– \/AFP<\/span> <\/figcaption><\/figure>\nFue un visionario en muchos sentidos. Paco Rabanne falleci\u00f3 en Portsall (Finist\u00e8re), desvelado, el viernes 3 de febrero de el telegrama<\/em>informaci\u00f3n que incluye El mundo<\/em> obtuve confirmaci\u00f3n. Deja tras de s\u00ed una huella singular en la historia de la moda. A la vuelta del XXImi<\/sup> siglo, su nombre era sobre todo sin\u00f3nimo de \u00e9xitos de taquilla en perfumer\u00eda o de predicciones tan catastr\u00f3ficas como descabelladas. Sin embargo, su audaz elecci\u00f3n de materiales, su forma de trabajarlos, su visi\u00f3n vanguardista y su libertad creativa han influido en toda una generaci\u00f3n de modistos.<\/p>\nNacido el 18 de febrero de 1934 en Pasaia, en la provincia de Guip\u00fazcoa en el Pa\u00eds Vasco espa\u00f1ol, Francisco Rabaneda y Cuervo -su verdadero nombre- se sumergi\u00f3 en el mundo de la alta costura desde muy temprano gracias a su madre, que trabajaba para Crist\u00f3bal Balenciaga. Tras la muerte de su marido, coronel del rey Alfonso XIII fusilado por los franquistas, esta \u00faltima huy\u00f3 de Espa\u00f1a con sus cuatro hijos. Cruzan a pie los Pirineos y, llegados a Francia, se refugian en Breta\u00f1a, cerca de Morlaix. Paco Rabanne creci\u00f3 imbuido tanto del pragmatismo de su madre, una socialista comprometida, como del chamanismo de su abuela, tambi\u00e9n ferviente cat\u00f3lica.<\/p>\n
A la edad de 17 a\u00f1os, el joven se mud\u00f3 a Par\u00eds, donde estudi\u00f3 arquitectura durante diez a\u00f1os en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en particular con el especialista en hormig\u00f3n armado Auguste Perret. \u00bb Un arte mayor y dif\u00edcil que requiere un rigor absoluto<\/em> \u201c, le confiesa El expreso <\/em>en 2008. Este rigor, lo pone tambi\u00e9n al servicio de los dibujos que realiza, en paralelo a sus estudios, para las principales casas de moda (Dior, Givenchy, Balenciaga\u2026).<\/p>\n\u00abEn el esp\u00edritu de los dada\u00edstas\u00bb<\/h2>\n
\u00bb R\u00e1pidamente me di cuenta de que los modistos parisinos disfrutaban de una actitud demasiado anticuada para mi gusto. <\/em>(\u2026) El mundo estaba cambiando y la moda estaba empantanada en una inmovilidad espantosa. <\/em>(\u2026) As\u00ed fue como germin\u00f3 en mi mente el proyecto de presentar mi propia colecci\u00f3n de alta costura, en el esp\u00edritu de los dada\u00edstas, es decir en un gesto de provocaci\u00f3n y rebeld\u00eda, con la esperanza de sacudir un poco esa inercia y promover, tal vez, una mayor modernidad <\/em>\u201c, escribe en Camino. De una vida a otra<\/em>, su best-seller publicado en 1991 por Michel Lafon. Finalmente, no dise\u00f1ar\u00e1 edificios sino vestuarios, pero sin apartarse de un planteamiento arquitect\u00f3nico que nunca lo abandonar\u00e1.<\/p>\n