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Escuchar a escondidas los eventos m\u00e1s exclusivos de Nueva York.\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/aside><\/div>\n
\n Animaci\u00f3n: El Corte<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\nDespu\u00e9s de cuatro d\u00edas en Art Basel, llegu\u00e9 a la conclusi\u00f3n de que estar en Miami en esta \u00e9poca del a\u00f1o es un poco como tener una mala cita que solo se salva porque est\u00e1s<\/em> el divertido Como me dice el editor de una revista en la parte trasera de un Bentley, \u00abEsto es definitivamente no <\/em>mi Basilea favorita\u201d, y debo recordarme a m\u00ed mismo que si Leonardo DiCaprio tiene la resistencia para una doble funci\u00f3n (ir de compras a la feria de arte durante el d\u00eda y asistir a las fiestas m\u00e1s repletas de modelos durante la noche), seguramente puedo mantener el ritmo.<\/p>\nA\u00fan as\u00ed, es un caos: apenas hay servicio celular y todos mis mensajes de texto se vuelven verdes. Todo el mundo dice que es porque demasiadas personas usan sus tel\u00e9fonos, pero eso simplemente no puede ser cierto. \u00bfC\u00f3mo lo hacen otras ciudades? Es de particular importancia que mis mensajes sean entregados, ya que las chicas sospechosas de la puerta me impiden ir a todas las fiestas hasta que un publicista responda por m\u00ed. La Madre Naturaleza, que ya est\u00e1 mucho m\u00e1s cerca aqu\u00ed, parece estar tomando su propia venganza: los vientos son alarmantemente fuertes, soplando con sa\u00f1a mi cabello en todas direcciones mientras camino de una fiesta a otra. \u201cEst\u00e1 dando el fin de los tiempos\u201d, le digo a mi amigo.<\/p>\n
Por supuesto, persevero, y la semana pasada salt\u00e9 por toda la ciudad, desde la fiesta en la playa de Dom Perignon, a cenar en Uchi para Hellessy, a un Fijar<\/em> Fiesta Magazine x Swiss Institute en el s\u00f3tano de The Edition. Tambi\u00e9n llegu\u00e9 a la actuaci\u00f3n de James Blake en The Bass Museum, un Nylon<\/em> fiesta en The Good Time Hotel, y la triste rave de Prada en el Faena. Y eso solo fue el comienzo; de las otras partes yo valientemente <\/em>asistieron, bueno, esos tendr\u00e1n que ser guardados y ficcionados para mi pr\u00f3xima novela.<\/p>\nOdio ser poco generoso, pero simplemente debo responsabilizar a Art Basel y ser un poco taca\u00f1o con la forma en que califico el circuito de fiestas este a\u00f1o. Lo \u00fanico que realmente me llam\u00f3 la atenci\u00f3n es lo serios que son acerca de la hora en que terminan las fiestas: son casi estricto<\/em> al respecto, y ese tipo de actitud es, francamente, nada divertido. Apenas puedo llevar la cuenta de los extra\u00f1os encuentros que he tenido, que deben ser lo que sucede cuando una oleada de egos descomunales desciende en Miami Beach durante unos d\u00edas. En general, calificar\u00eda el Art Basel de este a\u00f1o con 4 martinis sucios de diez; Siga leyendo para obtener un desglose detallado.<\/p>\nNadie quiere hablar con la prensa. Los equipos de publicidad ni siquiera est\u00e1n ayudando. En un momento, entro al ba\u00f1o de la Nylon<\/em> fiesta y gritar: \u00ab\u00bfQui\u00e9n quiere ser citado en Nueva York <\/em>Revista.\u00bb Nadie se ofrece como voluntario. Me doy cuenta de que la gente es m\u00e1s amable conmigo una vez que se enteran de que soy novelista. Tal vez solo sientan l\u00e1stima por la prensa, pero parece m\u00e1s probable que todos odien a los periodistas. Veo a los hermanos Oppenheimer, que son incluso m\u00e1s peque\u00f1os de lo que esperaba. Uno de ellos lleva un chaleco de punto de cable con los brazos desnudos, y \u00e9l (sin saber cu\u00e1l) dice: \u00abNo es la noche para hablar con la prensa\u00bb. Su publicista o discutidor luego interviene creando una barrera entre nosotros. Me acerco a dos chicos guapos. Uno de ellos es brit\u00e1nico, de cejas pobladas, y le digo que deber\u00eda estar en Isla del amor.<\/em> \u201cEn realidad me volv\u00ed Isla del amor Reino Unido<\/em> abajo\u201d, responde, algo helado. Su amigo, el TikToker Isaac Ram\u00edrez, pronto se lo lleva. \u201cTenemos que tener cuidado con lo que decimos\u201d, advierte.<\/p>\nDurante la cena de Hellessy, un amigo informa que la fiesta de Balmain es \u00abbasura\u00bb, as\u00ed que le pregunto a mi compa\u00f1ero de asiento, Devon Aoki, a qu\u00e9 deber\u00eda ir a continuaci\u00f3n. Afirma que no sabe nada y que en realidad es bastante ermita\u00f1a, y agrega que su experiencia en Basilea hasta ahora ha sido un exceso de ba\u00f1os de sonido (\u00ab\u00a1Estoy en Miami, no en Los \u00c1ngeles!\u00bb, exclama).<\/p>\n
En la cena de Macallan, est\u00e1n lanzando una nueva serie de whisky llamada M Collection. James Blake llega usando lo que parecen guantes m\u00e9dicos azules, pero se los quita para tocar el piano m\u00e1s tarde en la noche. Se rumorea que al otro lado de la ciudad, Rihanna no puede asistir a una cena a la que lleg\u00f3 una hora y media tarde (\u00a1te lo digo estrictamente!) 6 martinis sucios.<\/strong><\/p>\nDel hamachi curado con c\u00edtricos al caviar Volzhenka dorado tartaleta<\/em>, los refrescos casi compensan la falta de diversi\u00f3n. Hay milhojas del tama\u00f1o de mesas en Dom Perignon; en la cena completamente vegana de Macallan, casi me ahogo cuando me dicen que los vasos de whisky que se sirven con cada plato cuestan alrededor de $1,000. 9 martinis sucios (he descontado un punto por haberme servido ‘sopa helada’).<\/strong><\/p>\nRealmente no existe un c\u00f3digo de vestimenta cohesivo en Miami, pero una paleta de colores liberal se siente m\u00e1s aceptable aqu\u00ed. La multitud en el Fijar <\/em>La fiesta de revistas se siente como un teletransporte en el centro de Nueva York, lo cual no me importa, pero vine aqu\u00ed para ver. miami<\/em>; probablemente lo m\u00e1s parecido fueron los dos patinadores art\u00edsticos dando vueltas en la pista de hielo de The Edition, vestidos con trajes de la bandera estadounidense dise\u00f1ados por el dise\u00f1ador mexicano Barrag\u00e1n. Por lo dem\u00e1s, las cosas son bastante predecibles: los neoyorquinos visten Pleats Please y Undercover; personas influyentes en NYLON<\/em> todav\u00eda est\u00e1n en correas y recortes. En Dom Perignon, una multitud m\u00e1s vieja, m\u00e1s rica y m\u00e1s rubia usa variaciones de lo que me gustar\u00eda llamar \u00abropa de playa de noche\u00bb (caftanes elegantes); no estar\u00edan fuera de lugar en un loto blanco<\/em> complejo. Los locales de Miami visten un aut\u00e9ntico Pitbull\/Mr. 305 uniforme de pies a cabeza blanco. Por alguna raz\u00f3n, todo el mundo lleva tarjetas de visita, que parecen ser el accesorio ‘It’ de este a\u00f1o. 6 martinis sucios.<\/strong><\/p>\nLa actuaci\u00f3n de Blake est\u00e1 ingeniosamente producida, con dos bailarines del Ballet de la Ciudad de Nueva York subiendo al escenario para actuar a mitad del set. La fiesta de Prada se distribuye en dos plantas e intenta recrear una rave de Berl\u00edn, pero no funciona del todo porque, bueno, esto es Miami, y el lugar tambi\u00e9n es demasiado grande. En el \u00e1rea VIP acordonada veo a Maya Hawke y Taylor Paige y me pregunto si estar\u00e1n disfrutando de los sonidos. En cualquier caso, lo dejo por el Teatro Faena, donde est\u00e1n tocando EDM cl\u00e1sico de Miami y m\u00fasica latina. 7 martinis sucios.<\/strong><\/p>\nTodo el mundo habla del l\u00edo en el que se han metido las partes. Tal vez sea el efecto NYFW, y de alguna manera demasiadas personas se est\u00e1n abriendo paso. Me rechazan en un evento en una mansi\u00f3n cavernosa en Hibiscus Island patrocinado por Audemar Piguet, donde el jefe de publicidad me dice hilarantemente de la manera m\u00e1s maliciosa: \u00bb New York Magazine no habr\u00eda sido invitado a esta noche\u201d. Mis amigos ya est\u00e1n adentro y quieren que entre corriendo porque ser\u00eda divertido ver a los de seguridad tratando de sacarme. Decido no hacerlo porque a) no siento mucha pasi\u00f3n por asistir a este evento yb) estoy aprendiendo lecciones sobre personas que quieren controlar la sala.<\/p>\n
Un reportero de investigaci\u00f3n me dijo que una de las principales empresas de relaciones p\u00fablicas de Basilea lo incluy\u00f3 en la lista negra de sus eventos despu\u00e9s de un art\u00edculo negativo. Es un ejemplo cl\u00e1sico de uno de los muchos problemas con los eventos patrocinados por marcas y Art Basel en general: demasiado dinero en juego y una especie de mojigater\u00eda apestosa en el aire. Samantha Jones nunca lo har\u00eda. De todos modos, \u00bfnadie se da cuenta de que escribir\u00e9 sobre eso con o sin ellos? 2 martinis sucios.<\/strong><\/p>\n