{"id":207401,"date":"2022-10-01T21:26:19","date_gmt":"2022-10-01T21:26:19","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/linea-de-criticos-internacionales-aleluya-de-richard-eyre\/"},"modified":"2022-10-01T21:26:21","modified_gmt":"2022-10-01T21:26:21","slug":"linea-de-criticos-internacionales-aleluya-de-richard-eyre","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/linea-de-criticos-internacionales-aleluya-de-richard-eyre\/","title":{"rendered":"L\u00ednea de cr\u00edticos internacionales: ‘Aleluya’ de Richard Eyre"},"content":{"rendered":"


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\tNada ha ilustrado la agitaci\u00f3n actual en la pol\u00edtica brit\u00e1nica tan claramente como la reciente ca\u00edda de la libra frente al d\u00f3lar, un rompecabezas incluso para el partido gobernante cuyo primer ministro y canciller lo provocaron. Richard Eyre es irregularmente divertido Aleluya<\/em> refleja este cisma en m\u00e1s de un sentido, equilibrando la comedia general y el drama seriamente macabro con el resultado de que una s\u00e1tira aparentemente gentil inexplicablemente se sumerge en un turbio abismo existencial en su acto final. Incluso los fan\u00e1ticos de Alan Bennett, el famoso dramaturgo popular y tesoro nacional del norte, tendr\u00e1n dificultades con la yuxtaposici\u00f3n de iron\u00edas y salvajismo, este \u00faltimo aumentado desde Aleluya<\/em>La encarnaci\u00f3n original de Bennett como una obra de teatro salpicada de n\u00fameros de canto y baile al estilo de Dennis Potter.<\/p>\n

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\tEl tema es el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, una vez la envidia del mundo y ahora el tema de una guerra cultural masiva entre la izquierda sentimental y la derecha neoliberal, que quieren venderlo a favor del modelo estadounidense basado en seguros. Esta dualidad se desarrolla en la pantalla mientras seguimos al Dr. Valentine (Bally Gill) a las salas de The Beth, un hospital geri\u00e1trico de Yorkshire muy querido que lucha por sobrevivir. La pasi\u00f3n del altruista Dr. Valentine por su trabajo se pone de relieve con el pragmatismo de su jefa, la hermana Gilpin (interpretada contra el tipo por Jennifer Saunders en un papel mayormente heterosexual). Y si no not\u00f3 las sutilezas en eso, est\u00e1 el cabildero de derecha Colin (Russell Tovey) que est\u00e1 visitando a su irascible padre ex minero izquierdista all\u00ed mientras conspira para cortar la financiaci\u00f3n de The Beth por completo en un intento por obligarlo a competir. con las fuerzas del mercado.<\/p>\n

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\tEl tono es muy Bennett: las salas llevan el nombre seco de \u00edconos del campamento como Dusty Springfield y Shirley Bassey; hay referencias a rodajas de vainilla; y el espectro de la pol\u00edtica \u201cdespertada\u201d se aborda maravillosamente cuando el director de la junta directiva de The Beth dice con tristeza: \u201cHe sido alcalde dos veces. Actualmente es una mujer\u201d. Los personajes, sin embargo, no son tan completos como los que esper\u00e1bamos de los maravillosos mon\u00f3logos de Bennett. Cierto, Mary de Judi Dench, una ex bibliotecaria que ahora lucha por encontrar un lugar en el mundo post-alfabetizado y saturado de tecnolog\u00eda de hoy, se acerca, al igual que Ambrose de Derek Jacobi, un ex maestro que vive constantemente al borde de la muerte. Sin embargo, la intrigante pareja que intenta mantener viva a su madre senil el tiempo suficiente para liberarla de su casa se siente extra\u00f1amente desagradable, aunque quiz\u00e1s sea un presagio m\u00e1s real de c\u00f3mo ir\u00e1n las cosas.<\/p>\n

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\tEyre no tiene mucho historial en lo que respecta a la comedia (no hubo demasiadas risas en Iris<\/em>), y claramente se siente mucho m\u00e1s a gusto con material completamente dram\u00e1tico y escritores como Zoe Heller (Notas sobre un esc\u00e1ndalo<\/em>) y Ian McEwan (El almuerzo del labrador<\/em> y La Ley de la Infancia<\/em>). Eso no quiere decir que Aleluya<\/em> no tiene sus momentos divertidos, mente: Eyre entiende completamente el delicioso juego de palabras de Bennett, y hay algunas l\u00edneas maravillosas (al explicar la brillante reputaci\u00f3n de The Beth en atenci\u00f3n geri\u00e1trica, se nos dice que sus \u00fanicos rivales son \u00abDoncaster para cataratas y Pontefract para audiolog\u00eda \u201d). El problema es la narrativa en s\u00ed misma, que se complica demasiado por una subtrama sobre un equipo de filmaci\u00f3n que est\u00e1 tratando de hacer un documental sobre The Beth, pero que accidentalmente se topa con el escalofriante secreto de su eficiencia. Se le podr\u00eda perdonar por pensar que esto ser\u00eda el final, con un personaje principal que sufre una humillante ca\u00edda en desgracia mientras los pacientes cantan: \u00ab\u00a1Aleluya, vamos, ponte feliz!\u00bb pero por alguna raz\u00f3n la historia no se detiene all\u00ed, terminando con una coda desconcertante que deja a un Dr. Valentine ahora desilusionado retorci\u00e9ndose en el viento mientras la pandemia de Covid arrasa el mundo.<\/p>\n

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\tDe alguna manera, la desolaci\u00f3n es digna de elogio, ya que no existe una panacea para el NHS y no tiene sentido pretender que la hay. Pero, al igual que el Reino Unido en este momento, una cosa es ser un reflejo realista de un tema complicado y otra muy distinta ser un l\u00edo tonal. Y para Aleluya<\/em>El p\u00fablico objetivo de, que se dirigir\u00e1 a instituciones como The Beth a un ritmo m\u00e1s r\u00e1pido que los fan\u00e1ticos de Marvel, no hay mucho consuelo en escuchar a ambos lados hablar a la vez.<\/p>\n<\/p><\/div>\n