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La pel\u00edcula de Maryam Touzani es tan precisa y v\u00edvida como su prenda titular.
\n Foto: Liberaci\u00f3n de Strand<\/span>\n <\/p>\n<\/p><\/div>\n<\/p><\/div>\nEl Ad\u00e1n<\/em> o az\u00e1n<\/em>el llamado musulm\u00e1n a la oraci\u00f3n, es omnipresente en El caft\u00e1n azul<\/em>. El anuncio cinco veces al d\u00eda es un zumbido sombr\u00edo y autoritario que resuena en una tienda de caft\u00e1n dirigida por el matrimonio Halim (Saleh Bakri) y Mina (Lubna Azabal), en las calles laterales que frecuentan entre el trabajo y su acogedor apartamento, y afuera de ba\u00f1o turco<\/em> donde Halim tiene breves encuentros semanales con una serie de amantes masculinos an\u00f3nimos. la presencia de la Ad\u00e1n <\/em>es tan predecible como El caft\u00e1n azul<\/em>La trama de , que sigue la relaci\u00f3n de Halim y Mina a medida que se complica con un nuevo aprendiz en su tienda. Pero esa familiaridad no hace que el Ad\u00e1n<\/em> cualquier menos sonoro, o El caft\u00e1n azul<\/em> menos transporte. La pel\u00edcula de Maryam Touzani es tan precisa y v\u00edvida como su prenda titular.<\/p>\nTouzani ha ambientado sus dos pel\u00edculas, el primer largometraje de 2019 Ad\u00e1n<\/em> y esfuerzo de segundo a\u00f1o El caft\u00e1n azul<\/em>, en su pa\u00eds natal Marruecos, y dentro de cada uno explor\u00f3 realidades emocionales que interrumpen prejuicios religiosos o culturales. En Ad\u00e1n<\/em>, Azabal interpret\u00f3 a un panadero viudo que acoge a una joven embarazada y soltera. Como esa pel\u00edcula, El caft\u00e1n azul<\/em>otra colaboraci\u00f3n entre Touzani, el escritor Nabil Ayouch y la actriz Azabal, recorre un camino que, si bien no es imprevisible, s\u00ed se siente profundamente.<\/p>\nEl caft\u00e1n azul <\/em>explora el v\u00ednculo entre lo que haces y qui\u00e9n eres, y se\u00f1ala el descuido progresivo del consumismo a trav\u00e9s de clientes que rara vez valoran el talento singular del maestro sastre de caft\u00e1n Halim. Las rutinas formales de \u00e9l y su socio comercial y esposa Mina se ven sacudidas con la llegada del nuevo empleado Youssef (Ayoub Missioui). Primeros planos apretados colapsan el espacio entre Youssef y Halim mientras cosen juntos en la trastienda de la tienda, y tomas largas capturan sus manos tocando un par de tijeras o un carrete de hilo dorado. Youssef pronto atrae la agresi\u00f3n pasiva de Mina despu\u00e9s de que se da cuenta de que Halim lo mira demasiado tiempo.<\/p>\n\u00bfPuedes decir a d\u00f3nde va esto? Por supuesto. La pel\u00edcula a veces golpea estos ritmos demasiado repetitivamente; El anillo de bodas de Halim aparece en varias tomas, y el bloqueo a menudo sugiere que Mina est\u00e1 espiando a Halim y Youssef. Pero Touzani conf\u00eda lo suficiente en sus actores como para dejar que sus expresiones faciales y f\u00edsico digan lo que estos personajes, guiados por la correcci\u00f3n y la cortes\u00eda, no dir\u00e1n. Azabal y Bakri son alternativamente c\u00e1lidos y distantes entre s\u00ed, y ese desequilibrio insin\u00faa lo que Mina adivina pero se obliga a ignorar. Los artistas se fortalecen por lo c\u00f3modos que est\u00e1n en la incomodidad y la fluidez con la que se mueven entre el afecto y la irritaci\u00f3n. (Bakri es particularmente bueno en un total de 180 de su trabajo en el a\u00f1o pasado Costa Brava, L\u00edbano<\/em>todo delicadeza aqu\u00ed en contraste con la jactancia de esa pel\u00edcula.) Y mientras que Youssef est\u00e1 respaldado, Missioui se enfoca en la ansiosa necesidad de aprobaci\u00f3n del personaje, una cualidad que acent\u00faa la irritabilidad de Mina y la autosupresi\u00f3n de Halim.<\/p>\n