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Foto: jonathan walker<\/figcaption><\/p>\n<\/div>\n<\/figure>\ncoches deportivos como el corbeta z06<\/span> se han convertido en formidables herramientas multiusos, pasando f\u00e1cilmente de la calle a la pista. Sin embargo, no importa qu\u00e9 tan buenos sean los autos legales para la calle, siguen siendo el neum\u00e1tico para todas las estaciones<\/span> de rendimiento en pista: un compromiso en ambas direcciones, obstaculizado por el exceso de peso, las comodidades y las normas de seguridad y emisiones. Esa comprensi\u00f3n lleva a algunos conductores serios, incluidos los corredores aficionados con grandes sue\u00f1os y presupuestos m\u00e1s grandes, a autos de pista dedicados como el Revolution A-One.<\/p>\nyo conducir muchos tranv\u00edas en la pista<\/span> \u2014 la mayor ventaja de este trabajo \u2014 y Revolution me dio un ajuste de actitud de 500 caballos de fuerza y \u200b\u200b1,870 libras. Es un recordatorio de c\u00f3mo se supone que debe sentirse la conducci\u00f3n r\u00e1pida: sin procesar y sin filtrar, solo usted, un volante tembloroso y cualquier velocidad que pueda obtener del chasis y los frenos. Un kart de carreras multiplicado por 10, solo unas pocas garrapatas antes de un prototipo de Le Mans<\/span>pero menos intimidante para el aficionado ambicioso.<\/p>\n