{"id":217351,"date":"2022-10-06T08:26:52","date_gmt":"2022-10-06T08:26:52","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-radiacion-ocupa-un-lugar-central-para-bien-o-para-mal-en-trinity-trinity-trinity\/"},"modified":"2022-10-06T08:26:53","modified_gmt":"2022-10-06T08:26:53","slug":"la-radiacion-ocupa-un-lugar-central-para-bien-o-para-mal-en-trinity-trinity-trinity","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-radiacion-ocupa-un-lugar-central-para-bien-o-para-mal-en-trinity-trinity-trinity\/","title":{"rendered":"La radiaci\u00f3n ocupa un lugar central, para bien o para mal, en Trinity, Trinity, Trinity"},"content":{"rendered":"


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\n Foto-Ilustraci\u00f3n: Buitre<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

Las vidas medias de la historia son, para la novelista japonesa Erika Kobayashi, una especie de fijaci\u00f3n. Su primer libro, Madame Curie a ch\u014dshoku o<\/em> (Desayuno con Madame Curie<\/em>), publicado en 2014, sigue a un gato que viaja en el tiempo y extrae sus poderes de la radiaci\u00f3n: \u00abuna luz brillante\u00bb que la est\u00e1 matando al mismo tiempo. La gata se encuentra con Marie Curie y Thomas Edison, mapeando el pasado de su propia familia junto con las historias de doble filo de la radiaci\u00f3n y la electricidad. Kobayashi le dijo a un entrevistador que cuando estaba investigando inicialmente para el libro, encontr\u00f3 un viejo cuaderno de Curie en una biblioteca de Tokio. Se maravill\u00f3 de c\u00f3mo, si sosten\u00edas un contador Geiger contra la tapa del cuaderno, el medidor segu\u00eda detectando material radiactivo. \u201cEstaba tan sorprendida de que los vestigios del toque de Madame Curie a\u00fan fueran evidentes\u201d, dijo, \u201cregistrando lecturas como si nada hubiera cambiado\u201d.<\/p>\n

En muchos sentidos, la segunda novela de Kobayashi, el thriller de ciencia ficci\u00f3n Trinidad, Trinidad, Trinidad, <\/em>es una exploraci\u00f3n m\u00e1s oscura y elaborada de esos mismos temas. El libro, que se lanz\u00f3 en los EE. UU. este verano y es el primero de Kobayashi en ser traducido al ingl\u00e9s, sigue a tres generaciones de mujeres japonesas, entretejiendo el pasado y el presente para explorar los efectos personales y colectivos de la radiaci\u00f3n en el Jap\u00f3n contempor\u00e1neo con el tel\u00f3n de fondo del 2020. Juegos Ol\u00edmpicos de Tokio. Kobayashi publicado por primera vez Trinidad<\/em> en Jap\u00f3n en 2019 y desde entonces ha dicho que los lectores le han dicho que \u00ables pareci\u00f3 una especie de trabajo prof\u00e9tico\u00bb a ra\u00edz de COVID-19: tanto el desastre de Fukushima, al que Kobayashi alude con frecuencia a lo largo de la novela, como el virus estimul\u00f3 la paranoia masiva en todo Jap\u00f3n, y su descripci\u00f3n especulativa del a\u00f1o 2020 a trav\u00e9s de la lente de su narrador, solitario por naturaleza, espinoso, ansioso, otorga a la novela una inquietante claridad retrospectiva.<\/p>\n

Trinidad<\/em> sigue a la narradora an\u00f3nima en el transcurso de un d\u00eda en Tokio, donde vive en un apartamento con su anciana madre, su hermana menor y su hija de 13 a\u00f1os. Es el d\u00eda de la ceremonia de apertura de los Juegos Ol\u00edmpicos y su madre est\u00e1 en el hospital recuper\u00e1ndose de una ca\u00edda. A trav\u00e9s de flashbacks, nos enteramos de que la familia se mud\u00f3 junta a un departamento recientemente, y que la narradora y su hermana han pasado meses limpiando la casa de su madre en los suburbios, tiempo durante el cual la narradora comenz\u00f3 a sospechar que su madre, cuya demencia ha empeorado constantemente, podr\u00eda estar sufriendo de una condici\u00f3n llamada Trinidad. Los afectados se obsesionan con la radiaci\u00f3n, reuniendo compulsivamente colecciones de rocas con peque\u00f1as cantidades de elementos radiactivos y poniendo \u00ablas piedras malditas en sus o\u00eddos, escuchando atentamente como si fuera una voz que sale de su interior\u00bb. Entre las pertenencias de su madre, las hermanas encuentran varias piezas de vidrio de uranio metidas en lo profundo de un caj\u00f3n y un viejo reloj de pulsera perteneciente a su difunto padre que \u00abbrillaba en verde fluorescente\u00bb.<\/p>\n

Circulan historias de otras v\u00edctimas de Trinity: una anciana que \u201cse rumoreaba que hab\u00eda sido descubierta con m\u00e1s de diez relojes de pulsera con esferas pintadas con pintura de radio insertadas en su vagina\u201d. El cuerpo de otro que, cuando fue incinerado despu\u00e9s de su muerte, se dijo que \u201cprodujo no solo cenizas y huesos cuando se quem\u00f3, sino vidrio verde derretido. Result\u00f3 ser vidrio de uranio\u201d. Una mujer de 91 a\u00f1os apodada \u201cRadium Princess\u201d por los medios de comunicaci\u00f3n salta de un autob\u00fas tur\u00edstico en Fukushima y corre directamente hacia la puerta de una r\u00e9plica de la casa de Marie Curie (una atracci\u00f3n tur\u00edstica real en una planta de energ\u00eda de Fukushima), agitando un \u201cmaldito piedra\u201d a los guardias.<\/p>\n

Estas historias alimentan la paranoia de la narradora, cuajando su narraci\u00f3n, que de otro modo ser\u00eda cruda, con incesantes parpadeos de repetici\u00f3n. En la traducci\u00f3n de Brian Bergstrom, la frase fuerza invisible <\/em>sazona el libro. Son \u00abfuerzas invisibles\u00bb las que abren la puerta cuando la narradora paga el billete del tren, y es una fuerza invisible la que sube el volumen de la televisi\u00f3n cuando su hija presiona los botones del control remoto. La radiaci\u00f3n es, naturalmente, la fuerza invisible m\u00e1s poderosa de la novela, y su papel como cura y toxina ejemplifica el de otras fuerzas invisibles compartidas, incluido el poder de los Juegos Ol\u00edmpicos como emblema de solidaridad internacional y m\u00e1quina de propaganda. Kobayashi hace referencia a los Juegos de 1936, celebrados en la Alemania nazi, y a los Juegos de 1940, que iban a celebrarse en Tokio pero que fueron cancelados como resultado de la Segunda Guerra Mundial. Los Juegos de 2020, que tambi\u00e9n se iban a celebrar en Tokio, se pospusieron una vez m\u00e1s, esta vez debido al COVID-19.<\/p>\n

Una presencia insidiosa impermeable al tiempo, la radiaci\u00f3n se convierte en una especie de metonimia de la historia misma a medida que se desarrolla la historia. \u201cNo soy yo quien sufre una verdadera p\u00e9rdida de memoria\u201d, se lee en un tuit escrito por Radium Princess. \u201cSois todos vosotros, los que no record\u00e1is el pasado, los que no pod\u00e9is sentir ni la m\u00e1s m\u00ednima parte del dolor de lo que no se puede ver\u201d.<\/p>\n

Kobayashi traza momentos clave en la historia del desarrollo global de la radiaci\u00f3n, estelas narrativas que siempre siguen el presente. Pero cuanto m\u00e1s se multiplican, m\u00e1s estos relatos hist\u00f3ricos meticulosamente detallados empiezan a parecer impersonales e incidentales al tejido particular de la novela. En cierto punto, parece que Kobayashi est\u00e1 m\u00e1s interesada en los detalles hist\u00f3ricos que en sus propios personajes, y se preocupa de delinear c\u00f3mo se construy\u00f3 el primer spa de radio del mundo o de explicar un ataque llevado a cabo por una organizaci\u00f3n terrorista palestina durante la guerra de 1972. Juegos Ol\u00edmpicos de Verano. Los personajes, en efecto, quedan subsumidos por largas digresiones y el suspenso se nivela, luego se estanca por completo.<\/p>\n

Ese desprecio por las narrativas personales bien puede ser intencional: una oda a historias conflictivas de mayor alcance. A principios del siglo XX, se pensaba que la radiaci\u00f3n era una fuerza sobrenatural con el potencial de curar y restaurar. En los a\u00f1os posteriores al bombardeo estadounidense de Hiroshima y Nagasaki, miles de personas murieron a causa de los efectos de la exposici\u00f3n a la radiaci\u00f3n; otros incidentes, como la prueba cercana de EE. UU. de la bomba de hidr\u00f3geno Bravo y, m\u00e1s tarde, Fukushima, agravaron a\u00fan m\u00e1s esas tragedias. Hasta el d\u00eda de hoy, los alimentos que se venden en los supermercados de todo Jap\u00f3n se analizan regularmente para detectar rastros de radiaci\u00f3n, y se han instalado monitores de radiaci\u00f3n en parques p\u00fablicos y estaciones de tren. Sin embargo, el gobierno japon\u00e9s junto con varios otros pa\u00edses, incluido EE. UU., han continuado expandiendo abiertamente la energ\u00eda nuclear.<\/p>\n

Es esta superposici\u00f3n la que hace que la escritura sutil y ligera de Kobayashi sea intrigante. Ella apila y hace Tetris temas de tal manera que sus significados solo se vuelven claros cuando se ven en relaci\u00f3n unos con otros: los Juegos Ol\u00edmpicos, los nazis, Hiroshima. Pero a menudo, esa claridad se siente ganada con demasiado esfuerzo, incluso irrelevante para la narrativa en tiempo real en el momento en que la encuentra. Me encontr\u00e9 pensando, leyendo Trinidad<\/em>del narrador an\u00f3nimo en Tom McCarthy’s Resto<\/em>. Despu\u00e9s de un incidente en el que pierde la mayor parte de su memoria, se dedica a recrear momentos de su pasado a medida que regresan a \u00e9l, convencido de que le permitir\u00e1n \u00abser real, volverse fluido, natural, cortar\u00bb. el desv\u00edo que nos barre en torno a lo fundamental de los acontecimientos, impidi\u00e9ndonos tocar su n\u00facleo: el desv\u00edo que nos vuelve a todos de segunda mano y de segunda.\u201d Kobayashi parece compartir esa creencia, convencido de que el pasado est\u00e1 en el centro del presente, que el camino hacia la verdadera autenticidad solo se puede encontrar a trav\u00e9s de la observaci\u00f3n monoman\u00edaca. Lo cual estar\u00eda bien si, al final de la novela, tambi\u00e9n lo crey\u00e9ramos.<\/p>\n<\/p><\/div>\n


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