(Imagen: Libby Penner, Unsplash Images)<\/i>\u00bb src=\u00bbhttps:\/\/s.yimg.com\/ny\/api\/res\/1.2\/xb_7xwRf6lhEV9rbouK3oA–\/YXBwaWQ9aGlnaGxhbmRlcjt3PTk2MDtoPTY0MA–\/https:\/\/media.zenfs.com\/en\/this_is_local_london_627\/30414750c450c4c238a62b743218243c\u00bb data-src=\u00bbhttps:\/\/s.yimg.com\/ny\/api\/res\/1.2\/xb_7xwRf6lhEV9rbouK3oA–\/YXBwaWQ9aGlnaGxhbmRlcjt3PTk2MDtoPTY0MA–\/https:\/\/media.zenfs.com\/en\/this_is_local_london_627\/30414750c450c4c238a62b743218243c\u00bb\/><\/div>\n<\/div>\n<\/div>\n
\u00bfLa temporada para ser alegre? – Anusha Ruj, The Tiffin Girls’ School (Imagen: Libby Penner, Im\u00e1genes de Unsplash)<\/i><\/figcaption><\/p>\n<\/figure>\n Cuando muchos de nosotros pensamos por primera vez en las palabras ‘Navidad’ o ‘A\u00f1o Nuevo’, las im\u00e1genes de calidez y cenas familiares evocadas parecen casi inevitables. A menudo, con el \u00e1nimo elevado, recordamos los recuerdos de Secret Santas con amigos, calles animadas bordeadas de puestos y los himnos muy festivos que han dominado las listas de \u00e9xitos y los karaokes por igual en el \u00faltimo mes. Podr\u00eda decirse que es esta felicidad compartida la que une a muchas personas. Por ejemplo, el estr\u00e9s de un per\u00edodo anterior de estudios y trabajo puede dejarse de lado durante algunas semanas; la desolaci\u00f3n del invierno aliviado temporalmente. No obstante, se puede decir que, con la excesiva glamour de la temporada en su conjunto, el costo emocional que estas festividades pueden tener se pasa por alto con demasiada frecuencia.<\/p>\n<\/p>\n
Es raro que, mientras miramos a trav\u00e9s de las pantallas de televisi\u00f3n o las p\u00e1ginas de las redes sociales, nos topemos con algo relacionado con la Navidad que no encapsule un sentimiento de alegr\u00eda o esperanza: ya sean extractos de celebraciones en todo el mundo, villancicos o pel\u00edculas nost\u00e1lgicas. Es incluso dentro de las tiendas donde se comercializan productos tem\u00e1ticos y tarjetas, todo lo cual aumenta la anticipaci\u00f3n del mismo d\u00eda. Sin embargo, aunque son ampliamente vistos con nostalgia, estos pueden enconarse en un tipo muy diferente de tensi\u00f3n en la vida de muchos. Con esta representaci\u00f3n medi\u00e1tica en gran medida unidimensional, a menudo se fomenta un impulso t\u00f3xico de ser feliz durante la temporada, lo que obliga a suprimir las emociones negativas. Esto se debe al temor de que expresar sus verdaderas emociones desaliente no solo el \u00e1nimo de sus allegados, sino que es com\u00fan en todo el pa\u00eds. Tal vez todo esto se vea agravado por la representaci\u00f3n de aquellos que ‘odian’ la Navidad como algo c\u00f3mico o extra\u00f1o; con el ego\u00edsmo y, a menudo, el trauma de personajes desagradables como Scrooge, simplemente eclipsado por su odio cada vez menor por la Navidad a lo largo de la historia. Teniendo en cuenta que un aspecto clave de la temporada festiva en s\u00ed misma es la uni\u00f3n, esto parece casi contradictorio.<\/p>\n<\/p>\n
La historia contin\u00faa<\/button><\/p>\nTambi\u00e9n se puede decir que incluso la presentaci\u00f3n de las propias celebraciones puede incitar sentimientos de aislamiento. Si bien es tradici\u00f3n tener reuniones familiares u organizar fiestas, otras formas de pasar un a\u00f1o nuevo relativamente contento o pac\u00edfico est\u00e1n indiscutiblemente subrepresentadas. En las personas con problemas de salud mental, como la ansiedad social y el TLP, esto puede resultar en una compulsi\u00f3n t\u00e1cita de rodearse constantemente de otros, incluso si hacerlo puede generar estr\u00e9s. Adem\u00e1s, la necesidad percibida de atender a muchas personas puede distanciar el concepto de Navidad como un per\u00edodo de relajaci\u00f3n. La sobreestimulaci\u00f3n y el exceso de trabajo a la hora de preparar cenas o limpiar adecuadamente el hogar pueden, en cambio, provocar un agotamiento dif\u00edcil de superar hasta que llega de nuevo un per\u00edodo de trabajo tan temido. Tampoco se puede ignorar que la comercializaci\u00f3n excesiva solo puede aumentar los niveles de estr\u00e9s financiero, con muchos obligados a gastar grandes sumas de dinero en regalos, incluso a trav\u00e9s de esta conciencia, para mantener los valores de generosidad que se fomentan. Con el aumento de la inflaci\u00f3n a nivel nacional, esto puede tener impactos perjudiciales no solo financieramente sino tambi\u00e9n en el sentido de control personal sobre lo que se est\u00e1 convirtiendo en una crisis abrumadora e impredecible.<\/p>\n<\/p>\n
Quiz\u00e1s la mayor\u00eda de nosotros haya escuchado frases relacionadas con el consumo excesivo de alimentos y alcohol cuando se trata de Navidad, como ‘copa de buen \u00e1nimo’ y ‘vamos a arruinarnos’. Esto puede decirse con un esp\u00edritu alegre, sin embargo, rara vez reconocemos la acumulaci\u00f3n de h\u00e1bitos da\u00f1inos debido a que estos subconscientemente se convierten en una parte integral de las festividades. A menudo es dif\u00edcil monitorear conscientemente un aspecto tan estrechamente asociado con las celebraciones mismas: despreocupado, pero a menudo una distracci\u00f3n de las tensiones internas. Esto, junto con otras dificultades financieras y emocionales, puede provocar dependencia del alcohol o s\u00edntomas negativos de abstinencia sin \u00e9l.<\/p>\n<\/p>\n
Es esto lo que tambi\u00e9n nos insta a pensar en los muchos que experimentan traumas o duelos que pueden hacer que una temporada como la Navidad, en la que los medios de comunicaci\u00f3n casi nos obligan a pasar tiempo con nuestras familias, sea dif\u00edcil de manejar. Una temporada festiva, por ejemplo, a menudo se puede percibir como algo que preocupa a los dem\u00e1s, lo que obliga a muchos a no abordar completamente sus sentimientos mientras intentan mantener una falsa sensaci\u00f3n de felicidad frente a sus seres queridos. Esto puede resultar en que varios adopten mecanismos de afrontamiento da\u00f1inos pero inherentemente normalizados; como experimentar un cambio dr\u00e1stico en los h\u00e1bitos de comer, dormir o beber durante la temporada. Si bien no es la \u00fanica causa, puede atribuirse en parte a las descripciones com\u00fanmente superlativas de la Navidad como una temporada de alegr\u00eda pura e incluso incondicional.<\/p>\n<\/p>\n
Sin embargo, ser\u00eda un error decir que la descripci\u00f3n optimista de la Navidad en s\u00ed misma es simplemente una apariencia sobre la mir\u00edada de problemas asociados con ella. Una celebraci\u00f3n en gran parte colectiva de la temporada en s\u00ed misma, por ejemplo, permite a las familias e individuos relajarse despu\u00e9s de un a\u00f1o estresante y concentrarse en sus relaciones. Sin embargo, incluso a trav\u00e9s de esta positividad a menudo abrumadora, deber\u00edamos sentirnos atra\u00eddos por una moraleja sobre la que se reflexion\u00f3 mucho durante la preparaci\u00f3n para el A\u00f1o Nuevo: la reflexi\u00f3n. Se puede decir que, al mismo tiempo que participamos en fiestas y celebraciones grupales, pensar tanto en nuestras experiencias como en los pr\u00f3ximos objetivos brindar\u00eda una sensaci\u00f3n de cierre, con la normalizaci\u00f3n de las conversaciones sobre salud mental cambiando las percepciones tanto de los medios como de la sociedad. Despu\u00e9s de todo, en lugar de algo que disminuya nuestra felicidad, tal vez nos beneficiar\u00eda a todos reconocer su necesidad en la realizaci\u00f3n de nosotros mismos y de aquellos que nos importan.<\/p>\n<\/div>\n
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