{"id":217589,"date":"2022-10-06T11:02:06","date_gmt":"2022-10-06T11:02:06","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/mi-infancia-bajo-la-prohibicion-del-aborto-en-irlanda-del-norte\/"},"modified":"2022-10-06T11:02:07","modified_gmt":"2022-10-06T11:02:07","slug":"mi-infancia-bajo-la-prohibicion-del-aborto-en-irlanda-del-norte","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/mi-infancia-bajo-la-prohibicion-del-aborto-en-irlanda-del-norte\/","title":{"rendered":"Mi infancia bajo la prohibici\u00f3n del aborto en Irlanda del Norte"},"content":{"rendered":"


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\n Foto: A. Abbas\/Magnum Photos<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

Hay un folleto que recuerdo haber le\u00eddo compulsivamente cuando estaba en la escuela primaria. Tendr\u00eda 8 o 9 a\u00f1os y lo obtuve de una de las cabinas instaladas por manifestantes contra el derecho a decidir que a menudo se reun\u00edan en la ciudad. El texto era rosa ne\u00f3n e impreso en papel negro sedoso, elecciones de dise\u00f1o que hac\u00edan que el contenido pareciera sensacional, incluso pornogr\u00e1fico. En una esquina hab\u00eda una imagen de un diminuto cuerpo humano borroso por un contorno brillante. La imaginer\u00eda religiosa con la que crec\u00ed estaba llena de santos retratados de manera similar.<\/p>\n

Ese folleto vivi\u00f3 en mi bolsillo por un tiempo. Lo desplegu\u00e9 y volv\u00ed a doblar hasta que el brillo se desvaneci\u00f3 y qued\u00f3 cuarteado con gruesas venas blancas. Solo recuerdo vagamente lo que dec\u00eda, los habituales mitos sangrientos sobre la infertilidad y las aspiradoras y la capacidad que tiene un feto de sentir dolor, siempre usando la palabra beb\u00e9<\/em> en vez de feto<\/em>. Los sentimientos que evoc\u00f3 los recuerdo mucho m\u00e1s claramente: repugnancia, conmoci\u00f3n y fascinaci\u00f3n.<\/p>\n

Eso fue en Belfast alrededor de 2001. No se pod\u00eda abortar y todo el concepto era tab\u00fa, envuelto en secreto y desinformaci\u00f3n. Hasta 2019, gracias principalmente al Partido Unionista Democr\u00e1tico, que utiliz\u00f3 el tema para apelar a su base presbiteriana fundamentalista, era un delito penal tener o realizar un aborto en Irlanda del Norte a menos que se considerara que el embarazo pon\u00eda en peligro la vida o planteaba un riesgo de da\u00f1o permanente a la salud mental o f\u00edsica. Nunca supe de nadie que cumpliera con ese criterio. No hubo exenciones para delitos sexuales o anormalidades fetales fatales. Lo mejor que pod\u00eda hacer era pedir p\u00edldoras por Internet, por lo que podr\u00eda ser procesado, o viajar a Inglaterra. Ten\u00edas que pagar por un aborto en Inglaterra a pesar de que este procedimiento era gratuito para los ingleses en el NHS y pag\u00e1bamos los mismos impuestos que ellos para financiarlo.<\/p>\n

La injusticia de ese elemento en particular, el pago de impuestos por la atenci\u00f3n m\u00e9dica de la que est\u00e1 prohibido, solo me llam\u00f3 la atenci\u00f3n cuando ten\u00eda poco m\u00e1s de 20 a\u00f1os. \u00bfPor qu\u00e9 solo entonces? En teor\u00eda, he estado a favor del aborto, al igual que mis padres, desde que tengo memoria. Pero crecer inmerso en una cultura que proh\u00edbe el aborto influye en c\u00f3mo te sientes, si no en c\u00f3mo piensas.<\/p>\n

Podr\u00eda contar una historia comprensiva sin complicaciones sobre vivir como una adolescente en un lugar donde el aborto estaba prohibido. Uno en el que viv\u00ed con el terror constante de quedar embarazada, furiosa por las injusticias del patriarcado y tomando medidas valientes y pr\u00e1cticas para subvertirlo. Una historia en la que ten\u00eda dinero de bolsillo meticulosamente guardado debajo de un colch\u00f3n y una comprensi\u00f3n sofisticada del g\u00e9nero y el poder. Pero hacerlo no solo tergiversar\u00eda mi experiencia de la prohibici\u00f3n, sino que tambi\u00e9n restar\u00eda importancia a su poder e influencia, extendi\u00e9ndose como un horizonte sobre tantas acciones, palabras y pensamientos. Es dif\u00edcil decir exactamente d\u00f3nde terminan sus consecuencias.<\/p>\n

No hice planes de contingencia ingeniosos. En cambio, recuerdo haber adoptado un enfoque de avestruz sobre la posibilidad de quedar embarazada. Trat\u00e9 de pensar en ello lo menos posible. Esto se tradujo en ser aprensivo con cualquier cosa que tuviera que ver con la salud reproductiva femenina, nunca hacerse pruebas de ITS y usar m\u00e9todos anticonceptivos tontos y contraproducentes que se rumoreaba que funcionaban doblemente bien. Usar un cond\u00f3n y luego tambi\u00e9n sacarlo, por ejemplo. O evitar el sexo con penetraci\u00f3n, que casi siempre significaba realizar actos orientados al placer masculino.<\/p>\n