\nEste art\u00edculo se puede escuchar en la aplicaci\u00f3n. \u00bb <\/em> La ma\u00f1ana del mundo \u00bb<\/span><\/p>\n<\/section>\nEl rito no ha cambiado desde 1914. Cada primer martes de mes, los diez miembros del jurado del premio Goncourt se re\u00fanen en la misma sala privada, en el primer piso del restaurante Drouant, cerca de la \u00d3pera, en Par\u00eds (2mi<\/sup>). Es probable que su pr\u00f3ximo almuerzo, el 6 de diciembre, sea tenso. Al abrigo de la carpinter\u00eda desgastada, podr\u00e1n volver fr\u00edos a las dos crisis que acaban de vivir en un mes. Un viaje al L\u00edbano que destroz\u00f3 a los Goncourt, luego intensas deliberaciones para la entrega de su gran premio anual. Las dos tormentas demostraron la existencia de dos clanes irreconciliables dentro del jurado, y dejaron los nervios a flor de piel. \u201cEst\u00e1bamos enfadados<\/em>, <\/em>lamenta Paule Constant, uno de los \u201cdiez\u201d. Despu\u00e9s, ya no sabemos d\u00f3nde estamos. La cabeza da vueltas\u2026\u201d <\/em>Philippe Claudel, el secretario general de la academia, lo confirma: \u201cEstamos cruzando una peque\u00f1a zona de turbulencia. \u00bb<\/em><\/p>\nLea tambi\u00e9n:<\/span> Art\u00edculo reservado para nuestros suscriptores<\/span><\/span> Le Goncourt premia a Brigitte Giraud por ‘Live fast’, conmovedor texto sobre la desaparici\u00f3n de su compa\u00f1era <\/span> <\/section>\nLa discordia sali\u00f3 a la luz el 3 de noviembre. ese martes, vive rapido<\/em> <\/em>(Flammarion), de Brigitte Giraud, no se coron\u00f3 hasta el final de las catorce rondas estatutarias, por 5 votos contra 5 de Giuliano da Empoli para El mago del Kremlin<\/em> <\/em>(Galimard). Solo el voto de calidad del presidente de Goncourt, Didier Decoin, marc\u00f3 la diferencia. In\u00e9dito desde 1996. Sobre todo, los jurados que defendieron a Giuliano da Empoli salen excepcionalmente de su reserva para expresar su despecho, incluso su enfado. \u201cHe conocido presidentes, en la Academia Goncourt, que siempre han dicho: cuidado, no vayamos a un 14mi <\/sup>turno, porque no quiero tener que usar mi segunda voz\u00bb<\/em>lanza en los pasillos Pierre Assouline, una flecha dirigida a Didier Decoin. \u201cLamento que no hayamos coronado un gran libro\u201d<\/em>declara en la estela Tahar Ben Jelloun, tragando vive rapido<\/em> en el rango de \u201cpeque\u00f1a autobiograf\u00eda\u201d.<\/em><\/p>\nBatalla de sucesi\u00f3n<\/h2>\n
M\u00e1s all\u00e1 de estos pases de armas, lo que est\u00e1 en cuesti\u00f3n es el poder dentro de la Academia Goncourt. Un gran problema. La academia es ciertamente s\u00f3lo una modesta asociaci\u00f3n de la ley de 1901, un club de diez novelistas de mediana edad que no tienen otro poder que el de las palabras. El premio que otorgan cada oto\u00f1o a un \u00abobra de la imaginaci\u00f3n\u00bb<\/em> son solo 10 euros. Sin embargo, es el m\u00e1s prestigioso de Francia, el que vende cientos de miles de ejemplares, puede trastornar la vida de un autor, salvar el a\u00f1o de los libreros y trastornar el ranking de los editores. Adem\u00e1s, la Academia Goncourt ahora otorga una serie de otros premios y participa en la promoci\u00f3n de la literatura francesa en una treintena de pa\u00edses. \u00bfQui\u00e9n deber\u00eda tener la sart\u00e9n por el mango en todo esto?<\/p>\nTe queda el 74,13% de este art\u00edculo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.<\/strong><\/p>\n<\/p><\/div>\n
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