Fotograf\u00eda: Hendrik Schmidt\/AP<\/span>\u00bb src=\u00bbhttps:\/\/s.yimg.com\/ny\/api\/res\/1.2\/diJKf9jUnhiHEGotCF60zw–\/YXBwaWQ9aGlnaGxhbmRlcjt3PTk2MDtoPTU3Ng–\/https:\/\/s.yimg.com\/uu\/api\/res\/1.2\/InR40zOCpmAO3YcMiktphA–~B\/aD02MDA7dz0xMDAwO2FwcGlkPXl0YWNoeW9u\/https:\/\/media.zenfs.com\/en\/theguardian_763\/21d11bed507b70e83161057b40d2968c\u00bb data-src=\u00bbhttps:\/\/s.yimg.com\/ny\/api\/res\/1.2\/diJKf9jUnhiHEGotCF60zw–\/YXBwaWQ9aGlnaGxhbmRlcjt3PTk2MDtoPTU3Ng–\/https:\/\/s.yimg.com\/uu\/api\/res\/1.2\/InR40zOCpmAO3YcMiktphA–~B\/aD02MDA7dz0xMDAwO2FwcGlkPXl0YWNoeW9u\/https:\/\/media.zenfs.com\/en\/theguardian_763\/21d11bed507b70e83161057b40d2968c\u00bb\/><\/div>\n<\/div>\n<\/div>\n
Fotograf\u00eda: Hendrik Schmidt\/AP<\/span><\/figcaption><\/p>\n<\/figure>\nLos neandertales han ganado un premio Nobel. Bueno, casi. Incluso si la mayor\u00eda de la gente no ha o\u00eddo hablar de Svante P\u00e4\u00e4bo, el genetista sueco cuyo trabajo sobre los genomas antiguos y la evoluci\u00f3n humana le ha valido el premio de fisiolog\u00eda o medicina de 2022, o la ciencia exacta detr\u00e1s de la paleogen\u00f3mica y el ADN antiguo, ciertamente tener<\/em> o\u00eddo hablar de los neandertales.<\/p>\nEn honor a su contribuci\u00f3n a la construcci\u00f3n de este campo incre\u00edblemente vibrante de la paleogen\u00f3mica, el premio es muy merecido: se necesita visi\u00f3n, persistencia y m\u00e9todos pioneros para recuperar y secuenciar material gen\u00e9tico inmensamente antiguo y fr\u00e1gil. Pero tambi\u00e9n es un reconocimiento de las sorprendentes revelaciones sobre nuestra historia profunda que provienen de la paleogen\u00f3mica, que encierra muchos secretos sin explotar sobre qui\u00e9nes somos hoy, incluida la resoluci\u00f3n de la cuesti\u00f3n largamente debatida de si los neandertales y los Homo sapiens<\/em> alguna vez se encontraron y, digamos, \u201ccalentaron\u201d esas heladas noches de tundra (la respuesta es s\u00ed, muchas veces).<\/p>\nPara las comunidades de investigaci\u00f3n, el premio tambi\u00e9n se siente como un reconocimiento de la relevancia del trabajo sobre paleogen\u00f3mica, el origen humano y la arqueolog\u00eda en general, y su importancia continua. La investigaci\u00f3n en el siglo XXI sobre nuestras relaciones con los hom\u00ednidos, incluidos los neandertales, es un esfuerzo de colaboraci\u00f3n totalmente interdisciplinario. Se llevan a cabo todo tipo de an\u00e1lisis materiales, en todo tipo de formas. Utilizamos fotogrametr\u00eda o l\u00e1seres para grabar cuevas enteras en 3D; rastrear c\u00f3mo se mov\u00edan las herramientas de piedra por la tierra; examinar microcapas dentro de hogares antiguos; incluso recoger los almidones conservados en la gruta entre los dientes viejos. Y el advenimiento de la capacidad de recuperar la paleogen\u00f3mica de contextos extraordinariamente antiguos fue nada menos que revolucionario. Hoy en d\u00eda, el ADN se puede extraer no solo de los huesos, sino incluso de los sedimentos de las cuevas: el polvo de vidas desaparecidas hace mucho tiempo, esperando milenios para ser encontrado. Ha hecho posible evaluar los perfiles gen\u00e9ticos de los neandertales individuales y ha abierto ventanas a historias e interacciones de poblaciones previamente invisibles.<\/p>\n
La historia contin\u00faa<\/button><\/p>\nM\u00e1s de una d\u00e9cada despu\u00e9s de los primeros grandes hallazgos, hoy en d\u00eda existe una enorme comunidad de investigadores paleogen\u00f3micos, en gran parte gracias a P\u00e4\u00e4bo, y muchos se han formado con \u00e9l. Entre las generaciones m\u00e1s j\u00f3venes al frente del trabajo de muestreo, procesamiento y an\u00e1lisis, que pueden ser los primeros en hacer y reconocer nuevos descubrimientos clave, muchas son mujeres. Incluyen a Mateja Hajdinjak del Instituto Crick, cuyo trabajo ha identificado patrones complejos de mestizaje entre los neandertales y los primeros Homo sapiens<\/em> en Europa, y Samantha Brown de la Universidad de T\u00fcbingen, cuyo meticuloso trabajo en restos de huesos no identificables encontr\u00f3 el \u00fanico h\u00edbrido de primera generaci\u00f3n conocido, una ni\u00f1a cuya madre era neandertal y padre denisovano (hom\u00ednidos estrechamente relacionados del este de Eurasia). Adem\u00e1s de ejercer influencia cient\u00edfica, est\u00e1n revirtiendo ideas obsoletas de que las \u00abciencias duras\u00bb de las estad\u00edsticas y las batas blancas (o, en paleogen\u00f3mica, la protecci\u00f3n de todo el cuerpo) son dominios masculinos.<\/p>\nRelacionado: <\/span>Genetista sueco gana premio Nobel por investigaci\u00f3n sobre neandertales<\/p>\nComo un campo que se mueve incre\u00edblemente r\u00e1pido, la paleogen\u00f3mica ha logrado mucho en un espacio de tiempo relativamente corto. Constantemente se desarrollan enfoques innovadores, y debe admitirse, incluso para aquellos de nosotros que trabajamos en los or\u00edgenes humanos, que mantenerse al d\u00eda con los nuevos m\u00e9todos y la jerga puede ser un desaf\u00edo. La rapidez de los avances, especialmente en contextos acad\u00e9micos competitivos, tambi\u00e9n ha dado lugar a una serie de cuestiones \u00e9ticas. Si bien muchos est\u00e1n siendo abordados, la direcci\u00f3n de algunas investigaciones pronto puede obligar al campo a establecer est\u00e1ndares oficiales y trazar l\u00edneas rojas \u00e9ticas cuando, por ejemplo, se reconstruya el cerebro de los neandertales mediante ingenier\u00eda gen\u00e9tica.<\/p>\n
En \u00faltima instancia, si bien la decodificaci\u00f3n de los genomas de hom\u00ednidos antiguos nos ha permitido identificar qu\u00e9 genes heredados tenemos hoy, de ah\u00ed el elemento de fisiolog\u00eda o medicina del premio Nobel, el reconocimiento del trabajo de P\u00e4\u00e4bo parece m\u00e1s sobre temas mucho m\u00e1s profundos, resonando con una especie de esp\u00edritu neandertal. Desde el descubrimiento de sus f\u00f3siles hace m\u00e1s de 165 a\u00f1os, la ciencia se ha dedicado a destronar Homo sapiens<\/em>degrad\u00e1ndonos de creaciones especiales a algo a\u00fan maravilloso pero no del todo \u00fanico.<\/p>\nLa paleogen\u00f3mica reforz\u00f3 esta visi\u00f3n de una Tierra que albergaba muchos tipos de humanos, al menos cinco de los cuales todav\u00eda caminaban hace solo 40.000 a\u00f1os; traduzca esa cifra a una escala generacional, y ver\u00e1 una cadena de solo 2,000 personas d\u00e1ndose la mano. El ADN antiguo ha confirmado que ambos estamos inmersos en una rica historia de diversidad de hom\u00ednidos y que todav\u00eda encarnamos esa historia nosotros mismos. Junto con el material gen\u00e9tico que adquirimos \u00abde lado\u00bb a trav\u00e9s del mestizaje con los neandertales y otras especies, un estudio reciente encontr\u00f3 que menos del 10% de nuestro genoma es distintivo de Homo sapiens<\/em>evolucionado \u00fanicamente en nosotros.<\/p>\nLo m\u00e1s sorprendente es que la comprensi\u00f3n popular tambi\u00e9n ha cambiado. Mientras que algunos todav\u00eda arrastran \u00abNeanderthal\u00bb como un insulto, ahora parece algo abstra\u00eddo de las opiniones del p\u00fablico en general. La evidencia arqueol\u00f3gica de las mentes complejas y sofisticadas de los neandertales, con revelaciones gen\u00e9ticas de cu\u00e1n cerca estamos realmente de ellos, ha transformado la opini\u00f3n sobre qui\u00e9nes eran y qu\u00e9 significa eso para nosotros. El conocimiento de que la materia misma de los neandertales todav\u00eda est\u00e1 presente hoy en d\u00eda, en cada coraz\u00f3n humano, latiendo con miedo o alegr\u00eda, ha forjado una nueva conexi\u00f3n emocional no solo con ellos, sino con todas nuestras otras relaciones con los hom\u00ednidos. Tambi\u00e9n subraya el hecho de que ellos y nosotros siempre hemos sido parte de una red planetaria de vida.<\/p>\n
El legado m\u00e1s profundo del establecimiento de la paleogen\u00f3mica de P\u00e4\u00e4bo es, o deber\u00eda ser, la humildad. Porque resulta que muchos de los primeros Homo sapiens<\/em> Las poblaciones que ingresaron a Eurasia finalmente compartieron el mismo destino que los neandertales que conocieron y se mezclaron. Sus linajes desaparecieron, cultural pero tambi\u00e9n gen\u00e9ticamente, sin dejar descendientes entre los humanos vivos. Quiz\u00e1s la mayor herencia que nos dejaron es entender que nuestra historia no es la de un \u00e9xito predestinado y excepcional, sino una mezcla de serendipia y coincidencia; y que ser el \u00faltimo hom\u00ednido en pie no es necesariamente algo de lo que estar orgulloso.<\/p>\n<\/div>\n \nSource link-33<\/a><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"","protected":false},"author":1,"featured_media":227455,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[1],"tags":[76,87,507,232,9516,677,49681,25070,2190,192,2242,214,73],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/227454"}],"collection":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=227454"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/227454\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":227456,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/227454\/revisions\/227456"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/media\/227455"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=227454"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=227454"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/magazineoffice.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=227454"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}