{"id":385928,"date":"2023-01-05T11:27:23","date_gmt":"2023-01-05T11:27:23","guid":{"rendered":"https:\/\/magazineoffice.com\/venderias-uno-de-tus-rinones\/"},"modified":"2023-01-05T11:27:25","modified_gmt":"2023-01-05T11:27:25","slug":"venderias-uno-de-tus-rinones","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/magazineoffice.com\/venderias-uno-de-tus-rinones\/","title":{"rendered":"\u00bfVender\u00edas uno de tus ri\u00f1ones?"},"content":{"rendered":"


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Cuando estabamos<\/span> adolescentes, mi hermano y yo recibimos trasplantes de ri\u00f1\u00f3n con seis d\u00edas de diferencia. No se supon\u00eda que fuera as\u00ed. \u00c9l, dos a\u00f1os mayor, estaba programado para recibir el ri\u00f1\u00f3n de mi pap\u00e1 en abril de 1998. Veinticuatro horas antes de la cirug\u00eda, el equipo de trasplante realiz\u00f3 su \u00faltimo an\u00e1lisis de sangre y descubri\u00f3 una incompatibilidad de tejido que todas las pruebas anteriores hab\u00edan pasado por alto. Mi hermano fue empujado a \u00abla lista\u00bb, donde esperar\u00eda, qui\u00e9n sabe cu\u00e1nto tiempo, por el ri\u00f1\u00f3n de alguien que hab\u00eda muerto y pose\u00eda la generosa previsi\u00f3n de ser donante despu\u00e9s de la muerte. Yo era el siguiente en la fila para el ri\u00f1\u00f3n de mi pap\u00e1. Coincidimos y la fecha se fij\u00f3 para el 28 de agosto. Luego, mis padres recibieron una llamada temprano en la ma\u00f1ana del 22 de agosto. Hubo un accidente automovil\u00edstico. Un ri\u00f1\u00f3n estaba disponible. Como con muchas cosas en la vida, mi hermano fue primero y yo lo segu\u00ed.<\/p>\n

Su operaci\u00f3n sali\u00f3 bien. Seis d\u00edas despu\u00e9s, era mi turno. Recuerdo visitar al m\u00e9dico poco antes del trasplante, sentir el pinchazo y el escozor del anest\u00e9sico local, luego un tir\u00f3n sordo, la sensaci\u00f3n extra\u00f1a y nauseabunda de un cat\u00e9ter de di\u00e1lisis extra\u00eddo de debajo de mi clav\u00edcula. Recuerdo, m\u00e1s tarde, la niebla tranquila de midazolam mientras me llevaban al quir\u00f3fano. <\/p>\n

Recuerdo despertarme de grandes profundidades despu\u00e9s de la cirug\u00eda bajo luces brillantes y temblar violentamente, luego volver a dormirme. Recuerdo estar acostado desnudo bajo las mantas en la UCI, ligeramente delirando por la morfina mientras ve\u00eda una pel\u00edcula sobre un accidente a\u00e9reo en el desierto de Alaska, con Anthony Hopkins y Alec Baldwin huyendo de un oso pardo gigante. Recuerdo amigos visit\u00e1ndome en el piso de recuperaci\u00f3n y c\u00f3mo me dol\u00eda re\u00edr.<\/p>\n

Pero ahora que han pasado 24 a\u00f1os, todos con relativamente buena salud, puedo reconocer cu\u00e1nto he olvidado. Olvid\u00e9 la correa corta de di\u00e1lisis de los meses previos a mi trasplante: esos sillones reclinables de gran tama\u00f1o en lo profundo del n\u00facleo gris pardo de un edificio de hospital donde, tres veces por semana, las m\u00e1quinas drenaban y reciclaban mi sangre. Olvid\u00e9 la sencillez de una dieta baja en potasio, f\u00f3sforo y sal. Olvid\u00e9 lo extra\u00f1o que es que unas cuantas pastillas por la ma\u00f1ana y otras por la noche mantengan vivo el \u00f3rgano extra\u00f1o en la parte inferior de mi abdomen, que me mantengan vivo. Lamentablemente, pierdo de vista el regalo supremo que me han dado, esta concesi\u00f3n indefinida de tiempo extra, mientras otros 90.000 estadounidenses esperan este mismo regalo, a menudo en di\u00e1lisis durante a\u00f1os. Aproximadamente el 4 por ciento morir\u00e1 cada a\u00f1o que a\u00fan espera, y otro 4 por ciento estar\u00e1 demasiado enfermo para someterse a una cirug\u00eda mayor. Pero aqu\u00ed estoy, olvidando esta gracia.<\/p>\n

Hace cinco a\u00f1os, el ri\u00f1\u00f3n de mi hermano comenz\u00f3 a fallar y todos estos recuerdos enterrados resurgieron. Sus an\u00e1lisis de sangre arrojaron niveles err\u00e1ticos y los nefr\u00f3logos se preocuparon. Entraba y sal\u00eda del hospital con infecciones virales recurrentes. Una biopsia revel\u00f3 tejido necr\u00f3tico perforando la mitad de su ri\u00f1\u00f3n, con membranas como los t\u00faneles de una colonia de hormigas. Finalmente, en mayo de 2018, envi\u00f3 un correo electr\u00f3nico a familiares y amigos, destilando las dos d\u00e9cadas prestadas durante las cuales hab\u00eda asistido a conciertos, recorrido el noroeste del Pac\u00edfico, enamorado, casado y formado una familia. Todos estos detalles fueron ofrecidos con una especie de jovialidad amistosa, pero, como todos los lectores sab\u00edan, se precipitaron hacia la inevitable e inc\u00f3moda conclusi\u00f3n. Ten\u00eda 37 a\u00f1os y estaba de regreso en la b\u00fasqueda de un ri\u00f1\u00f3n. \u00bfSer\u00eda tan amable de considerar\u2026?<\/em><\/p>\n

El primer exitoso<\/span> El trasplante de ri\u00f1\u00f3n tuvo lugar en Boston en 1954 entre un Richard Herrick delirantemente enfermo y su hermano gemelo id\u00e9ntico, Ronald. Ocho a\u00f1os m\u00e1s tarde, con su nuevo ri\u00f1\u00f3n todav\u00eda haciendo su trabajo, Richard muri\u00f3 de un ataque al coraz\u00f3n. Hubo intentos dispersos antes de eso. En Ucrania, en 1933, el ri\u00f1\u00f3n de un hombre de 60 a\u00f1os con sangre tipo B que hab\u00eda estado muerto durante seis horas fue trasplantado a una mujer de 26 a\u00f1os con sangre tipo O que hab\u00eda perdido la funci\u00f3n renal despu\u00e9s de un envenenamiento. s\u00ed misma. El destinatario sobrevivi\u00f3 dos d\u00edas m\u00e1s, lo cual es milagroso teniendo en cuenta la tecnolog\u00eda, las circunstancias y el conocimiento general de la \u00e9poca. Un receptor de trasplante en Chicago, en 1950, tuvo una funci\u00f3n renal adicional durante unos meses. Par\u00eds se convirti\u00f3 en un hervidero de experimentaci\u00f3n a principios de los a\u00f1os 50. Luego vinieron los Herrick.<\/p>\n

Su historia fue t\u00e9cnicamente deslumbrante, pero dej\u00f3 sin resolver el rompecabezas biol\u00f3gico central del trasplante: c\u00f3mo domar el sistema inmunol\u00f3gico. En la mayor\u00eda de los casos, nuestros cuerpos reconocen el tejido extra\u00f1o y env\u00edan una bater\u00eda de c\u00e9lulas B y T para eliminarlo. Como gemelos id\u00e9nticos con tipos de tejido bastante id\u00e9nticos, los Herrick eludieron este problema. Pero los m\u00e9dicos necesitar\u00edan una soluci\u00f3n a nuestra respuesta inmunitaria innata si los trasplantes de ri\u00f1\u00f3n alguna vez se convirtieran en un procedimiento convencional. Los primeros intentos sometieron a los pacientes a r\u00e1fagas preoperatorias de radiaci\u00f3n de rayos X en todo el cuerpo a dosis casi letales. La intenci\u00f3n era aplastar el sistema inmunol\u00f3gico y luego dejar que se reconstruyera con el nuevo ri\u00f1\u00f3n en su lugar. Esto a veces iba acompa\u00f1ado de una inyecci\u00f3n de m\u00e9dula \u00f3sea. La mayor\u00eda de los pacientes fallecieron por rechazo de \u00f3rganos, enfermedad de injerto contra hu\u00e9sped o ambas. El campo de la cirug\u00eda de trasplante se volvi\u00f3 insular y desesperado. Citando el precepto fundamental de evitar da\u00f1os innecesarios, los m\u00e9dicos m\u00e1s conservadores de la \u00e9poca vilipendiaron la pr\u00e1ctica. Por esta \u00e9poca, un detractor se pregunt\u00f3: \u201c\u00bfCu\u00e1ndo abandonar\u00e1n nuestros colegas este juego de experimentar con seres humanos? \u00bfY cu\u00e1ndo se dar\u00e1n cuenta de que morir tambi\u00e9n puede ser una misericordia?<\/p>\n<\/div>\n


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