{"id":209779,"date":"2022-10-03T07:57:40","date_gmt":"2022-10-03T07:57:40","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/revision-de-broadway-de-leopoldstadt-tom-stoppard-ofrece-una-obra-maestra-al-final-de-su-carrera\/"},"modified":"2022-10-03T07:57:41","modified_gmt":"2022-10-03T07:57:41","slug":"revision-de-broadway-de-leopoldstadt-tom-stoppard-ofrece-una-obra-maestra-al-final-de-su-carrera","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/revision-de-broadway-de-leopoldstadt-tom-stoppard-ofrece-una-obra-maestra-al-final-de-su-carrera\/","title":{"rendered":"Revisi\u00f3n de Broadway de ‘Leopoldstadt’: Tom Stoppard ofrece una obra maestra al final de su carrera"},"content":{"rendered":"


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\tEl gran dramaturgo Tom Stoppard y su simp\u00e1tico director Patrick Marber hacen un regalo duradero de recuerdo en la nueva obra brillante, hermosa y devastadora. Leopoldstadt<\/em>, que se estrena esta noche en el Teatro Longacre de Broadway. Pero es un regalo que viene con hilos, incluso con cuerdas, parece advertirnos el autor: hay una carga asociada a la memoria, al dolor y, sobre todo, a la responsabilidad, incluso al deber, que acompa\u00f1a a cada foto amarillenta de un viejo \u00e1lbum familiar. y cada rostro desvanecido que alguna vez pareci\u00f3 fijo con tanta claridad.<\/p>\n

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\tLa mayor\u00eda de nosotros, afortunadamente, no tendremos la historia insoportablemente catastr\u00f3fica para llevar a lo largo de la vida que el m\u00e1s joven de Leopoldstadt<\/em>Los personajes de finalmente se quedan. Cuando nos reunimos con ellos al final de la obra, en 1955, su n\u00famero se redujo a tres, los sobrevivientes de la campa\u00f1a de Hitler para erradicar a los jud\u00edos de Europa son todo lo que queda de la familia que alguna vez fue expansiva y que hemos llegado a conocer en las horas anteriores.<\/p>\n

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\tCuando nos encontramos por primera vez, en 1899, con la extensa familia de Hermann Merz (David Krumholtz), sus miembros son tan grandes y sofisticados como el sal\u00f3n del Viejo Mundo magn\u00edficamente decorado en Viena. Una de esas citas del entorno con detalles perfectos del escen\u00f3grafo Richard Hudson es un \u00e1rbol de Navidad cuidadosamente decorado, un gui\u00f1o a los cat\u00f3licos que se han casado con esta familia jud\u00eda y, quiz\u00e1s m\u00e1s revelador, a los jud\u00edos, especialmente Hermann, que creen que los d\u00edas del separatismo son historia, la plena asimilaci\u00f3n de los jud\u00edos a la Austria a la que durante mucho tiempo han llamado hogar est\u00e1 cerca. A Hermann, a diferencia de su cu\u00f1ado Ludwig (Brandon Uranowitz), m\u00e1s astuto pol\u00edticamente y anal\u00edtico, no le gustan las conversaciones radicales sobre una patria jud\u00eda en alg\u00fan desierto dejado de la mano de Dios, y deposita su confianza en marcadores sociales como la riqueza, las conexiones, la participaci\u00f3n en la alta cultura y la sociedad refinada (y gentil) que tan claramente separa, espiritualmente y de otra manera, la ciudad de clase mundial de Viena de su antiguo distrito del gueto jud\u00edo de Leopoldstadt.<\/p>\n

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1924<\/span><\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n<\/div>\n

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\tLa historia ha informado a la audiencia que Austria no se despojar\u00e1 tan f\u00e1cilmente de sus Leopoldstadts, y los sue\u00f1os de asimilaci\u00f3n de Hermann son ilusiones, que la riqueza, la mentalidad c\u00edvica y la cortes\u00eda se desvanecer\u00e1n en tan solo unas pocas d\u00e9cadas, cuando un simple y fuerte golpe en la la puerta tendr\u00e1 a esta hermosa familia congelada de terror, la \u00fanica palabra capaz de expresar lo que ven afuera es un susurro de p\u00e1nico \u00abproblema\u00bb.<\/p>\n

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\tStoppard y Leopoldstadt<\/em> Sin embargo, se toman su tiempo para llegar a la Kristallnacht, brind\u00e1ndonos muchas, muchas instant\u00e1neas de esta familia a medida que crece, se desarrolla y vive y muere en los a\u00f1os entre el optimismo condenado de Hermann y la violencia que surge en 1938.<\/p>\n

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\tUn bosquejo de las cuatro escenas que siguen a la introducci\u00f3n de 1899 ser\u00e1 tan reductivo en detalles personales como el \u00e1rbol geneal\u00f3gico que ocasionalmente se proyecta en un lienzo, pero podr\u00eda servir como una gu\u00eda \u00fatil: <\/p>\n

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\tUn a\u00f1o despu\u00e9s de nuestra presentaci\u00f3n a la familia, vemos c\u00f3mo Stoppard se acerca a una de las historias personales entre los miembros de la familia, en este caso una breve infidelidad de Gretl (Faye Castelow), la esposa cat\u00f3lica del jud\u00edo Hermann, con un apuesto austr\u00edaco cadish. oficial cuyo antisemitismo y crueldad se volver\u00e1n demasiado evidentes cuando conozca a Hermann. Regode\u00e1ndose, el oficial aplasta casualmente la ingenuidad de Hermann, si no su esp\u00edritu. <\/p>\n

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\tLa cita de Gretl tendr\u00e1 ramificaciones en los pr\u00f3ximos a\u00f1os, aunque no en la forma en que los personajes, o la audiencia, podr\u00edan predecir. La pr\u00f3xima vez que veamos a la familia, es 1924, y las diversas t\u00edas, t\u00edos, primos y abuelos, tanto jud\u00edos como \u00abpapistas\u00bb, se han reunido para tomar un Briss. Ha habido bajas de la Gran Guerra: falta un nieto y Jacob (Seth Numrich), el hijo de Hermann y Gretl, ha perdido un brazo y un ojo en la batalla. Como en la escena anterior, un extra\u00f1o trae un estado de \u00e1nimo ominoso: el joven banquero que llega para reunirse con Hermann con respecto a un negocio familiar da voz al sentimiento nacionalista que pronto cambiar\u00e1 la historia.<\/p>\n

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\tY esa historia llega con toda su fuerza en la siguiente escena: Es 1938, y la familia (ni\u00f1os ahora adultos con sus propios hijos, los patriarcas y matriarcas ahora envejecidos) est\u00e1 reunida en el apartamento que alguna vez fue opulento, ahora sobrio (el plat\u00f3 de Hudson es un narrador en s\u00ed mismo), tratando de dar sentido al caos exterior y desesperado por trazar un curso de acci\u00f3n. Incluso ahora, en medio de los sonidos de los gritos y los cristales rotos (esta noche es la Kristallnacht), la familia est\u00e1 dividida sobre si abandonar Austria (todav\u00eda creen que pueden hacerlo) o sobrellevar lo que algunos de los ancianos creen que es solo lo \u00faltimo de un largo viaje. l\u00ednea de luchas. Un reci\u00e9n llegado a la reuni\u00f3n, un periodista brit\u00e1nico (Numrich, nuevamente; muchos en el elenco interpretan a m\u00e1s de un personaje) que se ha enamorado de la joven viuda de esa v\u00edctima de la Primera Guerra Mundial, advierte sobre horrores inimaginables, horrores que incluso ahora parecen impensables para la mayor\u00eda, al menos hasta que los nazis toman nombres, saquean posesiones y toman las decisiones que enviar\u00e1n a cada miembro de la familia por su propio camino particular al infierno. <\/p>\n

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1955<\/span><\/p>\n<\/figcaption><\/figure>\n<\/div>\n

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\tLos resultados de esas decisiones se hacen evidentes en la escena final, cuando, en 1955, solo tres miembros de la familia sobreviven y se han reunido en el apartamento; aqu\u00ed no se estropear\u00e1 c\u00f3mo se devuelve el apartamento a la familia. Rosa (Jenna Augen), a quien conocimos de ni\u00f1a, ahora es la anciana de la familia y se mud\u00f3 a la ciudad de Nueva York antes del Holocausto. Su sobrino Nathan (Uranowitz) es el \u00fanico sobreviviente familiar de Auschwitz, y el primo Leo (Arty Froushan), el hijo criado en Londres de la viuda de guerra y el hijastro de ese periodista brit\u00e1nico, parece no tener ning\u00fan recuerdo de su infancia vienesa, o bien, en realidad, su herencia jud\u00eda. <\/p>\n

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\tDe hecho, el inexperto desprecio de Leo por la historia es, podr\u00eda estar diciendo Stoppard, la \u00faltima risa de la historia sobre los esperanzados sue\u00f1os de asimilaci\u00f3n expresados \u200b\u200bpor Hermann medio siglo antes, el costo de la aceptaci\u00f3n es igual al alto precio de la ignorancia voluntaria. Depender\u00e1 de Rosa y Nathan recordarle a Leo su pasado, la historia y aquellos que pagaron el precio de la capacidad de olvidar.<\/p>\n

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\tCualquier resumen de escenas y descripciones de la l\u00ednea de tiempo de Leopoldstadt<\/em> no puedo comenzar a transmitir la riqueza del trabajo de Stoppard, y esta obra, como sus otras obras maestras Arcadia <\/em>y La Costa de la Utop\u00eda, <\/em>est\u00e1 lleno de digresiones y discusiones y di\u00e1logos tan divertidos como conmovedores. Las matem\u00e1ticas, como era de esperar, entran en juego, como suele ocurrir con Stoppard, pero tambi\u00e9n lo hacen el sionismo y el arte moderno y tantos otros aspectos de la historia pol\u00edtica del siglo XX que Leopoldstadt<\/em> a veces puede parecer una pieza de acompa\u00f1amiento correcta y apropiada para la maravillosa obra de Ken Burns Estados Unidos y el Holocausto<\/em> documental. <\/p>\n

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\tSi Stoppard sacrifica la conexi\u00f3n de la audiencia con un personaje en particular, justo cuando estamos conociendo a una generaci\u00f3n, llega una nueva era, lo compensa grabando una historia familiar tan extensa y convincente que la aceptamos incluso cuando luchamos con los detalles. (Estar\u00e1s rastreando mentalmente este \u00e1rbol geneal\u00f3gico mucho despu\u00e9s del final de la obra). \u00a1Un excelente elenco de 38 \u2013 38! \u2013 entrega a cada personaje con suficiente personalidad individual para guiarnos a lo largo del camino, incluso si no siempre somos conscientes de inmediato de c\u00f3mo una persona puede estar relacionada con otra. Nombrar actores espec\u00edficos parece grosero con un elenco tan extenso como este, pero no obstante: adem\u00e1s de los ya nombrados en esta rese\u00f1a, est\u00e1n Eden Epstein, Caissie Levy y Aaron Neil realizando actuaciones notables, dando vida a personajes que exigen ser recordados.<\/p>\n<\/p><\/div>\n