundo y muchos investigadores est\u00e1n familiarizados con el concepto detr\u00e1s de \u00e9l\u201d, dijo el primer autor Michael Clark, de la Universidad de Oxford. \u201cToda la premisa se desarroll\u00f3 para aplicarla a nivel de la poblaci\u00f3n y obtener mejores resultados de salud. Ha pasado por muchas validaciones y pruebas y, a nivel de poblaci\u00f3n, ha sido muy efectivo en eso\u201d.<\/p>\n
ganar-ganar<\/h2>\n Cuando los investigadores probaron su m\u00e9todo con productos con ingredientes conocidos, descubrieron que funcionaba bien. Las clasificaciones de sostenibilidad resultantes tambi\u00e9n fueron en gran medida consistentes con lo que se esperar\u00eda dados los ingredientes principales de cualquier art\u00edculo.<\/p>\n
\u201cNuestros hallazgos no fueron muy sorprendentes\u201d, dijo Clark. \u201cDurante al menos la \u00faltima d\u00e9cada, ha surgido una cantidad cada vez mayor de evidencia que indica que ciertos productos b\u00e1sicos tienen un alto impacto, generalmente carne de res y oveja, y ciertos productos b\u00e1sicos tienen un impacto bajo, como los alimentos de origen vegetal (con algunas excepciones como el chocolate y el caf\u00e9). ).\u201d<\/p>\n
En general, la carne, el queso y el pescado, y cualquier cosa hecha con estos ingredientes, tuvieron los impactos estimados m\u00e1s altos. Cualquier cosa basada en frutas, granos o vegetales obtuvo una clasificaci\u00f3n m\u00e1s baja, como se esperaba. Cuando se combin\u00f3 con NutriScore, hubo productos claros en los que todos ganaban que eran nutritivos y buenos para el medio ambiente, como alimentos y productos de granos integrales. Las papas fritas tambi\u00e9n se desempe\u00f1aron particularmente bien debido a su alto contenido de \u00abvegetales\u00bb. Otros alimentos, como las nueces, el pescado y la carne, eran nutritivos, pero relativamente m\u00e1s da\u00f1inos para el medio ambiente.<\/p>\n
Trabajo en progreso<\/h2>\n El equipo de investigaci\u00f3n espera que su trabajo sea un punto de partida para una m\u00e9trica que los consumidores, productores y minoristas puedan usar para tomar decisiones m\u00e1s sostenibles. En el futuro, el mayor obst\u00e1culo seguir\u00e1 siendo la falta de transparencia de los ingredientes, que es poco probable que mejore en el futuro cercano. D\u00f3nde y c\u00f3mo se producen los ingredientes es otro factor que puede cambiar considerablemente el impacto y que rara vez se divulga.<\/p>\n
\u201cEsperamos que este sea el comienzo de un viaje m\u00e1s largo y una oportunidad de trabajar juntos para desarrollar algo que sea de beneficio mutuo\u201d, dijo Clark. \u201cLa parte m\u00e1s emocionante es su aplicaci\u00f3n: ahora tenemos un mecanismo que permite realizar comparaciones entre una serie de productos alimenticios que las personas producen, venden o compran, y esto les permite tomar decisiones informadas sobre los impactos de estas elecciones. .\u201d<\/p>\n
PNAS, 2022. DOI: 10.1073\/pnas.2120584119<\/p>\n<\/p><\/div>\n
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