\n<\/aside>\n<\/p>\n
Dentro de un laboratorio de neurociencia de Berl\u00edn un d\u00eda del a\u00f1o pasado, el Sujeto 1 se sent\u00f3 en una silla con los brazos hacia arriba y los dedos de los pies descalzos apuntando hacia abajo. Escondido detr\u00e1s de ellos, con pleno acceso a las plantas de sus pies, estaba el Sujeto 2, esperando con los dedos curvados. En el momento de su elecci\u00f3n, se le indic\u00f3 al Sujeto 2 que hiciera el tiro abierto: hacerle cosquillas a su pareja.<\/p>\n
Para capturar el momento, se apunt\u00f3 una GoPro de alta velocidad a la cara y el cuerpo del Sujeto 1. Otro a sus pies. Un micr\u00f3fono colgado cerca. Como estaba planeado, el Sujeto 1 no pudo evitar re\u00edrse. El hecho de que no pudieron evitarlo es lo que atrajo a Michael Brecht, l\u00edder del grupo de investigaci\u00f3n de la Universidad Humboldt, a la neurociencia de las cosquillas y el juego. Es divertido, pero tambi\u00e9n profundamente misterioso y poco estudiado. \u201cHa sido un poco hijastro de la investigaci\u00f3n cient\u00edfica\u201d, dice Brecht. Despu\u00e9s de todo, la investigaci\u00f3n sobre el cerebro y el comportamiento suele inclinarse hacia temas pesimistas como la depresi\u00f3n, el dolor y el miedo. \u201cPero\u201d, dice, \u201ccreo que tambi\u00e9n hay prejuicios m\u00e1s profundos contra el juego: es algo para ni\u00f1os\u201d.<\/p>\n
<\/figure>\nLa sabidur\u00eda predominante sostiene que la risa es un comportamiento social entre ciertos mam\u00edferos. Es una forma de desarmar a los dem\u00e1s, aliviar las tensiones sociales y crear v\u00ednculos. Los chimpanc\u00e9s lo hacen. Perros y delfines tambi\u00e9n. Las ratas son los sujetos habituales en los estudios de cosquillas. Si les das la vuelta y vas a la ciudad boca abajo, chillar\u00e1n a un tono m\u00e1s del doble del l\u00edmite de los o\u00eddos humanos. Pero hay muchos misterios persistentes sobre las cosquillas, ya sea entre ratas o personas. El m\u00e1s grande de todos: por qu\u00e9 no podemos hacernos cosquillas.<\/p>\n\n Anuncio publicitario <\/span> <\/p>\n<\/aside>\n\u201cSi lees a los antiguos griegos, Arist\u00f3teles se preguntaba acerca de las cosquillas. Tambi\u00e9n S\u00f3crates, Galileo Galilei y Francis Bacon\u201d, dice Konstantina Kilteni, una neurocient\u00edfica cognitiva que estudia el tacto y las cosquillas en el Karolinska Institutet de Suecia y que no est\u00e1 involucrada en el trabajo de Brecht. No sabemos por qu\u00e9 el tacto puede causar cosquillas, ni lo que sucede en el cerebro. No sabemos por qu\u00e9 algunas personas, o algunas partes del cuerpo, tienen m\u00e1s cosquillas que otras. \u201cEstas preguntas son muy antiguas\u201d, contin\u00faa, \u201cy despu\u00e9s de casi 2000 a\u00f1os, todav\u00eda no tenemos la respuesta\u201d.<\/p>\n
Parte del problema es que es dif\u00edcil recopilar medidas objetivas de c\u00f3mo los humanos responden a las cosquillas y correlacionarlas con las cosquillas percibidas. Es por eso que el grupo de Brecht atrajo a 12 personas a un estudio que, aunque con un tama\u00f1o de muestra peque\u00f1o, fue dise\u00f1ado para observar el fen\u00f3meno con juguetes no aristot\u00e9licos como GoPros y micr\u00f3fonos. Las im\u00e1genes que recopil\u00f3 su equipo los ayudar\u00edan a descifrar lo que sucede cuando a las personas les hacen cosquillas y lo que cambia cuando se las hacen a s\u00ed mismas. Escribiendo en Philosophical Transactions of the Royal Society B en septiembre, el equipo informa observaciones sobre los tiempos de reacci\u00f3n, la risa y la respiraci\u00f3n, y por primera vez en un estudio en humanos, muestran que hacerse cosquillas mientras se le hacen cosquillas suprime las cosquillas. \u00abEs raro. Los estudios normalmente no hacen eso\u201d, dice Kilteni. \u201cRealmente contribuye al estado del arte\u201d.<\/p>\n
Hacer cosquillas, dice Brecht, es \u201cun tipo muy extra\u00f1o de tacto y reacci\u00f3n al tacto\u201d. Est\u00e1 fascinado por lo fundamentales que son estos comportamientos complejos. En un art\u00edculo de 1897 llamado \u00abLa psicolog\u00eda de las cosquillas, la risa y el c\u00f3mic\u00bb, los autores se\u00f1alaron que todas las personas generalmente tienen las mismas cosquillas. Los pies ocupan el lugar m\u00e1s alto. Le siguen las axilas, el cuello y la barbilla. De ni\u00f1os, instintivamente hacemos cosquillas y jugamos, y aunque parte de esa predilecci\u00f3n por el juego se desvanece con la edad, siempre entendemos este lenguaje misterioso. Brecht cree que es una forma de se\u00f1alizaci\u00f3n social en el contexto de jugar a pelear: \u00abCon tus risas, se\u00f1alas que est\u00e1 bien tocar, cuando normalmente ser\u00eda inapropiado tocar\u00bb. (Sus se\u00f1ales de risa pueden incluso venir antes del toque. Piense en un ni\u00f1o a punto de que un padre le haga cosquillas: \u00abSe r\u00eden como el demonio antes de que realmente llegue all\u00ed\u00bb).<\/p>\n\n Anuncio publicitario <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nEn la primera fase del nuevo estudio, cada sujeto tuvo su momento frente a las GoPro y el micr\u00f3fono. Estudios anteriores han establecido que las cosquillas dependen del estado de \u00e1nimo: la ansiedad y la falta de familiaridad las reprimen como una manta mojada. Dado que los participantes tendr\u00edan que turnarse para hacerse cosquillas, el equipo de Brecht se asegur\u00f3 de que cada pareja se conociera de antemano y se sintiera c\u00f3modo, pero cada persona a\u00fan estaba sorprendida por el ataque de cosquillas real. El hacedor de cosquillas siempre se escond\u00eda detr\u00e1s de su pareja, mientras miraba una pantalla de video que les mostraba secuencias aleatorias de partes del cuerpo para tocar. Cuello, axila, tronco lateral, pie plantar, coronilla: cada punto recibi\u00f3 cinco cosquillas r\u00e1pidas.<\/p>\n
La primera observaci\u00f3n: las expresiones faciales y la respiraci\u00f3n de una persona cambiaron alrededor de 300 milisegundos en un cosquilleo. (El art\u00edculo describe la poes\u00eda captada en las im\u00e1genes de GoPro: las mejillas de los cosquillas levantadas, la comisura de los labios hacia afuera, \u00abcuya ocurrencia en combinaci\u00f3n indica una sonrisa alegre\u00bb).<\/p>\n
Luego, a unos 500 milisegundos, lleg\u00f3 la vocalizaci\u00f3n, sorprendentemente tarde. (Un tiempo de reacci\u00f3n vocal normal al ser tocado es de unos 320 milisegundos). El equipo sospecha que las risas tardan m\u00e1s porque requieren un procesamiento emocional m\u00e1s complicado.<\/p>\n
Los sujetos tambi\u00e9n calificaron cu\u00e1n cosquilloso era cada toque. La coronilla de la cabeza no suele dar cosquillas, por lo que sirvi\u00f3 como control de lo que sucede cuando le haces cosquillas a alguien en un lugar que no responde. Los voluntarios se rieron audiblemente despu\u00e9s de alrededor del 70 por ciento de los toques, y cuanto m\u00e1s intensamente sintieron las cosquillas, m\u00e1s fuerte y m\u00e1s agudo se rieron. De hecho, el sonido de su risa fue la medida que mejor se correlacion\u00f3 con sus calificaciones subjetivas de cu\u00e1n intenso hab\u00eda sentido cada cosquilla.<\/p>\n<\/p><\/div>\n
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