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El odio a los jud\u00edos no se desvaneci\u00f3 en el aire cuando Hitler fue derrotado. Una poderosa biograf\u00eda es un recordatorio de esto.<\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/div>\n
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\u00abMi sangre sea sobre la cabeza de los perjuros\u00bb, fueron sus \u00faltimas palabras. Philipp Auerbach, fotografiado aqu\u00ed en febrero de 1948, testificando contra el general de las SS Gottlob Berger.<\/h2>\n Alamy<\/span><\/p>\n<\/div>\n<\/figcaption><\/figure>\n <\/p>\n
Philipp Auerbach yac\u00eda en la cantera de Auschwitz con las r\u00f3tulas rotas. Sobrevivi\u00f3 a la marcha de la muerte desde Auschwitz hasta Gross-Rosen en temperaturas muy por debajo del punto de congelaci\u00f3n. A trav\u00e9s de la nieve trep\u00f3 sobre los cad\u00e1veres de los presos del campo de concentraci\u00f3n que hab\u00edan sido conducidos la noche anterior, cont\u00f3 363 cad\u00e1veres.<\/p>\n
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En Gross-Rosen, donde Auerbach fue encarcelado con 1.500 hombres en un cuartel sin instalaciones sanitarias, experiment\u00f3 su octavo encarcelamiento. En el noveno en Buchenwald, los nazis lo metieron con algunos otros en una celda tan estrecha que \u00abni siquiera pod\u00edas acostarte boca arriba, solo de un lado\u00bb.<\/p>\n
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Philipp Auerbach lo ha visto todo. Sufr\u00eda de malaria y sobrevivi\u00f3 a epidemias de tifus en los campos. Cu\u00e1ntas veces tuvo que contar con no ver a la ma\u00f1ana siguiente.<\/p>\n
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En el camino de la muerte<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Despu\u00e9s de que los nazis tomaron el poder, Auerbach huy\u00f3 a Amberes, donde, con la ayuda del negocio mayorista de productos qu\u00edmicos de su padre en Hamburgo, ayud\u00f3 a pasar de contrabando polvo de aluminio y \u00e1cido p\u00edcrico a los antifascistas en Espa\u00f1a para fabricar bombas. Luego, B\u00e9lgica fue ocupada y Auerbach, un jud\u00edo y enemigo del estado, fue deportado a Francia, donde finalmente termin\u00f3 en la notoria prisi\u00f3n de Cherche-Midi en Par\u00eds. Estaba en el corredor de la muerte y los guardias le dijeron que se afeitara. A las cuatro de la ma\u00f1ana, dos hombres de las SS estaban parados en la habitaci\u00f3n y Auerbach \u00abcrey\u00f3 que ten\u00eda que comenzar mi \u00faltimo paseo\u00bb. Los hombres, Dios sabe por qu\u00e9, cerraron de nuevo la puerta de la celda.<\/p>\n
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Auerbach fue a menudo incre\u00edblemente afortunado. Pero a menudo supo librarse de las situaciones m\u00e1s inc\u00f3modas. Durante cinco a\u00f1os soport\u00f3 todos los horrores imaginables. Pero entonces, siete a\u00f1os despu\u00e9s de la guerra, ya no ten\u00eda fuerzas. Vio perdida su lucha contra los nazis. En 1952, Philipp Auerbach, que luch\u00f3 en Munich como comisionado estatal para la reparaci\u00f3n de las v\u00edctimas del fascismo, se encontr\u00f3 en un caso judicial espeluznante por malversaci\u00f3n de fondos. Fue un juicio espect\u00e1culo, lo juzgaron viejos nazis.<\/p>\n
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La noche del veredicto, el 16 de agosto de 1952, Auerbach escribi\u00f3 una maldici\u00f3n del Antiguo Testamento en un papel: \u00abMi sangre sea sobre la cabeza de los perjuros\u00bb, fueron sus \u00faltimas palabras. Luego dej\u00f3 la pluma, tom\u00f3 un vaso de agua y se trag\u00f3 la sobredosis de somn\u00edferos que hab\u00eda preparado. Philipp Auerbach se durmi\u00f3 y no volvi\u00f3 a despertarse.<\/p>\n
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El \u00abTercer Reich\u00bb pudo celebrar un triunfo tard\u00edo. Alemania hab\u00eda perdido sus batallas, pero no su fe en el nazismo. As\u00ed es como ten\u00eda que sentirse. Eso es lo que se siente cuando lees la biograf\u00eda elemental de Auerbach de Hans-Hermann Klare.<\/p>\n
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\u201cAuerbach \u2013 Una tragedia jud\u00edo-alemana o c\u00f3mo el antisemitismo sobrevivi\u00f3 a la guerra\u201d ya deja claro en el subt\u00edtulo lo que no pod\u00eda estar m\u00e1s claro entonces: El odio a los jud\u00edos, nunca hab\u00eda admitido la derrota. Y despu\u00e9s de la guerra, ten\u00eda la vista puesta principalmente en Philipp Auerbach, el jud\u00edo m\u00e1s conocido de Alemania.<\/p>\n
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En ese momento, Auerbach fue el primer, pr\u00e1cticamente el \u00fanico punto de contacto para los sobrevivientes del Holocausto, las personas sin hogar que sal\u00edan de los campos. \u201cLos muertos vivientes, esqueletos humanos\u201d, como dijo el propio Auerbach. El hombre de un metro noventa de altura pesaba solo una fracci\u00f3n de sus 125 kilogramos originales.<\/p>\n
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\u00abEl cocedor de huesos de Buchenwald\u00bb<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
Auerbach escap\u00f3 de la muerte en Buchenwald porque lo necesitaban en la enfermer\u00eda. Porque de joven se hab\u00eda formado como farmac\u00e9utico en Hamburgo, ahora se supon\u00eda que deb\u00eda ayudar en el campo de concentraci\u00f3n para controlar la epidemia de fiebre tifoidea. El carb\u00f3n vegetal, que Auerbach hizo a partir de huesos, ayud\u00f3 como remedio. Pronto lo llamaron el \u00abFabricante de huesos de Buchenwald\u00bb. Despu\u00e9s de la liberaci\u00f3n del campo, despu\u00e9s de la \u00abalegr\u00eda y el v\u00e9rtigo\u00bb, inmediatamente record\u00f3 su tarea. En la enfermer\u00eda, \u00abcomenz\u00f3 un momento dif\u00edcil\u00bb, se\u00f1al\u00f3.<\/p>\n
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Hubo 9000 pacientes, 200 murieron todos los d\u00edas.Auerbach logr\u00f3 vencer al tifus. Pero los generales del Ej\u00e9rcito Rojo instaron a los occidentales a empacar. Buchenwald se hab\u00eda agregado a la zona sovi\u00e9tica. Hab\u00eda que encontrar un lugar para los cientos de enfermos restantes, y la administraci\u00f3n estadounidense envi\u00f3 una comisi\u00f3n a la que pertenec\u00eda Auerbach. As\u00ed comenz\u00f3 la carrera pol\u00edtica de Philipp Auerbach, jud\u00edo de 38 a\u00f1os, estudiante de Talmud, en la Alemania de la posguerra.<\/p>\n
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Y ese fue tambi\u00e9n el comienzo de su tragedia personal jud\u00edo-alemana. Auerbach cre\u00eda intr\u00e9pidamente en la vida jud\u00eda en su tierra natal. La mayor\u00eda de los jud\u00edos no cre\u00edan en \u00e9l. \u00abPara los jud\u00edos de Alemania, ha llegado a su fin una \u00e9poca en la historia\u00bb, escribi\u00f3 Leo Baeck, el gran rabino progresista que se exili\u00f3 en Londres.<\/p>\n
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Los jud\u00edos no eran queridos en Alemania incluso despu\u00e9s de la guerra. No hubo una \u00abhora cero\u00bb despu\u00e9s de la cual todos de repente marcaron de manera diferente. En D\u00fcsseldorf, donde Auerbach inicialmente termin\u00f3, r\u00e1pidamente se hizo evidente cu\u00e1n poco comprend\u00edan los alemanes la situaci\u00f3n de los jud\u00edos, escribe el bi\u00f3grafo de Auerbach, Hans-Hermann Klare. \u00abDespu\u00e9s de un tiempo, incluso aquellos que hab\u00edan sido lo suficientemente fuertes como para arrastrarse fuera de la tierra en ese momento y que de alguna manera a\u00fan pod\u00edan mantenerse de pie entre las pilas de cad\u00e1veres perdieron la esperanza de mejorar r\u00e1pidamente\u00bb. 28.000 personas murieron solo en Bergen-Belsen en las primeras semanas despu\u00e9s de la liberaci\u00f3n.<\/p>\n
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Las \u00abpersonas desplazadas\u00bb (DP), los jud\u00edos en los campos, fueron insultados como \u00abinfrahumanidad\u00bb y \u00abescoria de la humanidad\u00bb. Si algo hizo enojar al DP, afirma Klare lac\u00f3nicamente, \u201cfueron estos alemanes. Si algo les dio coraje, fue la perspectiva de un futuro lo m\u00e1s lejos posible de ellos\u00bb.<\/p>\n
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Auerbach, el jud\u00edo alem\u00e1n, por otro lado, quer\u00eda allanar el camino no solo para los sobrevivientes sino tambi\u00e9n \u00abpara el regreso de la sociedad alemana a la civilizaci\u00f3n\u00bb. Ser jud\u00edo y alem\u00e1n al mismo tiempo \u00abfue una contradicci\u00f3n particularmente flagrante despu\u00e9s de la Shoah. Pero se vivi\u00f3, se experiment\u00f3 la contradicci\u00f3n.\u00bb Casi nadie encarn\u00f3 lo que dijo el historiador Sander L. Gilman m\u00e1s v\u00edvidamente que Philipp Auerbach. La contradicci\u00f3n era insoportable.<\/p>\n
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Todos quieren ir a Israel.<\/span><\/h2>\n <\/p>\n
\u00abCuando nos acostamos en el piso en Buchenwald para escuchar el discurso de Roosevelt y Churchill en el receptor secreto, entonces (…) vimos en nuestra mente que las puertas de los campos se abr\u00edan, y uno invisible marchaba al frente de nosotros un tren de compa\u00f1eros asesinados, y cre\u00edamos en una libertad en la que fu\u00e9ramos recibidos con los brazos abiertos\u00bb. As\u00ed sonaba Auerbach all\u00e1 por 1947: \u00abEse era el sue\u00f1o\u00bb. Pero luego regresaron a sus pueblos de origen con sus ropas de prisioneros, \u00abrasgados, demacrados, parcialmente rotos\u00bb, \u00abvieron escombros, gente asustada y, a veces, odio y desprecio\u00bb.<\/p>\n
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En 1948 la ONU decidi\u00f3 fundar el Estado de Israel. El aire estaba \u00abcargado con la emoci\u00f3n subliminal de la gente haciendo maletas\u00bb, escribe Klare. Auerbach, el comisionado estatal en Munich, tuvo que hacer todo lo posible para conseguirles a los emigrantes al menos alguna compensaci\u00f3n, para conseguirles dinero para un nuevo comienzo en Israel.<\/p>\n
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Le rompieron las puertas. Puro caos reinaba en la oficina. Cuando abri\u00f3 por la ma\u00f1ana, la multitud se agolp\u00f3 y el portero \u00absolo pudo salvarse saltando hacia un lado mientras algunos DP se aferraban a la barandilla\u00bb.<\/p>\n
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Auerbach hizo lo que pudo. Condujo, redistribuy\u00f3. Sin burocracia, lo m\u00e1s eficiente posible. Probablemente actu\u00f3 aqu\u00ed y all\u00e1 al borde de la legalidad. En cualquier caso, pronto se perdi\u00f3 la visi\u00f3n general, surgi\u00f3 \u00abun mercado para negocios dudosos en el entorno de la autoridad de Auerbach\u00bb. Al mismo tiempo, la Rep\u00fablica Federal se instal\u00f3 con sus nazis.<\/p>\n
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Muchos alemanes se resistieron a la justicia de los vencedores, que hab\u00edan condenado a muerte a criminales de guerra conocidos y menos conocidos. Klare lo ignora, pero es significativo que la abolici\u00f3n de la pena de muerte en la Rep\u00fablica Federal de Alemania en 1949 se remonta a una iniciativa de un pol\u00edtico de extrema derecha que quer\u00eda evitar que los nazis fueran asesinados por las potencias victoriosas.<\/p>\n
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