{"id":351392,"date":"2022-12-15T19:10:53","date_gmt":"2022-12-15T19:10:53","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-policia-moral-y-yo\/"},"modified":"2022-12-15T19:10:54","modified_gmt":"2022-12-15T19:10:54","slug":"la-policia-moral-y-yo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/la-policia-moral-y-yo\/","title":{"rendered":"La polic\u00eda moral y yo"},"content":{"rendered":"


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\n Foto-Ilustraci\u00f3n: El Corte; Fotos: Cortes\u00eda del Sujeto<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\n

Cuando era peque\u00f1o, mi madre me contaba cuentos antes de dormir sobre Ir\u00e1n antes de la revoluci\u00f3n. Sus recuerdos pintaron el pa\u00eds en Technicolor vibrante, su gente exuda calidez y esp\u00edritu. En una de estas historias, mi madre y mi t\u00eda se escaparon de la casa para un concierto de rock and roll, donde llamaron la atenci\u00f3n del m\u00fasico de gira. Pod\u00eda imaginar a mi madre, vestida con jeans acampanados e hilos con flecos, ri\u00e9ndose en la parte trasera de la camioneta de un extra\u00f1o, o balance\u00e1ndose al ritmo de la m\u00fasica, con los ojos cerrados y la boca abierta, repitiendo la letra en voz baja.<\/p>\n

Al crecer en la ciudad de Nueva York, siempre me sent\u00ed desconectado de mis compa\u00f1eros estadounidenses. En casa, com\u00edamos polo khoresht, no Hamburger Helper. Mientras mis compa\u00f1eros de clase hac\u00edan las maletas para el campamento, me quej\u00e9 durante las lecciones de farsi. Cuando sus madres las llevaron a comprar sujetadores deportivos, yo me hab\u00eda estado afeitando las piernas durante a\u00f1os. Fuera de las p\u00e1ginas brillantes de las revistas para adolescentes, no entend\u00eda la experiencia de los adolescentes estadounidenses. Me aferr\u00e9 a la creencia de que tal vez, en Ir\u00e1n, las piezas rotas de mi identidad se unir\u00edan como papel mach\u00e9 y me sentir\u00eda completa.<\/p>\n

Pero la primera vez que recuerdo haber viajado all\u00ed, cuando estaba en la escuela secundaria, me encontr\u00e9 a\u00fan m\u00e1s fuera de mi cuerpo. Anhelaba subirme las mangas y las piernas de los pantalones en el calor de cien grados, bajarme los rosario<\/em> y pica la parte superior de mi cabeza. Pens\u00e9 que estar rodeado de personas que se parec\u00edan a m\u00ed ser\u00eda liberador. Pero nunca hab\u00eda recibido m\u00e1s miradas en mi vida que en esa visita. De mujeres mayores, que juzgaron la forma en que usaba maxi vestidos o monos debajo de mi bata en p\u00fablico. De los hombres, que me vieron solo.<\/p>\n

Aunque era demasiado joven para comprender completamente la compleja historia del pa\u00eds, era consciente de lo injusta que era la vida para las mujeres iran\u00edes. Recuerdo tan claramente que quer\u00eda que un loro leyera mi fortuna en Darabad<\/em>, una peque\u00f1a cumbre al pie de una cadena monta\u00f1osa en las afueras de Teher\u00e1n, y le dijeron que a las mujeres no se les permit\u00eda participar en esa actividad. Era la ley, pero nadie pod\u00eda explicarme por qu\u00e9. Me llen\u00f3 de rabia que hubiera espacios a los que no pod\u00eda entrar por mi g\u00e9nero.<\/p>\n

Durante dos veranos mientras estaba en la escuela secundaria, regres\u00e9 a Ir\u00e1n para trabajar en un centro para mujeres que hab\u00edan huido del abuso dom\u00e9stico. T\u00e9cnicamente, el abuso dom\u00e9stico no existe en la Rep\u00fablica Isl\u00e1mica, donde las mujeres son vistas como propiedad de su padre y, m\u00e1s tarde, de su marido. El centro estaba catalogado como escuela y yo ejerc\u00eda de profesora de m\u00fasica. All\u00ed, escuch\u00e9 historias desgarradoras de ni\u00f1as apenas mayores que yo, que hab\u00edan sido violadas por familiares cuando eran adolescentes o hab\u00edan huido de maridos abusivos de los que no pod\u00edan divorciarse. A pesar de sus dificultades, las chicas eran bulliciosas y optimistas. Quer\u00edan saber m\u00e1s sobre la cultura estadounidense y mi vida diaria. \u00bfTen\u00eda novio? \u00bfEra cierto que pod\u00eda bailar con la m\u00fasica en las calles? Compartir estos detalles mundanos nos uni\u00f3 y nos hicimos amigos r\u00e1pidamente.<\/p>\n

Fue tambi\u00e9n en estos viajes que conoc\u00ed a la polic\u00eda de la moralidad. La primera vez, en 2010, estaba caminando con mi pariente en un centro comercial cubierto cuando un oficial armado vestido con el revelador uniforme verde oscuro se nos acerc\u00f3. Me pregunt\u00f3 mi nombre y mi edad. Me entr\u00f3 el p\u00e1nico. Todos los d\u00edas, de camino al centro, pasaba junto a un mural gigante en el costado de un edificio que dec\u00eda: \u201cMuerte a los Estados Unidos\u201d. Preocupado de que el oficial se diera cuenta de mi acento estadounidense cuando hablaba farsi, accidentalmente le di la edad equivocada. Se volvi\u00f3 hacia mi pariente y le pregunt\u00f3 sobre la naturaleza de nuestra relaci\u00f3n. Una vez que acept\u00f3 que no hab\u00eda estado fraternizando con un hombre que no era mi esposo o pariente consangu\u00edneo, pudimos irnos.<\/p>\n