ALBERT FACELY<\/span> <\/figcaption><\/figure>\nUn elenco infernal formado por expolic\u00edas, exprefectos y un exmagistrado con el exjefe de inteligencia como principal protagonista deber\u00e1 estar ante los jueces de Par\u00eds en los pr\u00f3ximos meses. En una acusaci\u00f3n de 233 p\u00e1ginas, fechada el 23 de diciembre de 2022, que incluye El mundo<\/em> supo, la fiscal\u00eda de Par\u00eds solicita la remisi\u00f3n al tribunal penal de once personas, incluido Bernard Squarcini, director central de inteligencia interna (DCRI, el antepasado de la DGSI) de 2008 a 2012 y luego al frente de Kyrnos , una empresa consultora de inteligencia. El caso tiene por objeto los actos de \u00abtr\u00e1fico de influencias\u00bb, \u00abfalsificaci\u00f3n en escritura p\u00fablica\u00bb, \u00abcaptaci\u00f3n\u00bb, \u00abviolaci\u00f3n del secreto profesional y de la instrucci\u00f3n\u00bb, cometidos entre 2008 y 2016.<\/p>\nLa Justicia sospecha que Bernard Squarcini se ha aprovechado de su cargo dentro de la DCRI para obtener informaci\u00f3n confidencial en beneficio del grupo de lujo LVMH. El expediente judicial abierto en 2016 consta de cuatro partes bien diferenciadas. Dos se refieren a presuntos delitos, mientras que el que todos apodaron \u00absquale\u00bb, en referencia a su capacidad para nadar en aguas turbulentas, encabez\u00f3 la DCRI.<\/p>\n
Entre el 9 y el 19 de diciembre de 2008, la alta jerarqu\u00eda de la DCRI orden\u00f3 a su direcci\u00f3n zonal de Marsella que realizara una investigaci\u00f3n con el fin de identificar a una persona que extorsionaba a Bernard Arnault, n\u00famero uno del grupo LVMH. Para esta misi\u00f3n que consiste en particular en monitorear las idas y venidas de un sospechoso en un cibercaf\u00e9 en Aix-en-Provence (Bouches-du-Rh\u00f4ne), se recomienda total discreci\u00f3n.<\/p>\n
Todo pasa oralmente.<\/h2>\n
Sin constancia escrita: ni orden ni nota blanca de informe epistolar. Todo sucede oralmente. Interrogado por los investigadores en el marco de la investigaci\u00f3n judicial en septiembre de 2018, Bernard Squarcini justifica as\u00ed estas investigaciones: \u201cUn d\u00eda me llama Pierre God\u00e9 <\/em>[num\u00e9ro\u00a0deux de LVMH \u00e0 l\u2019\u00e9poque] quien me dice que necesita de manera urgente y confidencial la ayuda que el servicio le puede brindar.<\/em> (\u2026) Me dice que el holding es objeto de una acci\u00f3n de desestabilizaci\u00f3n no identificada, amenazas, chantajes. \u00bb<\/em> Y para asegurarse de que al actuar de esta manera, no hab\u00eda derogado el respeto de sus prerrogativas. Estos consisten en proteger el patrimonio econ\u00f3mico nacional y los empresarios registrados en el CAC 40, dijo en sustancia. Una versi\u00f3n que la fiscal\u00eda rechaza. Ella culpa al Sr. Squarcini \u00abhaber desviado los medios y el personal de la DCRI en violaci\u00f3n de lo dispuesto en el art\u00edculo 314-1 del c\u00f3digo penal\u00bb<\/em>.<\/p>\nTe queda el 58,71% de este art\u00edculo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.<\/strong><\/p>\n<\/p><\/div>\n
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