{"id":240711,"date":"2022-10-16T15:31:02","date_gmt":"2022-10-16T15:31:02","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/hitting-the-books-las-mujeres-que-hicieron-de-eniac-mas-que-un-arma\/"},"modified":"2022-10-16T15:31:05","modified_gmt":"2022-10-16T15:31:05","slug":"hitting-the-books-las-mujeres-que-hicieron-de-eniac-mas-que-un-arma","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/hitting-the-books-las-mujeres-que-hicieron-de-eniac-mas-que-un-arma\/","title":{"rendered":"Hitting the Books: Las mujeres que hicieron de ENIAC m\u00e1s que un arma"},"content":{"rendered":"


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A<\/span>espu\u00e9s de que Mary Sears y su equipo revolucionaran el campo de la oceanograf\u00eda, pero antes de que Katherine G. Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson ayudaran a poner en \u00f3rbita a John Glenn, un grupo de mujeres programadoras que trabajaban para el gobierno de EE. UU. se enfrent\u00f3 a una tarea imposible: capacitar a ENIAC, la primera computadora moderna del mundo, para hacer m\u00e1s que calcular r\u00e1pidamente las trayectorias de artiller\u00eda. Aunque tuvieron \u00e9xito, y nada menos que sin la ayuda de una gu\u00eda o manual, sus nombres y hechos se perdieron en los anales de la historia, hasta que la autora Kathy Kleiman, a trav\u00e9s de un esfuerzo de investigaci\u00f3n herc\u00faleo propio, sac\u00f3 a la luz sus historias en Proving Ground: La historia no contada de las seis mujeres que programaron la primera computadora moderna del mundo<\/em>.<\/em><\/p>\n

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Editorial Gran Central<\/p>\n<\/figure>\n

Extra\u00eddo del libro Proving Ground: La historia no contada de las seis mujeres que programaron la primera computadora moderna del mundo<\/em> por Kathy Kleiman. Copyright \u00a9 2022 por First Byte Productions, LLC. Reimpreso con permiso de Grand Central Publishing. Reservados todos los derechos.<\/p>\n

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D\u00eda de la demostraci\u00f3n, 15 de febrero de 1946<\/h2>\n

La Escuela Moore estaba lista cuando la gente comenz\u00f3 a llegar en tren y troleb\u00fas. John y Pres, as\u00ed como los ingenieros, decanos y profesores de la universidad, vest\u00edan sus mejores trajes y los oficiales del Ej\u00e9rcito vest\u00edan uniforme de gala con sus medallas relucientes. Las seis mujeres lucieron sus mejores trajes de falda y vestidos profesionales.<\/p>\n

Kay y Fran atendieron la puerta principal de la Escuela Moore. Cuando llegaron los cient\u00edficos y tecn\u00f3logos, algunos de lugares tan lejanos como Boston, las dos mujeres les dieron una calurosa bienvenida. Les pidieron a todos que colgaran sus pesados \u200b\u200babrigos de invierno en los percheros port\u00e1tiles que el personal de la Escuela Moore hab\u00eda dejado cerca. Luego los dirigieron por el pasillo y doblaron la esquina hacia la sala ENIAC.<\/p>\n

Justo antes de las 11:00 am, Fran y Kay regresaron corriendo para estar en la sala de ENIAC cuando comenz\u00f3 la demostraci\u00f3n.<\/p>\n

Cuando se deslizaron hacia el fondo de la habitaci\u00f3n, todo estaba listo. En la parte delantera de la gran ENIAC U, hab\u00eda espacio para algunos oradores, algunas filas de sillas y mucho espacio de pie para invitados y miembros del equipo de ENIAC. Al otro lado de la habitaci\u00f3n, Marlyn, Betty y Jean se pararon en la parte de atr\u00e1s y las mujeres se sonrieron. Su gran momento estaba a punto de comenzar. Ruth se qued\u00f3 afuera, se\u00f1alando a los que llegaban tarde en la direcci\u00f3n correcta.<\/p>\n

La sala estaba llena y se llen\u00f3 con un aire de anticipaci\u00f3n y asombro cuando la gente vio ENIAC por primera vez.<\/p>\n

El d\u00eda de la demostraci\u00f3n comenz\u00f3 con algunas presentaciones. El General de Divisi\u00f3n Barnes comenz\u00f3 con los oficiales de BRL y los decanos de la Escuela Moore y luego present\u00f3 a John y Pres como co-inventores. Luego, Arthur pas\u00f3 al frente de la sala y se present\u00f3 como el maestro de ceremonias de los eventos de ENIAC. Ejecutar\u00eda cinco programas, todos usando la caja de control remoto que ten\u00eda en la mano.<\/p>\n

El primer programa fue una adici\u00f3n. Arthur puls\u00f3 uno de los botones y la ENIAC cobr\u00f3 vida. Luego hizo una multiplicaci\u00f3n. Su audiencia experta sab\u00eda que ENIAC lo estaba calculando muchas veces m\u00e1s r\u00e1pido que cualquier otra m\u00e1quina en el mundo. Luego corri\u00f3 la tabla de cuadrados y cubos, y luego senos y cosenos. Hasta ahora, el D\u00eda de la Demostraci\u00f3n fue el mismo que el de dos semanas antes, y para esta audiencia sofisticada, la presentaci\u00f3n fue bastante aburrida.<\/p>\n

Pero Arthur apenas estaba comenzando y el drama estaba por comenzar. Les dijo que ahora har\u00eda una trayectoria bal\u00edstica tres veces en ENIAC.<\/p>\n

Apret\u00f3 el bot\u00f3n y lo ejecut\u00f3 una vez. La trayectoria \u201ccorri\u00f3 maravillosamente\u201d, record\u00f3 Betty. Luego, Arthur lo ejecut\u00f3 de nuevo, una versi\u00f3n de la trayectoria sin la impresi\u00f3n de las tarjetas perforadas, y fue mucho m\u00e1s r\u00e1pido. Las tarjetas perforadas en realidad ralentizaron un poco las cosas.<\/p>\n

Luego, Arthur se\u00f1al\u00f3 a todos las rejillas de luces diminutas en la parte superior de los acumuladores e inst\u00f3 a sus asistentes a mirarlas de cerca en los momentos venideros. Asinti\u00f3 con la cabeza a Pres, que estaba de pie contra la pared, y de repente Pres apag\u00f3 las luces. En la sala negra, solo se encendieron unas pocas luces peque\u00f1as de estado en las unidades de ENIAC. Todo lo dem\u00e1s estaba a oscuras.<\/p>\n

Con un clic del bot\u00f3n, Arthur dio vida a ENIAC. Durante unos deslumbrantes veinte segundos, la ENIAC se ilumin\u00f3. Aquellos que miraban de cerca los acumuladores vieron las 100 lucecitas parpadear mientras se mov\u00edan en un destello, primero subiendo cuando el misil ascend\u00eda al cielo, y luego bajando mientras regresaba a la tierra, las luces cambiando y parpadeando para siempre. Esos veinte segundos parecieron a la vez eternos e instant\u00e1neos.<\/p>\n

Entonces la ENIAC termin\u00f3 y la oscuridad volvi\u00f3 a llenar la habitaci\u00f3n. Arthur y Pres esperaron un momento, y luego Pres encendi\u00f3 las luces y Arthur anunci\u00f3 dram\u00e1ticamente que ENIAC acababa de completar una trayectoria m\u00e1s r\u00e1pida de lo que le tomar\u00eda a un misil salir de la boca de la artiller\u00eda y dar en el blanco. \u201cTodo el mundo jade\u00f3\u201d.<\/p>\n

Menos de veinte segundos. Esta audiencia de cient\u00edficos, tecn\u00f3logos, ingenieros y matem\u00e1ticos sab\u00eda cu\u00e1ntas horas se necesitaban para calcular a mano una ecuaci\u00f3n de c\u00e1lculo diferencial. Sab\u00edan que ENIAC hab\u00eda calculado el trabajo de una semana en menos de dos docenas de segundos. Sab\u00edan que el mundo hab\u00eda cambiado.<\/p>\n

Climax completo, todos en la habitaci\u00f3n estaban radiantes. Los o\ufb01ciales del ej\u00e9rcito sab\u00edan que su riesgo hab\u00eda valido la pena. Los ingenieros de ENIAC sab\u00edan que su hardware era un \u00e9xito. Los decanos de la Escuela Moore sab\u00edan que ya no ten\u00edan que preocuparse por la verg\u00fcenza. Y los Programadores de ENIAC sab\u00edan que su trayectoria hab\u00eda funcionado a la perfecci\u00f3n. A\u00f1os de trabajo, esfuerzo, ingenio y creatividad se hab\u00edan unido en veinte segundos de pura innovaci\u00f3n.<\/p>\n

Algunos llamar\u00edan m\u00e1s tarde a este momento el nacimiento de la \u201cRevoluci\u00f3n de la Computaci\u00f3n Electr\u00f3nica\u201d. Otros pronto lo llamar\u00edan el nacimiento de la era de la informaci\u00f3n. Despu\u00e9s de esos preciosos veinte segundos, nadie le dar\u00eda una segunda mirada a la gran computadora electromec\u00e1nica Mark I o al analizador diferencial. Despu\u00e9s del D\u00eda de la Demostraci\u00f3n, el pa\u00eds estaba en un camino claro hacia la computaci\u00f3n completamente electr\u00f3nica, programable y de prop\u00f3sito general. No hab\u00eda otra direcci\u00f3n. No hab\u00eda otro futuro. John, Pres, Herman y algunos de los ingenieros respondieron las preguntas de los invitados y luego termin\u00f3 la sesi\u00f3n formal. Pero nadie quer\u00eda irse. Los asistentes rodearon a John y Pres, Arthur y Harold.<\/p>\n

Las mujeres circulaban. Se hab\u00edan turnado para pasar tarjetas perforadas por el tabulador y ten\u00edan montones de impresiones de trayectorias para compartir. Repartieron las s\u00e1banas y se movieron por la habitaci\u00f3n para repartirlas. Los asistentes estaban felices de recibir una trayectoria, un recuerdo del gran momento que acababan de presenciar.<\/p>\n

Pero ning\u00fan asistente felicit\u00f3 a las mujeres. Porque ning\u00fan invitado sab\u00eda lo que hab\u00edan hecho. En medio de los anuncios y las presentaciones de los oficiales del ej\u00e9rcito, los decanos de la escuela Moore y los inventores de ENIAC, los programadores quedaron fuera. \u201cNinguna de nosotras, las chicas, fuimos presentadas como parte de eso\u201d ese d\u00eda, se\u00f1al\u00f3 Kay m\u00e1s tarde.<\/p>\n

Como a nadie se le hab\u00eda ocurrido nombrar a las seis j\u00f3venes que programaron la trayectoria bal\u00edstica, el p\u00fablico desconoc\u00eda su trabajo: miles de horas dedicadas a aprender las unidades de ENIAC, estudiar su m\u00e9todo de \u201cprogramaci\u00f3n directa\u201d, descomponer la trayectoria bal\u00edstica en pasos discretos, escribiendo las hojas de pedaleo detalladas para el programa de trayectoria, configurando su programa en ENIAC y aprendiendo ENIAC \u00abhasta un tubo de vac\u00edo\u00bb. M\u00e1s tarde, dijo Jean, \u00abrecibieron muchos elogios\u00bb del equipo de ENIAC, pero en ese momento eran desconocidos para los invitados en la sala.<\/p>\n

Y en ese momento, no importaba. Les importaba el \u00e9xito de ENIAC y su equipo, y sab\u00edan que hab\u00edan jugado un papel, un papel fundamental, en el \u00e9xito del d\u00eda. Este fue un d\u00eda que pasar\u00eda a la historia, y ellos hab\u00edan estado all\u00ed y hab\u00edan jugado un papel invaluable.<\/p>\n<\/div>\n

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