{"id":3323,"date":"2022-03-08T18:56:48","date_gmt":"2022-03-08T18:56:48","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/muestra-de-solidaridad-en-berlin-para-los-ucranianos\/"},"modified":"2022-03-08T18:57:05","modified_gmt":"2022-03-08T18:57:05","slug":"muestra-de-solidaridad-en-berlin-para-los-ucranianos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/muestra-de-solidaridad-en-berlin-para-los-ucranianos\/","title":{"rendered":"muestra de solidaridad en Berl\u00edn para los ucranianos"},"content":{"rendered":"


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Por Thomas Wieder<\/span> <\/p>\n

Publicado ayer a las 11:13 a. m., actualizado ayer a las 11:52 a. m.<\/p>\n

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Reservado para nuestros suscriptores<\/p>\n<\/section>\n

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Reportaje<\/span>Casi 39.000 refugiados entraron en Alemania, m\u00e1s de 10.000 de ellos en solo 24 horas.<\/p>\n<\/section>\n<\/section><\/div>\n

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Estaci\u00f3n Central de Berl\u00edn, domingo 6 de marzo, a primera hora de la tarde. Sentada en una maleta, una mujer bebe t\u00e9 de un vaso de papel. Frente a ella, un ni\u00f1o peque\u00f1o juega con un cami\u00f3n de bomberos. Un joven se les acerca. Lleva un chaleco naranja donde dice que habla ruso, alem\u00e1n e ingl\u00e9s. De entrada, elige el ruso: \u00abHola, soy Levan, \u00bfpuedo ayudarte?\u00bb \u00bb <\/em>La mujer responde que se llama Nadia, que hace una semana que sali\u00f3 de Kiev con su hijo de 4 a\u00f1os, que acaban de llegar de Varsovia y que est\u00e1n exhaustos. \u00abS\u00edgueme, te encontrar\u00e9 alojamiento\u00bb,<\/em> dice el joven, un estudiante de origen georgiano que vino a sumarse al equipo de voluntarios movilizado en la estaci\u00f3n de Berl\u00edn este domingo para acoger a los refugiados de Ucrania.<\/p>\n

Leer tambi\u00e9n <\/span> Art\u00edculo reservado para nuestros suscriptores<\/span><\/span> Con los refugiados ucranianos, los europeos redescubren un sentido de acogida <\/span> <\/section>\n

Un piso m\u00e1s abajo, al final de un gran sal\u00f3n. Detr\u00e1s de un Rubalise rojo y blanco, esperan unas cincuenta personas. Algunos ven\u00edan con letreros. \u201cUna cama para una noche o unas horas\u201d, <\/em>dijo uno. \u00abUna familia de cuatro, m\u00e1ximo dos semanas\u00bb,<\/em> podemos leer en otro. Sin embargo, la mayor\u00eda de las ofertas est\u00e1n dirigidas a madres con uno o dos hijos. Para Nadia y su hijo, el caso se cierra r\u00e1pidamente. Cinco minutos despu\u00e9s, parten con una pareja joven, cuya esposa, nacida en Polonia, les explica en ruso que tendr\u00e1n para ellos \u201cun dormitorio grande con dos camas grandes\u201d,<\/em> donde pueden quedarse \u201cuna semana sin problemas\u201d.<\/em><\/p>\n

Impresionante solidaridad<\/h2>\n

Para todos ellos, encontrar alojamiento no es tan sencillo. Junto a Nadia y su hijo, una ucraniana cincuentona estaba a punto de marcharse con dos j\u00f3venes berlineses cuando estos \u00faltimos le pidieron que primero se hiciera la prueba del Covid-19. La mujer se neg\u00f3, los dos j\u00f3venes le dijeron t\u00f3malo o d\u00e9jalo, y ella se fue con las manos vac\u00edas. \u201cTiene miedo de ser positiva y que la pongamos en cuarentena\u201d,<\/em> explica un voluntario a su lado.<\/p>\n

\u00c9l mismo, Andr\u00e9 Toto, es un camerun\u00e9s de 32 a\u00f1os. Afincado en Ucrania desde hace una docena de a\u00f1os, este trabajador del sector de la construcci\u00f3n sali\u00f3 de Odessa cuarenta y ocho horas despu\u00e9s del inicio de la ofensiva rusa, acompa\u00f1ado por su mujer y su hijo de 4 a\u00f1os. \u201cCuando llegamos a Berl\u00edn, encontramos una familia anfitriona. Entonces, en lugar de quedarme sentada sin hacer nada, me dije a m\u00ed misma que regresar\u00eda a la estaci\u00f3n para ayudar a otros refugiados que desembarcar\u00edan a su vez. La gente que ves ah\u00ed bajando de los trenes, exhausta y perdida, yo estuve en su lugar hace unos d\u00edas<\/em> \u00bb,<\/em> explica, pensando \u00ababrumados por la efusi\u00f3n de solidaridad que hay aqu\u00ed\u00bb.<\/em><\/p>\n

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