Anuncio publicitario <\/span> <\/p>\n<\/aside>\n\u201cEl estado de \u00e1nimo en WeChat no se parec\u00eda a nada que haya experimentado antes\u201d, dice un ciudadano brit\u00e1nico que ha vivido en Beijing durante m\u00e1s de una d\u00e9cada, quien pidi\u00f3 no ser identificado para evitar el escrutinio de las autoridades chinas. \u201cParec\u00eda haber una imprudencia y entusiasmo en el aire a medida que la gente se volv\u00eda m\u00e1s y m\u00e1s audaz con cada publicaci\u00f3n, cada nueva persona probaba los l\u00edmites del gobierno y los suyos propios\u201d. Vio publicaciones diferentes a las que hab\u00eda visto antes en el Internet estrictamente controlado de China, como una imagen de un funcionario de Xinjiang con el subt\u00edtulo sin rodeos \u00abVete a la mierda\u00bb.<\/p>\n
Los cibernautas chinos han adquirido una idea de lo que los censores permitir\u00e1n y no permitir\u00e1n, y muchos saben c\u00f3mo eludir algunos controles de Internet. Pero a medida que se extendieron las protestas, los usuarios m\u00e1s j\u00f3venes de WeChat parec\u00edan no preocuparse por las consecuencias de sus publicaciones, dijo un trabajador tecnol\u00f3gico en Guangzhou a Wired, llamando a una aplicaci\u00f3n encriptada. Al igual que otros ciudadanos chinos citados, pidi\u00f3 no ser identificado debido al peligro de llamar la atenci\u00f3n del gobierno. Los organizadores m\u00e1s experimentados usaron aplicaciones encriptadas como Telegram o compartieron con plataformas occidentales, como Instagram y Twitter, para correr la voz.<\/p>\n
Las manifestaciones antibloqueo comenzaron como vigilias no oficiales por las v\u00edctimas de un incendio fatal en Urumqi, la capital de la provincia noroccidental china de Xinjiang. La ciudad hab\u00eda estado bajo restricciones de bloqueo de COVID durante m\u00e1s de 100 d\u00edas, lo que algunos observadores creen que obstaculiz\u00f3 a las v\u00edctimas que intentaban escapar y ralentiz\u00f3 a los servicios de emergencia. La mayor\u00eda de las v\u00edctimas, si no todas, eran miembros de la minor\u00eda \u00e9tnica uigur, que ha estado sujeta a una campa\u00f1a de asimilaci\u00f3n forzada que envi\u00f3 a entre 1 y 2 millones de personas a campos de reeducaci\u00f3n.<\/p>\n
La tragedia se produjo cuando las frustraciones con las pol\u00edticas de cero COVID ya comenzaban a aumentar. Hab\u00edan estallado enfrentamientos violentos entre los trabajadores y la seguridad en una planta de Foxconn en Zhengzhou que fabrica iPhones. Scott Kennedy, del Centro de Estudios Estrat\u00e9gicos e Internacionales, un grupo de expertos en Washington, DC, dice que cuando visit\u00f3 Beijing y Shangh\u00e1i en septiembre y octubre, estaba claro que la gente se hab\u00eda \u00abcansado\u00bb de medidas como las pruebas de PCR peri\u00f3dicas, escanear \u00abc\u00f3digos de salud\u00bb QR para ir a cualquier parte, y el espectro constante de un nuevo bloqueo. \u201cNo me sorprende que las cosas se hayan desbordado\u201d, dice Kennedy. A principios de noviembre, el gobierno se\u00f1al\u00f3 que algunas restricciones se aflojar\u00edan pronto, pero el incendio de Urumqi y las noticias de que los casos de COVID estaban aumentando nuevamente, dice, \u201cempujaron a la gente al l\u00edmite\u201d.<\/p>\n<\/p><\/div>\n