{"id":209671,"date":"2022-10-03T06:07:50","date_gmt":"2022-10-03T06:07:50","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/tom-stoppard-imagina-el-pasado-casi-olvidado-de-su-familia\/"},"modified":"2022-10-03T06:07:52","modified_gmt":"2022-10-03T06:07:52","slug":"tom-stoppard-imagina-el-pasado-casi-olvidado-de-su-familia","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/tom-stoppard-imagina-el-pasado-casi-olvidado-de-su-familia\/","title":{"rendered":"Tom Stoppard imagina el pasado casi olvidado de su familia"},"content":{"rendered":"


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De Tom Stoppard’s leopoldstadt,<\/em> en el Longacre.
\n Foto: Joan Marcus<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

\u201cEs como una segunda muerte\u201d que tu nombre quede olvidado en un \u00e1lbum familiar, reflexiona una abuela. Retroceda lo suficiente, y \u00bfqui\u00e9n puede identificar a esa pareja que saluda desde un tren, excepto los otros que los siguieron hasta la tumba? Una forma de mirar Leopoldstadt<\/em>, el \u00faltimo drama hist\u00f3rico de Tom Stoppard, es como una ceremonia de entierro de los muertos. El \u00e1rbol geneal\u00f3gico que desciende sobre un lienzo entre las primeras escenas es una especie de registro sagrado. Demasiado fugaz para ser de mucha utilidad como hoja de trucos para el extenso elenco de personajes en el escenario del Teatro Longacre, funciona como un memorial para aquellos a quienes se les neg\u00f3 su humanidad durante la vida.<\/p>\n

Leopoldstadt<\/em> es el tipo de panorama intelectual vertiginoso por el que se venera a Stoppard: una cr\u00f3nica de movimientos sociales, marcos te\u00f3ricos y cat\u00e1strofes geopol\u00edticas. (Bebe cada vez que alguien hable apasionadamente sobre el estado del mundo y tendr\u00e1s que arrastrarte hasta tu casa). La obra, dirigida por Patrick Marber en una producci\u00f3n que se estren\u00f3 en el West End, avanza a lo largo de m\u00e1s de 50 a\u00f1os en poco m\u00e1s de dos horas, introduciendo a m\u00e1s de dos docenas de personajes que parece entender que no podremos seguir. Esos detalles no importan en la gran extensi\u00f3n de la historia, y el destino de la familia es evidente desde el principio.<\/p>\n

Se levanta el tel\u00f3n sobre el caos controlado de una sala de estar burguesa en la Viena de 1899, donde una r\u00e1faga de ni\u00f1os elegantemente vestidos claman por dulces mientras sus padres, relacionados diversamente por sangre y matrimonio, hablan de los intelectuales en ciernes de la \u00e9poca. En el momento en que uno de los ni\u00f1os corona el \u00e1rbol de Navidad con una estrella de David, en medio de conversaciones sobre Herzl y Mahler, comenzamos a descubrir qui\u00e9n es qui\u00e9n en esta familia mezclada de jud\u00edos y gentiles.<\/p>\n

Un di\u00e1logo filos\u00f3fico entre cu\u00f1ados establece su entorno de principios de siglo y sus cruces de identidad jud\u00eda. Hermann (David Krumholtz) se ha convertido al catolicismo por su esposa, Gretl (Faye Castelow), cuyo afecto por su repudiado juda\u00edsmo crece, con los a\u00f1os, en una genuina devoci\u00f3n. Hermann, hombre de negocios y luchador social, es un defensor de la asimilaci\u00f3n y defiende el lugar integral de los jud\u00edos en el centro de la cultura vienesa. Ludwig (Brandon Uranowitz), que est\u00e1 casado con la hermana de Hermann, Eva (Cassie Levy), es un matem\u00e1tico enamorado de la l\u00f3gica, c\u00ednico sobre la persistencia del antisemitismo y atra\u00eddo por la idea reci\u00e9n formada de un estado jud\u00edo. \u201cUn jud\u00edo puede ser un gran compositor\u201d e incluso convertirse en el brindis del pueblo, dice. \u201cPero no puede no ser jud\u00edo\u201d. (La obra lleva el nombre de lo que alguna vez fue el gueto jud\u00edo de Viena).<\/p>\n

Hay ligereza en el fuego cruzado inicial entre Hermann y Ludwig, acomodados como est\u00e1n en las comodidades materiales de la elegante clase media. La esperanza por el nuevo siglo flota en el aire; Freud ha propuesto la interpretaci\u00f3n de los sue\u00f1os, Klimt est\u00e1 pintando un retrato de Gretl y los ni\u00f1os est\u00e1n aprendiendo a continuar con las tradiciones.<\/p>\n

Si Leopoldstadt<\/em> tiene un motor dram\u00e1tico, impulsando la historia hacia adelante de 15 a 20 a\u00f1os a la vez, es aterrador. Por supuesto, sabemos hacia d\u00f3nde se dirige todo esto. Gran parte de la tensi\u00f3n y el ingenio generado por el di\u00e1logo de Stoppard surge de la morbosa sabidur\u00eda de la retrospectiva. Pronto es 1924 y los ni\u00f1os crecen, expresando sus propias opiniones fervientes entre guerras mientras la pr\u00f3xima generaci\u00f3n se levanta detr\u00e1s de ellos, uni\u00e9ndose a su procesi\u00f3n hacia la pesadilla que los envolver\u00e1 a todos.<\/p>\n

En un campo repleto de personajes, la Gretl de Castelow se acerca m\u00e1s al n\u00facleo emocional de la historia; su aventura con un oficial gentil (Arty Froushan) es un raro ejemplo de deseo que tiene sus ra\u00edces en el cuerpo m\u00e1s que en el cuerpo pol\u00edtico (aunque sus consecuencias tienen una resonancia social m\u00e1s amplia). Su retrato, que se cierne sobre las escenas siguientes, sirve como recordatorio de la vitalidad perdida. El esplendor desaparece gradualmente del decorado de Richard Hudson, que se desvanece de ornamentado a sepulcral bajo la iluminaci\u00f3n de Neil Austin, a medida que la marcha del siglo XX se hace m\u00e1s fuerte al otro lado de la puerta.<\/p>\n

Stoppard, que naci\u00f3 en 1937 en Checoslovaquia y huy\u00f3 de la ocupaci\u00f3n nazi cuando era ni\u00f1o, ha dicho que gran parte de la obra es personal para \u00e9l, aunque la ambient\u00f3 en una familia vienesa para que pareciera menos y para invocar la ciudad. rico legado cultural. El personaje de Leopold, criado como un ni\u00f1o ingl\u00e9s lejos de la agitaci\u00f3n de la Segunda Guerra Mundial, es un sustituto del dramaturgo, cuyos cuatro abuelos y tres t\u00edas fueron asesinados en el Holocausto, detalles que Stoppard no supo hasta los 50 a\u00f1os.<\/p>\n

Como veh\u00edculo para recuperar memorias y para interrogar la injusticia de la diferencia y la persistente intolerancia, Leopoldstadt<\/em> es notable \u00bfQu\u00e9 significa estar sin patria? \u00bfCu\u00e1les son los riesgos de reclamar lealtad a una identidad antes y despu\u00e9s de que hacerlo se convierta en una sentencia de muerte? \u00bfQui\u00e9n tiene el privilegio de tomar esa decisi\u00f3n y c\u00f3mo puede vivir con ella al final? Que la obra logre responder preguntas como estas en un par de horas sin interrupciones es una haza\u00f1a stoppardiana.<\/p>\n

Pero Leopoldstadt<\/em> tambi\u00e9n est\u00e1 llena de personajes que posiblemente no pueda desarrollar con detalles satisfactorios, un dilema que casi se admite en el escenario en momentos en que incluso Gretl no puede precisar sus parientes. Este no es un viaje de nueve horas, como el de Stoppard La costa de la utop\u00eda<\/em>, sobre el fomento de la revoluci\u00f3n rusa. Adem\u00e1s, esperar que lidere con la cabeza y el coraz\u00f3n en igual medida ser\u00eda una tonter\u00eda. Es un maestro de las artes cerebrales, un mago en sacar exposici\u00f3n de archivo de la boca de sus personajes. A\u00fan as\u00ed, el potencial para que tengan una vida interior m\u00e1s v\u00edvida, para brindar una nueva perspectiva y comprensi\u00f3n de los eventos familiares, sigue sin cumplirse en su mayor\u00eda. A medida que las cosas se tornan cada vez m\u00e1s hacia la vida o la muerte, podemos volvernos temerosos por las personas en el escenario, pero realmente no podemos decir qui\u00e9nes son o qu\u00e9 quieren, aparte de sobrevivir.<\/p>\n

Pero aqu\u00ed se han contado sus historias y se han registrado los contornos de sus vidas imaginadas, como esas instant\u00e1neas que necesitan desesperadamente nombres adjuntos. Si son sus ideas por las que deben ser recordados, tal vez eso sea lo mejor. En cada nueva d\u00e9cada, alguien afirma que las atrocidades del pasado no podr\u00edan repetirse, y cada vez se demuestra que est\u00e1n equivocados. Asi que Leopoldstadt<\/em> es tambi\u00e9n una advertencia, ya que una tercera gran guerra parece estar a un paso de distancia, y los engranajes de la historia siguen girando. Una vez m\u00e1s, har\u00edamos bien en escuchar.<\/p>\n

Leopoldstadt est\u00e1 en el Teatro Longacre.<\/em><\/p>\n<\/p><\/div>\n


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