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El 30 de octubre, Luiz In\u00e1cio Lula da Silva y Jair Bolsonaro tienen que postularse para la presidencia de Brasil en la segunda vuelta electoral. Las cartas est\u00e1n remezcladas. Todo es posible. Bolsonaro ha demostrado que no es un rel\u00e1mpago populista de derecha.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n
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Jair Bolsonaro, la impresi\u00f3n tras la primera vuelta en Brasil, puede afrontar la segunda vuelta de finales de octubre m\u00e1s relajado de lo que se tem\u00eda.<\/h2>\n Joedson Alves\/EPA<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
Pocas veces los medios han visto al presidente Jair Bolsonaro tan relajado, de buen humor, casi manso. Cuando apareci\u00f3 frente al palacio presidencial en Brasilia el domingo despu\u00e9s del resultado sorprendentemente bueno para \u00e9l y sus seguidores, el hombre de 67 a\u00f1os parec\u00eda intercambiado. Le revive notablemente que ahora est\u00e1 cinco puntos porcentuales m\u00e1s cerca de Lula -en lugar de los 15 puntos de las encuestas- y que numerosos aliados han conquistado cargos importantes como senadores, gobernadores y diputados. Su partido, el Partido Liberal, es ahora la fuerza m\u00e1s fuerte en el Congreso con 101 diputados. <\/p>\n
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Pocos esperaban una ola conservadora como esta en Brasil. De hecho, las agencias de encuestas en Brasil ahora tendr\u00e1n que explicar por qu\u00e9 colocaron al titular en el 34 por ciento de las preferencias de los votantes en lugar del 43 por ciento que obtuvo ahora. Claramente gan\u00f3 contra las mentiras, dice Bolsonaro. Durante meses ha criticado las encuestas como falsas. Eso lo hace cre\u00edble a los ojos de muchos votantes.<\/p>\n
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Los institutos de encuestas se equivocaron como nunca antes<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Uno solo puede especular sobre por qu\u00e9 los institutos de encuestas de renombre como Datafolha o Ipec podr\u00edan estar tan equivocados. Por un lado, existen dudas sobre si las encuestas en la puerta o en la calle todav\u00eda est\u00e1n actualizadas, porque muchos brasile\u00f1os pasan la mayor parte de su tiempo en habitaciones privadas y protegidas. En las encuestas telef\u00f3nicas, por otro lado, los pobres posiblemente podr\u00edan estar subrepresentados porque no tienen un tel\u00e9fono inteligente. Sin embargo, la densidad de tel\u00e9fonos inteligentes en Brasil es muy alta. En cualquier caso, ahora deber\u00eda comenzar una acalorada discusi\u00f3n sobre las t\u00e9cnicas de encuesta en Brasil.<\/p>\n
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Bolsonaro tambi\u00e9n ha ganado una estatura significativa en otros aspectos. Eso no qued\u00f3 claro en las \u00faltimas elecciones, cuando el excapit\u00e1n de la reserva y seis veces parlamentario fue sorprendentemente elegido presidente en 2018. Pero ahora Bolsonaro ha demostrado que pol\u00edticamente no es un populismo de derecha, sino que ha detenido el giro a la izquierda que, de lo contrario, est\u00e1 teniendo lugar en Am\u00e9rica del Sur en Brasil.<\/p>\n
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Con 215 millones de habitantes, sus dimensiones continentales y gran econom\u00eda, Brasil es el pa\u00eds dominante en Am\u00e9rica del Sur. Al igual que su modelo a seguir, Trump en EE. UU., Bolsonaro ha anclado firmemente el giro conservador de Brasil, que, seg\u00fan las distintas partes de sus seguidores, a veces es de extrema derecha, a veces econ\u00f3micamente liberal o simplemente conservador.<\/p>\n
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Lula sigue siendo el favorito<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Ahora parece posible que Bolsonaro pueda ganar en cuatro semanas. Sus aliados le dar\u00e1n un apoyo decisivo hasta la segunda vuelta. Tradicionalmente, los presidentes brasile\u00f1os han sido dif\u00edciles de vencer para la reelecci\u00f3n. Puede utilizar los fondos del presupuesto para intervenir masivamente en la campa\u00f1a electoral.<\/p>\n
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Pero Lula, el l\u00edder sindical, de ninguna manera est\u00e1 en una posici\u00f3n desesperada. Cuando las esperanzas de su Partido Laborista de ganar las elecciones en la primera vuelta se hab\u00edan desvanecido, un Lula tranquilo apareci\u00f3 ante los medios. Mientras sus compa\u00f1eros de armas lo rodeaban con minas pisadas, el expresidente Lula parec\u00eda un animador por derecho propio. Con su voz ronca, el jugador de 76 a\u00f1os explic\u00f3 que esperaba con ansias el duelo de campa\u00f1a. \u00abNunca logr\u00e9 ganar una elecci\u00f3n en primera vuelta\u00bb, dijo Lula, quien busca ser elegido por sexta vez para el cargo m\u00e1s alto del estado. \u00abAhora es como la pr\u00f3rroga antes de la victoria final\u00bb, dijo, tan convincente como siempre puede ser cuando hay mucho en juego.<\/p>\n
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El exdirigente sindical ha experimentado numerosos altibajos en su vida y ha demostrado una resistencia impresionante: como presidente en dos ocasiones, renunci\u00f3 en 2010 con un \u00edndice de popularidad de m\u00e1s del 80 por ciento. Su sucesora, Dilma Rousseff, a quien \u00e9l hab\u00eda elegido, fracas\u00f3 y fue destituida de su cargo. Despu\u00e9s de un juicio por corrupci\u00f3n, Lula fue encarcelado durante 580 d\u00edas. Pero los veredictos fueron anulados m\u00e1s tarde. Lula ha sobrevivido al c\u00e1ncer en los \u00faltimos a\u00f1os. El dos veces viudo tambi\u00e9n se ha vuelto a casar. Tanto Lula como Bolsonaro ahora tienen que encontrar nuevas voces. Lula necesita 1,8 millones de votos adicionales. Bolsonaro, en cambio, tiene 6,7 millones.<\/p>\n
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