\n<\/aside>\n<\/p>\n
James Kirkland comenz\u00f3 su carrera en 1982 como geriatra, tratando a pacientes de edad avanzada. Pero se encontr\u00f3 insatisfecho con lo que pod\u00eda ofrecerles.<\/p>\n
\u201cMe cans\u00e9 de recetar sillas de ruedas, andadores y dispositivos para la incontinencia\u201d, recuerda Kirkland, ahora en la Cl\u00ednica Mayo en Rochester, Minnesota. Sab\u00eda que el envejecimiento se considera el mayor factor de riesgo de enfermedades cr\u00f3nicas, pero estaba frustrado por su incapacidad para hacer algo al respecto. Entonces, Kirkland volvi\u00f3 a la escuela para aprender las habilidades que necesitar\u00eda para enfrentar el envejecimiento y obtuvo un doctorado en bioqu\u00edmica en la Universidad de Toronto. Hoy, \u00e9l y su colega Tamara Tchkonia, bi\u00f3loga molecular de la Cl\u00ednica Mayo, son l\u00edderes en un movimiento creciente para detener las enfermedades cr\u00f3nicas al proteger el cerebro y el cuerpo de las consecuencias biol\u00f3gicas del envejecimiento.<\/p>\n
Si estos investigadores tienen \u00e9xito, no les faltar\u00e1n clientes: las personas viven m\u00e1s tiempo y se espera que la cantidad de estadounidenses mayores de 65 a\u00f1os se duplique, a 80 millones, para 2040. Mientras que investigadores como Kirkland no esperan extender la esperanza de vida, esperan alargar el \u00abtiempo de salud\u00bb, el tiempo que una persona vive libre de enfermedades.<\/p>\n
Uno de sus objetivos son las c\u00e9lulas decr\u00e9pitas que se acumulan en los tejidos a medida que las personas envejecen. Estas c\u00e9lulas \u00absenescentes\u00bb han llegado a un punto, debido al da\u00f1o, el estr\u00e9s o simplemente el tiempo, en que dejan de dividirse, pero no mueren. Si bien las c\u00e9lulas senescentes generalmente constituyen solo una peque\u00f1a fracci\u00f3n de la poblaci\u00f3n celular total, representaron hasta el 36 por ciento de las c\u00e9lulas en algunos \u00f3rganos en ratones envejecidos, mostr\u00f3 un estudio. Y no se quedan ah\u00ed sentados en silencio. Las c\u00e9lulas senescentes pueden liberar una gran cantidad de compuestos que crean un ambiente t\u00f3xico e inflamado que prepara los tejidos para enfermedades cr\u00f3nicas. Las c\u00e9lulas senescentes se han relacionado con la diabetes, los accidentes cerebrovasculares, la osteoporosis y varias otras afecciones del envejecimiento.<\/p>\n\n Anuncio <\/span> <\/p>\n<\/aside>\nEstas c\u00e9lulas nocivas, junto con la idea de que deshacerse de ellas podr\u00eda mitigar las enfermedades cr\u00f3nicas y las molestias del envejecimiento, est\u00e1n recibiendo mucha atenci\u00f3n. Los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. est\u00e1n invirtiendo $125 millones en un nuevo esfuerzo de investigaci\u00f3n, llamado SenNet, que tiene como objetivo identificar y mapear c\u00e9lulas senescentes en el cuerpo humano, as\u00ed como en ratones durante la vida natural. Y el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento ha aportado m\u00e1s de $ 3 millones durante cuatro a\u00f1os para el equipo multic\u00e9ntrico Translational Geroscience Network dirigido por Kirkland que est\u00e1 realizando ensayos cl\u00ednicos preliminares de posibles tratamientos antienvejecimiento. Los medicamentos que matan las c\u00e9lulas senescentes, llamados senol\u00edticos, se encuentran entre los principales candidatos. Ya se est\u00e1n realizando ensayos a peque\u00f1a escala de estos en personas con afecciones que incluyen Alzheimer, osteoartritis y enfermedad renal.<\/p>\n
\u201cEs un \u00e1rea emergente e incre\u00edblemente emocionante, y tal vez incluso revolucionaria\u201d, dice John Varga, jefe de reumatolog\u00eda de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, que no forma parte de la TGN.<\/p>\n
Pero \u00e9l y otros tambi\u00e9n dan una nota de precauci\u00f3n, y algunos cient\u00edficos creen que se ha exagerado el potencial del campo. \u201cHay mucha expectaci\u00f3n\u201d, dice Varga. \u201cTengo, dir\u00eda, un escepticismo muy saludable\u201d. Advierte a sus pacientes de las muchas inc\u00f3gnitas y les dice que probar la suplementaci\u00f3n senol\u00edtica por s\u00ed mismos podr\u00eda ser peligroso.<\/p>\n
Los investigadores a\u00fan est\u00e1n desentra\u00f1ando la biolog\u00eda de las c\u00e9lulas senescentes, no solo en los animales que envejecen, sino tambi\u00e9n en los m\u00e1s j\u00f3venes, incluso en los embriones, donde el envejecimiento de ciertas c\u00e9lulas es crucial para un desarrollo adecuado. Hasta ahora, la evidencia de que la destrucci\u00f3n de las c\u00e9lulas senescentes ayuda a mejorar la salud proviene principalmente de ratones de laboratorio. Solo se han completado un par de ensayos preliminares en humanos, con indicios de promesa pero lejos de los resultados de gran \u00e9xito.<\/p>\n
Aun as\u00ed, Kirkland y Tchkonia especulan que los senol\u00edticos eventualmente podr\u00edan ayudar no solo con el envejecimiento, sino tambi\u00e9n con las afecciones que sufren las personas m\u00e1s j\u00f3venes debido a lesiones o tratamientos m\u00e9dicos como la quimioterapia. \u201cPuede haber aplicaciones por todas partes\u201d, reflexiona Kirkland.<\/p>\n<\/p><\/div>\n
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