{"id":383170,"date":"2023-01-04T03:46:23","date_gmt":"2023-01-04T03:46:23","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/serie-si-los-propietarios-sobrevivieron-podrian-regresar-a-sus-hogares-limpiar-las-demoliciones-y-reasentarse-en-algun-momento-en-un-futuro-tranquilo\/"},"modified":"2023-01-04T03:46:25","modified_gmt":"2023-01-04T03:46:25","slug":"serie-si-los-propietarios-sobrevivieron-podrian-regresar-a-sus-hogares-limpiar-las-demoliciones-y-reasentarse-en-algun-momento-en-un-futuro-tranquilo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/serie-si-los-propietarios-sobrevivieron-podrian-regresar-a-sus-hogares-limpiar-las-demoliciones-y-reasentarse-en-algun-momento-en-un-futuro-tranquilo\/","title":{"rendered":"SERIE: si los propietarios sobrevivieron, podr\u00edan regresar a sus hogares, limpiar las demoliciones y reasentarse, en alg\u00fan momento en un futuro tranquilo."},"content":{"rendered":"


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Sergei Gerasimov est\u00e1 resistiendo en Kharkiv. En su diario de guerra, el escritor ucraniano relata la horrible y absurda vida cotidiana en una ciudad que todav\u00eda est\u00e1 siendo bombardeada.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n

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Una parte de la vida de la infancia vivida bajo los escombros de un bloque de pisos en Kharkiv.<\/h2>\n

Clodagh Kilcoyne \/ Reuters<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n

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2 de diciembre de 2022<\/p>\n

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S\u00f3lo dos de los agujeros son realmente grandes. Uno de ellos est\u00e1 en la planta baja y puedo entrar como si fuera un t\u00fanel que atraviesa el edificio.<\/p>\n

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En el interior no hay nada m\u00e1s que cenizas. El fuego, que debi\u00f3 ser tan intenso y denso como el de la c\u00e1mara de combusti\u00f3n de un cohete, quem\u00f3 todo lo que pod\u00eda arder, y la tremenda fuerza de la explosi\u00f3n debi\u00f3 empujar todo lo dem\u00e1s como el vapor que empuja un pist\u00f3n. Lo que queda es hormig\u00f3n gris carbonizado.<\/p>\n

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El corredor parece ser el mejor conservado. La puerta de entrada de metal sobresale un poco y puedo ver las escaleras a trav\u00e9s del espacio entre el marco de la puerta de hierro y la pared. La puerta est\u00e1 cerrada, por fuera, espero. Cuando los propietarios han tenido tiempo de salir de su apartamento, pueden regresar, reconstruir las paredes destruidas, retirar las cenizas, comprar muebles nuevos y arreglar el interior. En alg\u00fan momento en un futuro tranquilo.<\/p>\n

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Trepo a trav\u00e9s de una pared, camino por dos habitaciones, una detr\u00e1s de la otra, y salgo por el balc\u00f3n bajo al otro lado del edificio. Me encuentro de nuevo sobre un mont\u00f3n de escombros.<\/p>\n

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El otro gran agujero est\u00e1 en alg\u00fan lugar entre el sexto y el octavo piso. La puerta principal de abajo est\u00e1 abierta y parece que puedo subir las escaleras, as\u00ed que entro. El hueco de la escalera est\u00e1 lleno de peque\u00f1os trozos de hormig\u00f3n. El ascensor parece intacto, y casi parece que si ahora presiono el bot\u00f3n, sus puertas se abrir\u00e1n y me llevar\u00e1 al vac\u00edo, al abismo al rev\u00e9s.<\/p>\n

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Hay muchos folletos publicitarios tirados por dentro; as\u00ed era antes de la guerra. La m\u00e1quina de paquetes del segundo piso est\u00e1 hecha a\u00f1icos, como si la hubieran forzado.<\/p>\n

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A trav\u00e9s del hueco de la ventana en el tercer piso puedo ver la carretera, que est\u00e1 a s\u00f3lo cuatrocientos metros de distancia, y el pueblo de Bobrivka un poco m\u00e1s all\u00e1, desde donde los rusos dispararon su artiller\u00eda y morteros. Dispararon a quemarropa.<\/p>\n

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Unos pisos m\u00e1s arriba, noto una corona navide\u00f1a colgada en una de las puertas. En realidad, es solo la mitad de una corona navide\u00f1a porque la parte inferior se ha roto. Todav\u00eda estaba colgado aqu\u00ed en febrero o incluso principios de marzo, m\u00e1s de dos meses despu\u00e9s de Navidad, lo que significa que los ni\u00f1os peque\u00f1os viv\u00edan detr\u00e1s de la puerta azul claro en ese momento. La corona est\u00e1 hecha con mucho cuidado, hay mucho amor y diligencia en ella. Una peque\u00f1a rama de pino est\u00e1 pegada a la cinta azul. Las mitades de c\u00e1scara de nuez est\u00e1n pintadas de azul y blanco para que parezcan bolas de nieve. Hay estrellas de colores. Y peque\u00f1as bolas navide\u00f1as, rojas y azules.<\/p>\n

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La otra mitad de la corona yace en el suelo entre la basura. Alguien lo pis\u00f3 y aplast\u00f3 la espuma de poliestireno que envolv\u00eda la cinta azul. Me sumerjo en su contemplaci\u00f3n y siento que no puedo subir m\u00e1s.<\/p>\n

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Salgo del edificio y camino a lo largo de su pared. La fuerza de las explosiones arroj\u00f3 muchas cosas peque\u00f1as por las ventanas, ahora cubriendo el asfalto y la hierba marr\u00f3n. Innumerables macetas. Utensilios de cocina: tenedores, cucharas, sartenes, todo doblado. Muchos juguetes de peluche ya se han desvanecido por el sol y la lluvia. Algunas ropas hechas jirones. Incluso paquetes de huevos de cart\u00f3n.<\/p>\n

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Veo una maceta de esmalte blanco que tambi\u00e9n tenemos en casa. Su tapa se encuentra en la hierba. Se clava un trozo de corcho en el mango para que el propietario no se queme los dedos. Mi madre sol\u00eda poner corchos en las tapas de las ollas, al igual que mi abuela en una \u00e9poca en que los mangos de silicona eran inimaginables.<\/p>\n

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Solo hay algunos peque\u00f1os muebles de madera tirados por ah\u00ed, creo que el resto fue llevado y usado como le\u00f1a, pero lo que veo es una nevera completa con la puerta rota. Un par de peque\u00f1as ollas de hierro fundido todav\u00eda est\u00e1n adentro, y sobre ellas yace un paquete transparente de zanahorias coreanas puntiagudas que alguien compr\u00f3 y puso en el estante pero nunca tuvo tiempo de comer.<\/p>\n

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Pero lo m\u00e1s sorprendente es el dinero. La hierba helada est\u00e1 cubierta de peque\u00f1as monedas. Nadie los ha recogido en nueve meses.<\/p>\n

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a persona<\/h3>\n
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\"Sergei<\/div>\n

PD<\/span><\/p>\n<\/div>\n

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Sergei Gerasimov – \u00bfQu\u00e9 es la guerra?<\/h2>\n

De los diarios de guerra escritos despu\u00e9s de la invasi\u00f3n rusa de Ucrania el 24 de febrero, los de Sergei Vladimirovich Gerasimov se encuentran entre los m\u00e1s inquietantes y conmovedores. Combinan el poder de observaci\u00f3n y conocimiento de la naturaleza humana, la empat\u00eda y la imaginaci\u00f3n, el sentido del absurdo y la inteligencia inquisitiva. Gerasimov naci\u00f3 en Kharkiv en 1964. Estudi\u00f3 psicolog\u00eda y m\u00e1s tarde escribi\u00f3 un libro de texto de psicolog\u00eda para escuelas y art\u00edculos cient\u00edficos sobre la actividad cognitiva. Sus ambiciones literarias han sido hasta ahora la ciencia ficci\u00f3n y la poes\u00eda. Gerasimov y su esposa viven en el centro de Kharkiv en un apartamento en el tercer piso de un edificio de gran altura. La NZZ public\u00f3 71 \u00abNotas de la guerra\u00bb en la primavera y 69 en el verano. La primera parte ya est\u00e1 disponible como libro en DTV bajo el t\u00edtulo \u00abFeuerpanorama\u00bb. Por supuesto, el autor no se queda sin material. \u2013 Aqu\u00ed est\u00e1 la contribuci\u00f3n n\u00famero 75 de la tercera parte.<\/p>\n<\/div>\n

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Traducido del ingl\u00e9s por Andreas Breitenstein.<\/p>\n

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Serie: \u00abDiario de guerra de Kharkiv\u00bb
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Tras un descanso, el escritor ucraniano Sergei Gerasimov ha continuado con su diario de guerra. Desde el comienzo de los combates, inform\u00f3 sobre los horrores y absurdos de la vida cotidiana en el centro de su ciudad natal de Kharkiv, que todav\u00eda est\u00e1 siendo bombardeada.<\/p>\n<\/div><\/div>\n

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